ACUSADO DE CORRUPCIÓN, RENUNCIÓ EL MINISTRO DE HACIENDA DE BRASIL
En una renovada expresión de crisis política, que el presidente brasileño Lula da Silva no pudo frenar, renunció ayer a su cargo el ministro de Hacienda, Antonio Palocci. La situación del ex funcionario se había complicado a fines del año pasado, a partir de denuncias de supuestas irregularidades cometidas cuando era intendente de una ciudad paulista (2001-2002). Pero por su condición de “garante” de la estabilidad económica, la oposición a Lula no se había animado hasta ahora a tocarlo.
Hace un mes, los opositores habían renovado la andanada de acusaciones contra el colaborador presidencial. Al punto que Palocci llegó a reconocer, el viernes pasado, en una reunión empresarial que estaba “viviendo un infierno”. Quien entra en reemplazo del segundo “hombre fuerte” en caer en menos de un año —el primero fue el ex ministro José Dirceu— es el economista Guido Mántega, actual presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social.
Mántega, un “histórico” del Partido de los Trabajadores que asesora a Lula desde 1993, no tiene el perfil de su antecesor inmediato: hace poco criticó al ex ministro por mantener las tasas de interés en niveles tan elevados que convierten a Brasil en campeón mundial en materia de intereses financieros.
Ayer, los mercados locales permanecieron tranquilos, como si descartaran que la caída de Palocci pudiera provocar un vuelco radical de la política económica del gobierno. El índice Ibovespa de la Bolsa de Sao Paulo subió apenas 0,17%.
Ayer, el presidente Lula se mostró muy nervioso en Curitiba donde vino a inaugurar una conferencia de la ONU. En el estrado, se le escaparon gestos de ansiedad. Sabía que a su vuelta a Brasilia, al mediodía, el ministro Palocci le entregaría el pedido de renuncia indeclinable.
El ex funcionario, un íntimo amigo del presidente brasileño que coordinó la campaña electoral de 2002, sufría ataques diarios de la oposición política brasileña representada por el Partido Socialdemócrata de Brasil y por su aliado de ultra derecha, el Partido del Frente Liberal.
Pero el caso que lo obligó a salir del gobierno se originó en una denuncia reciente de un cuidador de una casa alquilada en Brasilia por ex colaboradores de Palocci. El casero acusó al ex ministro de frecuentar esa residencia donde supuestamente se tramaban “negocios sucios”. Aparentemente, los opositores habrían sobornado al vigía para que acusara al ex funcionario. Eso es lo que parece surgir de una investigación sobre las cuentas bancarias del hombre ordenada por el portavoz del ex ministro. Sólo que para revisar las cuentas, Palocci tuvo que ordenar la quiebra del secreto bancario, un hecho que en Brasil requiere una orden judicial. Esto fue lo que finalmente provocó su caída.
Para los opositores a Lula, entre ellos su principal adversario, Geraldo Alkmin, un socialcristiano de derecha que viste el ropaje socialdemócrata, la caída de Palocci será vivida como un éxito. Y de hecho lo es, si se piensa que el presidente brasileño enfrentará la reelección sin las dos personas que más contribuyeron a su triunfo en los comicios de 2002: Dirceu y Palocci. Otro dato a tener en cuenta es que buena parte de la población brasileña vive la creciente polarización electoral entre el presidente y el gobernador de San Pablo, Geraldo Alkmin, como una lucha entre “pobres y ricos”, donde Lula encarna a los más postergados.
La era Palocci en la economía brasileña se distinguió por tres elementos: altas de interés, superávit fiscal muy elevado, pago de la deuda externa y un crecimiento limitado del producto bruto interno. También trajo un aumento sustancial de la presencia brasileña en el comercio internacional. Y representó una estabilidad económica como no se vivía en el país desde hacía más de una década.
Si la política económica fue de corte neoliberal, ésta no le impi dió a Lula cumplir con sus programas sociales. Por el contrario, bajo el gobierno del actual presidente brasileño, 40 millones de brasileños se incorporaron al mercado gracias a los subsidios recibidos en alimentación.
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