Accidente laboral fatal en Tucumán
La víctima se encontraba trabajando en el puente del Río Muerto cuando se produjo el desprendimiento de parte de la estructura. Otro trabajador fue hospitalizado.
La imagen es devastadora. Seis trabajadores, algunos de ellos todavía con sus cascos puestos, rodean el cuerpo tendido en el barro de otro de ellos. Minutos antes, estos hombres estaban haciendo tareas de mantenimiento debajo del puente del río Muerto, sobre la ruta 338 que conduce a San Javier. De repente, parte de la estructura de ese paso se les vino encima: según los primeros datos, hay un muerto y un herido.
Bomberos de la delegación de Yerba Buena fueron los primeros en acudir al llamado, y efectuaron tareas de rescate de la persona que había quedado atrapada entre la tierra y restos de hormigón, de la parte inferior del puerte, que fue la que se desmoronó, siempre de acuerdo a las primeras informaciones.
Otro de los trabajadores que fue herido por el desprendimiento tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital “Ramón Carrillo”, informaron fuentes policiales.
Debido al accidente, el tránsito se encuentra interrumpido. Ni siquiera quienes viven en la parte alta de El Corte (atrás del río Muerto) tienen permitido el acceso a sus residencias. El tránsito turístico, principalmente, está siendo desviado hacia Villa Nougués. No obstante, piden circular con precaución debito a la intensa neblina. Algunas de las fotos que ilustran este artículo fueron proporcionadas por vecinos.
En 2017, la Dirección Provincial de Vialidad (DPA), que es el organismo que se encarga del mantenimiento de los caminos, desempolvó un viejo proyecto suyo, que proponía la construcción de un nuevo puente y el ensanchamiento del camino en el tramo que va desde Horco Molle hasta El Paraíso; es decir, la obra debía iniciarse en la rotonda de la avenida Aconquija y culminar en la comisaría que se encuentra al cabo de un kilómetro, aproximadamente.
¿La razón de ese proyecto? Al momento de los argumentos, los técnicos de esa dependencia escribieron que la extracción de áridos aguas abajo ocasionó una erosión retrógrada. Eso destruyó las obras de estabilización en el cauce; descalzó los terraplenes de acceso y puso en riesgo las fundaciones de la plataforma y su estabilidad.
Otro motivo que dieron en aquel momento -menos amenazante, más no menor- es que el crecimiento de Yerba Buena -y en particular, de El Corte- ha transformado el uso de esa senda. Inicialmente -escribieron-, era una ruta de montaña, que se utilizaba con fines turísticos. Pero con el correr de los años, el tránsito ha ido en aumento, con el consiguiente incremento de maniobras de incorporación, cruce y salida. “Hoy, la ruta 338, en ese trayecto, tiene todas las características y problemas inherentes al tránsito urbano”, se lee en el texto de la iniciativa, que jamás prosperó.
Antecedentes
En 2017, la Dirección Provincial de Vialidad (DPA), que es el organismo que se encarga del mantenimiento de los caminos, desempolvó un viejo proyecto suyo, que proponía la construcción de un nuevo puente sobre el río Muerto, y el ensanchamiento del camino en el tramo que va desde Horco Molle hasta El Paraíso; es decir, la obra debía iniciarse en la rotonda de la avenida Aconquija y culminar en la comisaría que se encuentra al cabo de un kilómetro, aproximadamente.
¿La razón de ese proyecto? Al momento de los argumentos, los técnicos de esa dependencia escribieron que la extracción de áridos aguas abajo había ocasionado una erosión retrógrada. Eso destruyó las obras de estabilización en el cauce; descalzó los terraplenes de acceso y puso en riesgo las fundaciones de la plataforma y su estabilidad.
Otro motivo que dieron en aquel momento -menos amenazante, más no menor- es que el crecimiento de Yerba Buena -y en particular, de El Corte- ha transformado el uso de esa senda. Inicialmente -escribieron-, era una ruta de montaña, que se utilizaba con fines turísticos. Pero con el correr de los años, el tránsito ha ido en aumento, con el consiguiente incremento de maniobras de incorporación, cruce y salida. “Hoy, la ruta 338, en ese trayecto, tiene todas las características y problemas inherentes al tránsito urbano”, se lee en el texto de la iniciativa, que jamás prosperó.
En concreto, esa dependencia del Gobierno provincial pidió que se hagan mejoras para que la carretera responda a las exigencias actuales. Dijeron que había que pavimentar las banquinas. Eso extendería la calzada existente, de los seis metros de ancho actuales, a poco más de 11 metros. Estos anexos funcionarían para la circulación de motos y de bicicletas, y para que los vehículos se aparten de los carriles centrales cuando necesiten disminuir su velocidad. El proyecto contemplaba, además, la construcción de veredas.
Con respecto al puente, se especificaba que debía ser vehícular y peatonal, que tenía que estar hecho de hormigón pretensado y que debía incluir protecciones en los cauces y en los márgenes. El planteo estructural consistía en un tablero, apoyado sobre dos vigas cabeceras.
En 2016, luego de las tormentas del verano de 2015, se hicieron tareas de prevención para evitar que esa erosión retrógrada -mencionada en el informe- se profundiza. Tras esas reparaciones, los especialistas que en aquel momento habían sido consultados por este diario expresaron que el puente no se caería debido al tráfico habitual. Pero si advirtieron que un elemento inusual, como otro aguacero, podría llevárselo.
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