Bullrich: “Yo no aconsejo que regresen los visitantes a las canchas”
La ministra realizó un extenso repaso de su gestión en una entrevista con Infobae. Además habló de narcotráfico, terrorismo e inseguridad.
Hace más de medio siglo Juan Duarte, Juancito, el hermano de Eva, fue encontrado muerto por el japonés Irajuro Tashiro. Estaba arrodillado, en calzoncillos, camisetas y medias. Tenía un tiro en la sien, la cabeza estaba sobre la cama sumergida en un charco de sangre y había un revólver calibre 38 tirado al lado de los zapatos. Sobre la mesita de luz había una nota de despedida. Pese a ello, todavía son mayoría las personas que creen que se suicidó.
De aquella escena hoy ya no queda nada en el coqueto edificio de la calle Gelly Obes que heredó el Ministerio de Seguridad. Pero sí hay fotos. Muchas fotos. Las más pintorescas, en el improvisado Museo de Gestión que montó el reportero de confianza que sigue a Patricia Bullrich desde sus años de diputada nacional.
El pasillo que conduce a la oficina de la ministra también es una pequeña galería de imágenes. Entre ellas, una de la funcionaria junto al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, acompañada por el autógrafo del líder demócrata. En el despacho están las más formales. Una del presidente Mauricio Macri con la banda y el bastón, otra del día de la jura y la tercera es una toma grupal de la custodia de la funcionaria. No mucho más. Luego abundan las condecoraciones y los diplomas, varios monitores, algunos artículos personales y teléfonos que no dejarán de sonar durante la entrevista, por supuesto.
Allí y con gelatina de frutilla en mano -“es light”, aclaró su asistente-, Bullrich recibió a Infobae para hacer un repaso de sus primeros meses de gestión y hablar de sus planes a futuro. Adelantó, por ejemplo, que monitorearán a los refugiados sirios que lleguen al país: “Trabajamos con acuerdos internacionales. Las personas que vienen pasan por bases de datos de Interpol y Europol. Y eso nos ayuda a saber que al menos no figuran en esas listas”.
Y consultada respecto a la posibilidad de que se persiga judicialmente a aquellas personas que contribuyan económicamente con Hezbollah -y a otros grupos extremistas-, recordó que ya tiene media sanción la ley de extinción de dominio. Normas similares son utilizadas por los Estados Unidos y países de la Unión Europea para asfixiar el flujo de dinero que recibe la agrupación chiita del Líbano. “Creemos que cortar el financiamiento es fundamental”, indicó Bullrich.
– ¿Con qué se encontró en diciembre de 2015 cuando asumió como ministra?
Nos encontramos con un Ministerio que aumentó la cantidad bajando la calidad, sobre todo en las fuerzas federales. Salvo la Policía Federal, que no aceptó estas condiciones por su tradición, las otras fuerzas tuvieron una merma muy importante en tiempo de formación.
Por otro lado también encontramos una influencia ideológica en las fuerzas de seguridad. Buscando en las currículas de las escuelas, había una réplica de lo que era el discurso oficial del kirchnerismo. En historia y en todas las materias que hacen a la formación de la Policía.
En el Instituto Universitario de la Policía Federal, la materia historia, que debería ser normal y lógica, era contada como si fuera un Paka Paka. Una cosa totalmente sesgada, armada con un direccionamiento. Fue una copia del modelo venezolano, donde las fuerzas de seguridad respondían no solamente por la verticalidad del Estado, sino a un régimen.
-¿Tiene un ejemplo de ello? ¿Qué se enseñaba?
La reivindicación de Rosas y Perón como una línea histórica. En el medio nada. La historia de las organizaciones populares como las únicas que habían defendido la democracia. La destrucción de los partidos políticos y la reivindicación del kirchnerismo como una fuerza política liberadora, como la continuidad del movimiento nacional y popular. Era una historia hecha a la medida de Cristina y Néstor.
-¿Qué cambió en estos 10 meses de gestión?
La Policía Federal está cambiando el paradigma. Ya no es una fuerza territorial; es una policía de delitos complejos, de investigación. En la Gendarmería, el delito que se enfrenta en la frontera también es complejo, entonces estamos trabajando mucho en la especialización. No queremos que la droga se encuentre solamente en las rutas, sino que además haya una tarea de investigación porque es ahí donde se ataca la raíz del problema.
Y frente al tiempo que necesitan las policías locales para reorganizarse, sobre todo en lugares donde el narcotráfico ha penetrado fuerte, tenemos que salir ayudarlos, como es el caso de provincia de Buenos Aires y de Santa Fe.
– ¿Cómo es este proceso de colaboración con esas provincias?
Nuestro compromiso es no sacar gente de la frontera. Cuando llegamos había militares, que cuando pasaba un narcotraficante no podían hacer nada porque no se los permite la ley de seguridad interior. No lo podían detener. No podían usar armas. Lo único que hacían era una especie de línea maginot, que terminó en la segunda Guerra Mundial cuando la pasaron por arriba.
Nosotros llevamos muchos gendarmes y prefectos a zona de frontera y a lo que llamamos el segundo anillo. Estamos en esta teoría de 70-30: 30 en la frontera y 70 en la primera profundidad, que es a menos de 200 kilómetros de la frontera. Es donde puede entrar el avión que bombardea la droga o donde necesariamente tiene que pasar un auto o una camioneta. Desde la frontera hasta Buenos Aires, hay 8 veces que te para la Gendarmería o la Prefectura. Y eso hace que se inventen nuevas formas de traficar droga. Una que estamos viendo muy seguido es a través del correo.
– ¿Se trafica droga a través de encomiendas?
Hay que pensar como el tipo que está en este negocio criminal. Trabaja por la plata. Si tiene 8 posibilidades de que le saques la mercadería o le agarres su lugar de acopio, empieza a buscar otras alternativas. Y estamos encontrando muchos casos de utilización de los correos. Hoy firmamos un acuerdo con el correo para empezar a capacitar a los empleados para que puedan distinguir matrices de riesgo, olores, distintas cosas…
– Sin violar la correspondencia
Por supuesto. Esto es con escáneres, perros que huelen o simplemente con algún dato otorgado por un juez que genere alguna sospecha.
– ¿La Justicia está colaborando contra el narcotráfico?
Cada vez más. Al principio teníamos muy pocas causas. En Capital tenemos a los famosos 12 jueces federales que también tienen las causas de narcotráfico. Hoy trabajamos con ellos. A veces te pasa en un barrio que sacás a una banda y le das el dominio territorial a la otra; entonces tenés que sacarlas a las dos juntas. Lo hablamos con (Ricardo) Lorenzetti y nos dio una idea: trabajar sobre el conflicto, en toda la zona. Lo mismo hacemos en Santa Fe.
El objetivo nuestro es que se entienda que las fuerzas federales lo que tienen que hacer es concentrarse en desarraigar, en desestructurar a las bandas que tienen armas, que tienen drogas, que hacen trata y esa es la tarea principal. La tarea principal no es ser policía de proximidad o de patrulla.
– Hay una zona muy caliente que es la Triple Frontera, donde hay elementos terroristas, narcotráfico y financiamiento de la droga. ¿Cómo están trabajando allí? ¿Hay coordinación con Brasil y Paraguay?
Hay un comando tripartito entre Brasil, Argentina y Paraguay. Paraguay está haciendo un esfuerzo por tratar de bajar los niveles de producción de marihuana que tiene. Nosotros hemos entrado a un programa de observación de cultivos y de quema de cultivos donde participa Brasil. Somos observadores y el año que viene vamos a estar presentes en el lugar.
Con Brasil vamos a tener una reunión, que surgió del diálogo del presidente Macri con el presidente Temer, donde podamos pensar en compartir tecnología adecuada para las fronteras. Imagínense: uno tiene un radar en la frontera de 360 grados. Uno puede tener un espejo de un centro de monitoreo en cada lado y de esa manera puede mirar todo. Ese es un objetivo que nos planteamos.
Con Bolivia hemos hablado para avanzar sobre las organizaciones criminales. La idea es empezar a hacer operativos en conjunto porque ahí hay una conexión muy clara: el capitalista, el que pone la plata, está en Bolivia. La cruzan de a poquito. En general no tenemos cruces de droga masivo. Por ahí, alguna vez hay un gran camión, pero por lo general son muchos pasadores. Y después los lugares de acopio. Entonces la idea es trabajar sobre eso. Sobre los aviones que cruzan la frontera. Y los que financian la droga en la frontera del lado boliviano.
– ¿En qué etapa se encuentra el traspaso de la Policía a la Capital?
En un 95 por ciento. Nos quedan algunos temas de orden institucional: por ejemplo, todavía Asuntos Internos de la Policía Federal juzga a los policías que ya están transferidos hasta tanto se vote la ley en la Ciudad de Buenos Aires. Hay una serie de cosas burocráticas que hay que ir separándolas, pero la Ciudad ya tiene total y plena operatividad sobre la Policía Federal Transferida.
– Durante la gestión anterior, Aníbal Fernández habló de “sensación de inseguridad”. ¿Cómo describe usted la situación actual del delito?
Nosotros estamos trabajando para que la gente se sienta cada vez más segura. Esto lo vamos a medir con un primer elemento que no teníamos que son estadísticas confiables. Cuando llegamos, nos encontramos que los últimos datos que habían eran de 2008. De 2008 a 2015 desaparecieron todos los números. Reconstruimos con mucho esfuerzo las de 2015 en base a datos que fueron informando las provincias. En 2016 nos reunimos con todas las provincias y pusimos parámetros sobre cómo se va a medir cada delito. ¿Cómo mido un homicidio? ¿Lo mido en el momento exacto o cómo se hace internacionalmente que contempla hasta 30 días después de cometido un ataque?
Ese punto de partida va a ser nuestra línea de arranque y a partir de ahí nos vamos a poder medir. Hoy nos estamos midiendo todavía con las denuncias policiales o lo que aportan las fiscalías. Tenemos números, pero no los vamos a dar hasta que no tengamos confianza en que estamos todos midiendo iguales.
– ¿Y estos primeros datos que empiezan a manejar qué le dicen a usted?Nosotros creemos que vamos a estar mejor. En algunos delitos tenemos cifras mejores, en otros estamos empatados y en otros estamos peor. Creemos que pasó muy poco tiempo para medirnos. Hay toda una inercia. Estamos hablando de instituciones que algunas de ellas tienen 200 años. Hay todo un trabajo que hay que hacer, pero estamos convencidos que en el tema de delitos complejos, que a nosotros nos toca, estamos mucho mejor.
– ¿Cree que el terrorismo hoy puede ser una amenaza para el país?
Es una amenaza que surge cualquier día, en cualquier momento y en cualquier lugar, por lo cual hemos avanzado mucho en protocolos de acción. Tenemos un nuevo protocolo que indica qué tiene que hacer cada nivel: desde el nivel municipal hasta las fuerzas de seguridad. Hemos hechos ejercicios y trabajos para prepararnos. No tenemos algún tipo de amenaza inminente, pero creemos que es importante estar preparados.
– ¿Se pudo esclarecer qué sucedió con los prefectos denunciados por los chicos de la revista Garganta Poderosa?
Sí, los echamos a todos los prefectos. Los dimos de baja de manera inmediata. Lo que nos transmitió el jefe de la Prefectura es que había silencio. Cuatro de ellos no se habían presentado. Cuando hay silencio y nadie dice lo que pasó es porque hay un pacto.
Tiene que ser ejemplificador para todas las fuerzas. Esa persona no solamente no es más prefecto, sino que no va a cobrar la jubilación ni el retiro. Además los fuimos a buscar y los entregamos a la Justicia. Había suficientes indicios para hacer lo que hicimos.
– ¿Cree que los hinchas visitantes van a volver a los partidos de fútbol definitivamente?
Desde la perspectiva de la seguridad, a nosotros es lo que menos nos importa. Eso lo tiene que decidir la AFA o quienes trabajan en el fútbol. Nosotros necesitamos que quienes vayan a la cancha no vayan a destruir, golpear, pegar, robar o vender drogas. Ése es nuestro interés.
Si me preguntan a mí, yo hoy no lo aconsejo. Esperemos un poco. Primero ordenemos, saquemos la ley de violencia en el fútbol y trabajemos para que el sistema de tribunas seguras de pedirle a todo el mundo el DNI funcione. A partir de ahora, cuando salga la ley, el derecho de admisión lo va a tener el Estado.
– ¿Desconfían en los clubes?
No es un tema de desconfianza. Muchas veces lo que sucede es que al del club lo aprietan. Yo lo viví de cerca en mi club, Independiente. Un contador, un vecino del barrio y no pudo (en alusión en Cantero). El otro día estuve con un dirigente de Newell’s, que le balearon la casa, y me contó lo mismo. ¿Qué tenemos que hacer nosotros? Interponer el Estado en el medio. El Estado tiene que ser el que diga: usted es un barra, usted va preso, usted tiene tal causa, usted esto, usted lo otro.
– Al presidente de Independiente actual también lo conoce
Sí… (mueca risueña). Yo me afilié a Independiente para votarlo a Cantero.
– Ya sabemos por quién no votó, entonces.
No. No fui a votar después. La verdad que siento que es muy importante dar un paso más que es que los barras se mezclen con los peores delitos que tiene la Argentina. Tenemos que actuar rápido. Espero que nos voten rápido la ley.
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