Eliminatorias Sudamericanas
Argentina empató con Colombia en el Monumental

No jugamos bien, Colombia nos superó y hasta mereció ganar el partido. Pero decidió vender cara la derrota y el gol de Thiago Almada, la figura argentina, hizo que salvara el invicto en el Monumental.
Enviado Especial a Buenos Aires- No se la hizo fácil Colombia a Argentina. El golazo de Luis Díaz –la gran figura del primer tiempo-, arrancando por su izquierda (un sector que Molina no defendió bien), enganchando hacia adentro para dejar a dos hombres en el camino y definiendo con gran clase ante la salida de Dibu Martínez, fue el corolario de un primer tiempo en el que los colombianos conjugaron orden, solidez y peligrosidad a la hora de atacar, aprovechando también algunos desacoples defensivos no habituales en Argentina.
Las apariciones de Messi, el despliegue de De Paul y la movilidad de Julián Álvarez no alcanzaron. Escaso aporte de Enzo Fernández para el manejo de la pelota, mucho estatismo, poca sorpresa y falta de profundidad de una Argentina que terminó chocando con una defensa sólida y bien parada durante toda la parte inicial.
Inclusive, Colombia tuvo la posibilidad de aumentar el resultado favorable cuando Machado se proyectó y apareció por el sector más sensible de la defensa argentina (el que marcaba Molina) para rematar muy mal de zurda, en forma totalmente desviada y desde una posición inmejorable.
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¿Cuál era la consigna?, manejar el partido a través del control de la pelota. Lo intentó, pero no hubo repentización, cambio de ritmo y no se fabricaron los espacios para que alguien aparezca por sorpresa. Entonces, Argentina concluyó siendo un equipo absolutamente previsible y al que no lo salvaron las individualidades, pues algunas de ellas no estuvieron en una buena noche en esa parte inicial.
La jugada más clara fue un gol de Enzo Fernández bien anulado por el paraguayo Juan Benítez, el árbitro del partido, a instancias del juez de línea. Messi había intentado participar en la jugada previa cuando estaba claramente adelantado y obstruyendo el accionar de Mier, el arquero colombiano. Esto fue observado por el línea que levantó la bandera correctamente.
Prueba de todo esto, es que Scaloni metió dos modificaciones en el arranque del segundo tiempo. Puso dos jugadores aptos para el desborde por los costados. Tanto Nicolás González como Giuliano Simeone se ubicaron bien abiertos, saliendo Molina y De Paul (quizás lo más sorprendente en las decisiones de Scaloni en el entretiempo).
Nada cambió. Argentina siguió sometido en la impotencia, mientras que los colombianos tenían algunos espacios que se aprovechaban. Luego de una doble tapada de Martínez, la gente trató de levantar al equipo con su aliento. Y así llegó la primera de peligro en la parte final cuando se jugaban 18 minutos y fue un remate de Nicolás González que tapó, dando rebote, el arquero Mier y que luego, tras el pase atrás de González, no pudo aprovechar Enzo Fernández.
En ese contexto de dificultades, Argentina no supo aprovechar una jugada que parecía inofensiva (tiro libre de Messi), pero que se le complicó a Mier, que dio rebote y no pudo darle precisión Nicolás González, que le pegó con fuerza e hizo rebotar la pelota en el palo. Y como dice el refrán, “sobre llovido, mojado”, porque enseguida se fue expulsado Enzo Fernández por un golpe peligroso con los tapones de sus botines sobre el rostro de Kevin Castaño. Con uno menos, a Argentina se le complicaba seriamente el panorama en un partido al que nunca pudo encontrarle la vuelta.
Pasados los 30 minutos, Scaloni sacó a Messi y a Medina para que ingresen Palacios y Foyth. Seguramente, esa decisión del técnico argentino estaba acordado con un Messi que evidentemente no estaba para aguantar los 90 minutos. Que Messi salga –y mucho más con el equipo perdiendo- es un escenario impensado en otros tiempos.
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Y llegó el gol
Y cuando el partido se le complicaba demasiado y el tiempo le jugaba en contra, con uno menos, llegó una jugada de Almada, de lo mejorcito de Argentina, que se metió en el área por el callejón del “8” y le pegó en forma cruzada, dejando sin chances a Mier. ¿Injusticia?, posiblemente, porque los colombianos hicieron un buen partido y fueron más consistentes en todos los aspectos, pero no contaban con ese “plus” que tiene el jugador argentino para sobreponerse a las dificultades e ir a vender cara la derrota. Y Argentina, con uno menos, lo hizo.
El empate ya era un excelente resultado por todos esos condimentos que acabamos de describir. Colombia fue a buscarlo en el final y así también lo entendió Scaloni, que hizo un último cambio defensivo: puso a Balerdi y sacó a Almada, el mejor de Argentina.
Poco nivel
No jugó bien Argentina. Y mucho tuvo que ver la buena actuación de Colombia, que planteó bien el partido, cerró los caminos a Mier, fue práctico, ordenado y tuvo un plan de juego que complicó mucho a la selección de Scaloni. En otras circunstancias, el punto tendría valor a poco. Por cómo se dio el partido (que fue picante y no bien llevado adelante por el árbitro), sumó. No siempre se puede jugar bien. Y si eso pasa, es bueno no perder. El Monumental sigue siendo inexpugnable.