BUSCARON A FERNANDA POR EL DATO DE UNA VIDENTE, PERO NO ENCONTRARON NADA
Un dato aportado por una supuesta vidente, que anoche, en el programa de Susana Giménez, de Telefé, aseveró que Fernanda Aguirre estaba enterrada a escasos metros del ingreso al campo de la familia Tórtul, en San Benito -donde la niña fuera llevada por la fuerza por su secuestrador, Miguel Angel Lencina, en la tarde del 25 de julio del año pasado- motivó un amplio despliegue policial en horas de la madrugada, para realizar excavaciones que recién finalizaron cerca de las 2.50, cuando no encontraron rastro alguno y optaron por levantar las tareas. La búsqueda -que ocupó a unos 20 efectivos- se hizo en una amplia extensión y causó malestar en propios y extraños, puesto que surgió a partir del sólo señalamiento realizado por la vidente -cuyos antecedentes se desconocen-, que anoche apareció acompañada en la tv por la madre de Fernanda, María Inés Cabrol y el subsecretario de Justicia de la provincia, Walter Carballo. La mujer, denominada “María del Carmen”, había estado en San Benito el último martes 2, acompañada de un equipo de producción de Telefé, oportunidad en que “marcó” el supuesto lugar donde se podrían haber encontrado los restos de la pequeña, pero nada de ello ocurrió.
La presencia de María Inés Cabrol -madre de Fernanda Aguirre, desaparecida hace ya más de un año- en el programa de Susana Giménez (Telefé) fue el primer impacto de la noche. La humilde mujer nunca había estado en un espacio de tanto rating y de tales características. Pero no fue la única sorpresa. A su lado estaba el subsecretario de Justicia, Walter Carballo -a cargo también de la Oficina de Atención a la Víctima de la provincia- y sin dudas el funcionario que más acompañó en su búsqueda a la familia Aguirre en toda su periplo en la búsqueda de respuesta y había una tercera persona, desconocida para el público de Entre Ríos. Esta última mujer, denominada “María del Carmen”, autocalificada “vidente”, fue el eje del bloque televisivo, porque reveló allí que Fernanda estaba muerta y que había podido determinar el lugar exacto en donde se encontraban sus restos, a partir de supuestos encuentros extrasensoriales.
Dos días antes, la mujer “con poderes” estuvo en San Benito junto a un equipo de producción de Telefé y marcó una zona ubicada a escasos 20 metros del acceso al denominado campo de la familia Tórtul, en la esquina de las calles Federación y San Martín, camino a los cementerios del lugar. O sea, el sector donde esa tarde del 25 de julio de 2004 fue interceptada Fernanda y llevada a la fuerza por Miguel Angel Lencina -en compañía de su sobrino Jonathan-, tras lo cual la nena fue violada, perdiéndose luego su rastro. “Al lado de este árbol Lencina la violó por última vez y está enterrada aquí”, dicen que señaló la mentalista, de acuerdo al concepto de un baqueano de la zona que la acompañó al campo de los Tórtul y también retornó a la zona esta madrugada, junto a los policías. El sector de referencia está pegado al tejido, a escasos metros del acceso al predio y a la vista de cualquiera que pase hacia el cementerio privado o al parroquial de San Benito. Más allá de lo endeble de la información, quedó claro que el dato fue creíble para la gente del gobierno, para la Policía y la justicia provincial.
Más de 20 efectivos policiales llegaron hasta la zona poco después de la medianoche, encabezados por el jefe de la Policía, Ernesto Geuna y el titular de Investigaciones, comisario Carlos Catena -que siempre comandó la pesquisa en la búsqueda de Fernanda, aunque nunca obtuvo resultados concretos, de importancia para la causa y a la vez demostró graves errores, como el hecho de dejar morir ahorcado a Lencina en la Comisaría Quinta de Paraná, ya que dependía de su figura-, además de otros altos oficiales. A ellos también se sumó un grupo de bomberos zapadores, quienes cerca de la 1 de la madrugada comenzaron a desplegar un equipo electrógeno y de luces en el sector, en el que supuestamente se podrían haber encontrado los restos de Fernanda.
Después de demarcar el sector con estacas e hilo -además de cercar la zona para que, obviamente, no pudiera ingresar la prensa-, las excavaciones se iniciaron a la 1.30 de la madrugada. La persona que colaboró para indicar el lugar exacto fue el baqueano al que la mentalista había acudido el último martes, asesorada por los productores de Telefé. A los pocos minutos llegó el juez Toloy y de inmediato también se sumó el médico forense Luis Moyano, quien por lo general participa de este tipo de operativos, pero recién cuando efectivamente se sabe que puede tener resultados positivos. En principio, según se supo, Toloy y Moyano -quienes anoche, previamente, se habían congregado en Tribunales, tras las revelaciones televisivas de la vidente- pensaron realizar tal operativo en horas de la mañana de hoy, pero una directiva de último momento les hizo cambiar de opinión y desarrollarlo en la madrugada. No se pudo determinar desde qué lugar del poder provino tal comunicación telefónica.
El médico Moyano en persona fue quien comandó las excavaciones, para lo cual utilizó a unos cinco agentes que fueron realizando los pozos con palas, con sumo cuidado, para no destruir prueba alguna, si es que ello existía. Incluso, el citado profesional, guantes en mano, en varios momentos trató de hacer un trabajo minucioso con pequeñas palillas, por lo cual se creyó que podía encontrarse restos de ser humano, pero finalmente no se halló nada.
Eran las 2.45 de la madrugada cuando Moyano consideró que se había realizado el trabajo requerido, sin suerte alguna -pese a que se avanzó más allá de lo delimitado con estacas- y se lo comunicó al juez Toloy, quien hizo confeccionar un acta y ordenó el levantamiento del operativo. Lo que sorprendió fueron algunos conceptos consignados tanto por el jefe Geuna como el juez Toloy, en el sentido de la dureza de la tierra de la zona, tratándose de desestimar así que alguien pudiera haber enterrado a la joven en esa zona, hace poco más de un año. En verdad, la tierra no tenía las características planteadas; no estaba tan compactada, pero los funcionarios consideraron lo contrario, pese a lo que se observaba a simple vista.
Geuna, como no podía ser de otra manera, también marcó distancia de los movimientos de la vidente en San Benito. Dijo que se enteró por el programa de Susana Giménez, anoche. Lo que no se entiende es cómo nadie de la Comisaría del lugar -ubicada a 300 metros del acceso al campo de Tórtul donde se hicieron las excavaciones- nunca se enteró de la presencia de un equipo de producción de Telefé el martes, a plena luz del día y con un despliegue poco común en el pueblo, donde se conoce cada movimiento.
No obstante, también sorprendió el enojo de Geuna, quien en diálogo con algunos periodistas -que acudieron a su persona a poco de finalizado el fallido operativo-, fustigó duramente al funcionario Walter Carballo por dar credibilidad a esta situación. Para muchos quedó claro que el alto oficial olvidó que a mediados de junio del año pasado lideró personalmente otro vergonzoso operativo policial, de similares características en cuanto a despliegue -y también bajo la supervisión del juez Toloy, junto a otros magistrados de Paraná y La Paz-, en campos del empresario Sergio Lifschitz en proximidades de Santa Elena, en la búsqueda del aún desaparecido contador Amado Abib, del que no hubo mayores avances para dilucidar el caso, pese a que ya pasaron más de dos años y medio del hecho. Geuna fue más allá al reclamar “renuncias” ante el patético episodio de esta madrugada, generado por los datos y la situación “en trance” de una desconocida vidente, como tantos que aportaron datos confusos en la causa Fernanda y que casi siempre se tomaron con pinzas o de manera muy reservada.
Lo que no se entendió fue que, si era tal el enojo de Geuna, por qué el juez Toloy avanzó y ordenó las excavaciones de anoche a partir de una simple información de una vidente que apareció en un programa televisivo de importante audiencia y menos aún, por qué el funcionario Carballo le dio crédito a tal versión. Lo único contundente fue que tanto el oficialismo, como la justicia y personal policial -que no hace otra cosa que hacer lugar al requerimiento judicial- pasaron un nuevo papelón que quedará para la historia de nuestra provincia.
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