“Autorretrato”: La historia de Palito Ortega en primera persona
Uno de los artistas más importantes de la música nacional recorrió la primera parte de su vida y la volcó en su autobiografía con una exactitud que asombra: “Gracias a Dios no se empañó tanto el espejo de mi memoria”.
A más de 35 años de haber creado la canción “Autorretrato de mi vida”, Palito Ortega volvió a poner en palabras lo que fueron sus primeros pasos en este mundo y lanzó Autorretrato, su autobiografía. En el primer tomo -promete que habrá más-, uno de los artistas más importantes de la historia nacional cuenta en primera persona cada momento, situación o charla que lo marcó desde su nacimiento hasta los primeros años de su exitosa carrera y el comienzo de su matrimonio con Evangelina Salazar. Lo hace con exactitud, como si quisiera que ese relato que se convirtió en leyenda, el de un chico que viajó desde Lules, Tucumán, a la Capital, fue lustrabotas y vendedor de diarios, entre otros oficios, hasta convertirse en estrella, deje de serlo. “Gracias a Dios no se empañó tanto el espejo de mi memoria”, dice a la cámara de Infobae sobre el relato fiel que volcó en las páginas del libro editado por Planeta. “Tengo muy frescas todas las imágenes de mi infancia, mi adolescencia, y es lo que en este primer tomo reflejo. Hay cierta gente que es imposible de olvidar hasta el gesto”.
Antes de tener su primera oportunidad de grabar en la discográfica RCA en 1962 -de las más importantes en esa época-, acompañó a una orquesta en su gira nacional como asistente -lo que hoy sería un “plomo” para cualquier banda- sin cobrar un sueldo fijo, se presentó de manera estable en un cabaret mendocino y tuvo que hacer el servicio militar. Palito nunca bajó los brazos. Según él, “el espíritu es importante” para superar todos los obstáculos. También es clave cómo se encaran las adversidades y cuál es la actitud ante los pasos positivos: “Los buenos momentos te pueden confundir mucho. Un aplauso te puede llegar a hacer sentir que ya está, que estás en el Olimpo de la gloria y de ahí no te va a bajar nadie. No hay que hincharse demasiado cuando uno entra por la puerta del éxito. Después, si tenés que salir, te cuesta mucho. Habiendo arrancado muy de abajo, empezado con lo más elemental, todo lo que conseguí me lo gané despacio y con mucho sacrificio. Es importante ese aprendizaje para valorar cuando uno empieza a tener cosas porque sabés lo que te costó conseguirlas”.
A lo largo de las páginas del libro se instala una sensación: Palito estaba marcado para tener el éxito que logró como cantante. “Creo en el destino porque me pasó. Viví muchos episodios que por lo menos me da la pauta de que hay algo en esto del presentir”, contesta el artista y vuelve a contar un episodio fuerte que atrapa en Autorretrato: “Salí de un hotel en Bahía Blanca. Pasó una mujer mayor caminando y se detuvo. Volvió y me dijo ‘¿quién es usted?’. Yo le respondí y me contestó ‘usted tiene una energía tan fuerte y no me dejó pasar’. Yo me quedé mirándola y esbocé una sonrisa. Me quedé sin respuesta. Me dijo ‘aunque usted se ría, se va a acordar de mí un día. Algo va a pasar en su vida’. Esto me pasó muchas veces. Es un presentir que no sé si es tan común, pero se cumplió mucho de lo que yo a veces decía, porque yo desde chico pensaba que iba a cantar frente a muchísima gente”.
“Finalmente, una tarde de domingo, cuando el sol empezaba a cerrar sus párpados, mi padre puso su mano sobre mi hombro. Me miró con esos ojos conocedores de la vida, y con voz pausada dijo:
-Me duele que se vaya
Hizo un silencio corto y prosiguió:
-Pero me dolería mucho más si un día usted me hace sentir culpable de ser otro de los tantos muchachos que en este pueblo fueron malgastando sus vidas hasta quedarse sin futuro.”
En Autorretrato aparecen las palabras con las que su padre Juan le dio permiso de irse a Buenos Aires cuando tenía 14 años. Palito asegura que nunca tuvo una charla de ese calibre con Martín, Julieta, Sebastián, Luis y Rosario, los hijos que tuvo con Evangelina Salazar, porque los ha preparado para que enfrenten la vida con sus cosas buenas y malas: “A veces las palabras están de más cuando la situación se vive y es claro lo que estás viviendo. Yo no abro un juicio sobre los comportamientos humanos, pero yo digo ‘nunca llegué borracho a mi casa, nunca llegué drogado, nunca le levanté la mano a nadie y trabajé, trabajé y trabajé’. Muy pocas veces recuerdo que por alguna circunstancia especial senté a mis hijos como mi padre me sentaba a mí y hablé de un tema determinado”. Para Palito ser un buen ejemplo y darles la libertad de que forjen su camino de la forma que quieran es clave. También es fundamental que no todo sea rosas y en la charla se mete el trabajo de Sebastián como productor de ficción, con el rating determinando si lo que hiciste es un suceso o un fracaso. “Es bueno que pase eso”, asegura: “Porque el éxito confunde mucho y si no hay algo que te haga reflexionar en qué te equivocás y analices, vas a pensar que siempre sos un fenómeno; y no, sos una persona”. El perfil de su hijo Luis como director de cine también está bajo su ojo analítico: “A Luis hay que dejarlo. Nunca quiso hacer televisión. La única vez que su hermano Sebastián pudo convencerlo, le respondió ‘yo voy con la condición de que no me exijas hacer un capítulo por día. Si yo te hago un capítulo en tres días tenés que darte por satisfecho’. Hizo Historia de un clan y finalmente se llevó todos los Martín Fierro como Unitario. ¿Por qué? Porque a él le gusta hablar mucho con el actor, le gusta saber a ver dónde está la sensibilidad de ese actor. Trabaja mucho con el amor, con el hablar, con pedirle al personaje lo que él está buscando y le da vuelta con la cámara hasta que encuentra justo lo que él está buscando”.
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