Tragedia en Asia
Bombardeo mortal a un hospital en Birmania: al menos 33 muertos en medio de una crisis que no deja de escalar
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El ataque aéreo ocurrió en Mrauk U, un territorio controlado por una guerrilla opositora a la junta. Denuncian que el hecho se da a semanas de unas elecciones cuestionadas y en un país sumido en una guerra civil.
Un brutal ataque aéreo volvió a sacudir este jueves al convulsionado estado de Rakáin, en el oeste de Birmania. Un hospital de la localidad de Mrauk U quedó reducido a escombros tras ser alcanzado por dos bombas lanzadas por aviones de combate de la junta militar, dejando al menos 30 muertos y más de 70 heridos, según denunciaron organizaciones humanitarias y grupos rebeldes que operan en la zona.
El hospital, que funcionaba colapsado por la falta de centros de salud operativos debido a los combates, fue impactado de lleno pasadas las 21.20 del miércoles. Imágenes difundidas por trabajadores humanitarios mostraron, techos derrumbados, estructuras fracturadas y cuerpos tendidos entre los restos calcinados, en una escena que describieron como una “masacre”.
Por qué habría ocurrido el ataque
Tanto el Ejército de Arakán (AA), una poderosa guerrilla étnica que controla gran parte del estado de Rakáin, como el Comité de Representantes de la Asamblea de la Unión (CRPH), disuelto por el golpe de 2021, atribuyeron el ataque directamente a la fuerza aérea de la junta militar. Según sus voceros, el régimen habría apuntado deliberadamente contra una zona bajo control rebelde, pese a que el hospital atendía exclusivamente a civiles.
El bombardeo ocurre a menos de tres semanas de las elecciones que la junta pretende realizar el 28 de diciembre, unos comicios cuestionados internacionalmente y sin oposición real, ya que los principales referentes democráticos están presos, exiliados o directamente proscritos. Para los grupos opositores, el ataque busca consolidar el control militar en territorios rebeldes antes de esos comicios.
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Un país atrapado en una espiral de violencia
Desde el golpe de Estado de febrero de 2021 —que derrocó al gobierno electo de Aung San Suu Kyi— Birmania vive una guerra civil abierta. El Ejército enfrenta a múltiples guerrillas étnicas y a grupos de resistencia civil, que se articularon tras la represión de las protestas.
En Rakáin, el Ejército de Arakán ha ganado terreno de manera sostenida: controla 14 de los 17 municipios del estado, un área más grande que Bélgica, según estudios regionales. Desde que se rompió el alto el fuego en 2023, la violencia escaló sin pausa.
Los ataques aéreos también se multiplicaron. Solo en 2025, la junta lanzó más de 2.100 bombardeos hasta noviembre—superando ya todas las cifras del 2024—, según datos del Armed Conflict Location & Event Data Project.
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Situación actual
Los pacientes que sobrevivieron al ataque fueron evacuados a zonas seguras, aunque la infraestructura sanitaria del estado se encuentra prácticamente colapsada. La junta militar no emitió comentarios sobre lo ocurrido, mientras que organizaciones regionales como ASEAN Parliamentarians for Human Rights condenaron el ataque y lo calificaron como una violación grave de derechos humanos.
Mientras avanza la cuenta regresiva hacia unas elecciones sin legitimidad, el país permanece fragmentado, militarizado y sumido en una de las peores crisis humanitarias del sudeste asiático. Para las comunidades de Rakáin, el ataque al hospital de Mrauk U no es un hecho aislado, sino otro capítulo de una guerra que parece lejos de terminar.

