Acuerdo con Brasil para la fabricación de armamento
Los gobiernos de Brasil y la Argentina encararán la fabricación conjunta de diversos tipo de armas, tanto para la defensa regional como la exportación. Es lo que se desprende de uno de los acuerdos -el de "producción para la defensa"- que el viernes firmarán en la Casa Rosada la presidenta Cristina Fernández y su par de Brasil, Inacio Lula Da Silva.
Hace ya varios años que Brasil pudo perforar el cerco tendido por el exclusivo club de países exportadores de armamento, una industria muy redituable y que siempre tiene compradores.
En la Argentina, en cambio, la fabricación de elementos bélicos propios tuvo su mejor momento en el primer peronismo y con intermitencias y algunos logros -como la tecnología misilística- llegó a los tumbos hasta la administración de Carlos Menem, que se encargó de desmantelar lo poco que había en pie.
Si este "acuerdo de cooperación" escala hasta convertirse en realidad, abrirá un nuevo espacio al proceso de integración y pondrá celosos a aquellos países (EE.UU., Rusia, Francia, Gran Bretaña) que pelean con uñas y dientes mercados para sus respectivos fabricantes de armas.
Para aprontar los acuerdos del viernes, los cancilleres de Brasil, Celso Amorim, y de Argentina, Jorge Taiana, estuvieron reunidos más de 5 horas el último sábado en Río de Janeiro.
Además del de producción para la defensa, Cristina y Lula firmarán acuerdos de cooperación científica y técnica, espacial y nuclear, un dato revelador en lenguaje de un alto funcionario argentino, del "tinte productivista" que se busca imprimir a la relación con Brasil.
Además, Lula y Cristina pasarán revista a lo que está ocurriendo en la nueva ronda de la Organización Mundial de Comercio que transcurre en Ginebra. Sobre este asunto, el Secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Argentina, Alfredo Chiaradía, declaró que en el capítulo agrario "hay 170 corchetes", un eufemismo para indicar que subsisten 170 asuntos que involucran cuestiones arancelarias que perjudican a los países exportadores de productos primarios, como Argentina, Brasil y el resto de América del Sur. No hay que descartar que Cristina y Lula hagan un pronunciamiento sobre el tema.
Los presidentes de Brasil y la Argentina analizarán también la agenda del Grupo de Río, cuya cumbre se hará el 6 y 7 de marzo en República Dominicana. La diplomacia local subestimó a esta organización latinoamericana, al punto que Kirchner, como presidente, nunca fue a una cumbre.
Cristina y Lula tratarán también de buscar coincidencias para darle sentido al encuentro de presidentes de América del Sur previsto que se realice en Bogotá a fines de marzo. La cumbre de sudamérica es empujada con fuerza por la diplomacia brasileña y fue resistida aquí en tiempos de Kirchner. El kirchnerismo suponía, hasta hace poco, que es más pertinente empujar el proceso de unidad de sudamérica a partir del Mercosur al tiempo que recelaba de la influencia brasileña.
Otro asunto de interés es la primera cumbre del Mercosur con la India y países del sur de Africa que se hará en Buenos Aires a mitad de 2008, para darle aire a la relación sur-sur pregonada, pero en lo que se avanzó poco.
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