“CACHI” MARTINEZ: DE CANDIDATO DEL MENEMISMO EN SANTA FE, A FUNCIONARIO “K” DEL PAMI NACIONAL
El santafesino Oscar “Cachi” Martínez será desde el lunes el nuevo gerente nacional de Recursos Humanos de PAMI, la obra social de nuestros jubilados, uno de los pocos organismos que le ha provocado dolores de cabezas al Presidente Néstor Kirchner desde su asunción. Martínez viene del menemismo -ya que siempre se lo consideró un hombre del riñón del cuestionado ex senador nacional Jorge Massat- y fue candidato a intendente de Santa Fe en las últimas elecciones.
Las elecciones santafesinas del siete de setiembre arrojaron pocas sorpresas, y muchas menos novedades desde el punto de vista de la oferta electoral, con una excepción: la del joven Martínez, el candidato a intendente de Santa Fe, que estuvo a punto de dar el “batacazo”, y que quedó a muy pocos puntos de arrebatarle la intendencia al electo intendente de la capital, Martín Balbarrey.
Las columnas y las paredes de las principales avenidas santafesinas todavía tienen en común, una foto: la del joven Oscar “Cachi” Martínez, el
hombre que gastó durante la campaña electoral, mas de 2 millones de pesos, cuyo origen nunca pudo explicar, ni le hará falta hacerlo, escondido en su nuevo despacho porteño.
Martínez llegó a su candidatura de manera escandalosa. Había quedado afuera de las listas oficialistas, por orden del referente local Horacio Rossati (hoy funcionario K), que junto a Carlos Reutemann habían elegido al ingeniero Balbarrey, como continuador de la gestión peronista en la capital provincial.
Martinez pretendía ser el candidato a intendente, del delfín reutemista a la gobernación: Alberto Hammerly. Tras el cierre de listas, Martínez, lejos de resignarse a quedar fuera de la batalla electoral, “compró”, favorecido por las turbias reglamentaciones electorales de la provincia, y la ausencia de controles judiciales, un sublema que llevaba, el nada sutil slogans de “El Tren K, para la victoria”, que había sido inscripto por un ignoto farmacéutico rosario.
Subido al tren ajeno, su candidatura a intendente de la ciudad de Santa Fe, ofreció características, que difícilmente puedan olvidar los ciudadanos santafesinos, pero sobre todo, sus rivales en la compulsa. Una campaña electoral monstruosa, basada en la abundancia de carteles
multicolores, jingles radiales y spots televisivos grabados por las mejores agencias publicitarias del país, programas televisivos de aire, que transmitían íntegramente sus actos proselitistas, entrevistas groseramente pagas, en casi todos los programas políticos de la ciudad, periodistas radiales de programas matinales de AM, que recorrían junto a él los barrios marginales y fundamentalmente la distribución obscena de chapas y colchones -en muchos casos sospechados de pertenecer a la ayuda social recibida para los inundados- lo colocaron entre los preferidos del electorado más ingenuo y careciente, quienes repetían ante las consultas
periodísticas, que iban a votarlo, porque “era la sangre nueva, que venía a cambiar la ciudad”.
Martínez alquiló durante los dos meses previos a las elecciones, més de 80 inmuebles distribuidos en cada uno de los barrios de la ciudad. Sus asesores aseguran, que Martínez aspiraba a tener “un local por cuadra”. Objetivo que estuvo muy cerca de cumplir. En cada uno de los locales de “Cachi”, se distribuía merchandaising del candidato, pero abundaban los recursos económicos, que le permitieron contratar en forma exclusiva a las principales “organizaciones” de punteros barriales que existen en la capital.
La anécdota de campaña mas ejemplificativa de la “poderosa” campaña de la joven promesa justicialista, es la que cuenta que una semana antes de los comicios, y ante el anuncio de un alerta meteorológico de lluvias que podían complicar el panorama de los barrios más humildes de la ciudad, y en los que concentraba la mayoría de sus adeptos, Martínez ordenó a uno de sus
contratados colaboradores que viajara urgentemente en avión a Asunción de Paraguay y comprara 5 mil pilotines amarillos de lluvia, que llevaban en la espalda la inscripción “Cachi Intendente”. Hoy, cada vez que llueve en Santa Fe, miles de santafesinos llevan en sus espaldas la marca de lo que la postre resultó ser la derrota mas cara que recuerde la ciudad en su historia.
Martínez pudo con todo, o con casi todo: olvidó la máxima del PJ vernáculo, “con Reutemann todo, sin Reutemann Nada”. Y sólo Martín Balbarrey llevaba la bendición del filósofo mudo de Guadalupe…
Muy pasada la medianoche del 7 de setiembre, Oscar “Cachi” Martínez, dejó de ser temor para los seguidores de Balbarrey, pero se quedó con la mayor cosecha de concejales, lo que despertó fuertes sospechas, sobre la “pureza” de los escrutinios de la interna justicialista, que se dirimía con las reglas de la cada vez más bochornosa Ley de lemas.
De fuerte personalidad, y con una muy marcada tendencia mesiánica, Martínez se ocultó durante el mes posterior a las elecciones municipales, sumido en una profunda represión, de la que sale, tras el ofrecimiento de su flamante función en la Obra Social de los jubilados.
Ningun periodista santafesino consiguió obtener la respuesta del origen de los fondos de la campaña del “Cachi”. Cada vez que se lo preguntaron, remitió a su declaración jurada en la AFIP, y a los nunca revelados “aportes” de empresas privadas de la capital.
Sin embargo, nadie duda, que en la carísima “inversión Martinez intendente”, estaban en juego los dineros acumulados por la ex mano derecha del gobernador Reutemann, Jorge Massat (expulsado por la causa de enriqueciemiento ilícito que tramita la justicia porteña), que apostaba a construir desde la intendencia de “Cachi”, el retorno al poder.
ANTES DE LA CANDIDATURA
Aunque aún joven -apenas 34 años- Oscar “Cachi” Martínez ocultaba frente al electorado su pretérito como dirigente, fuertemente vinculado al peor pasado político de la Argentina, y obviamente, al menemismo. Hijo del torturador homónimo, que tiene varias causas abiertas en la
justicia santafesina por violaciones a los derechos humanos, incluido el “juicio por la verdad”, Oscar Martínez está casado con la sobrina de Eduardo Bauzá, -Cinthia Gómez, Fiscal Federal Nro. 1 de la ciudad de
Santa Fe-, que supo entre otras cosas, utilizar su cargo para hacer públicas algunas denuncias contra rivales de su marido durante la campaña electoral.
Martínez supo establecer sólidos vínculos con las lides del ex onje negro de Menem, lo que le permitió ocupar cargos estratégicos y “rentables”.
Pero sus primeros pasos trascendentes los dio en Santa Fe. Cuando apenas había cumplido 24 años, la muerte de un diputado provincial justicialista
le permitió en 1994, asumir como el legislador más joven que haya conocido la provincia de Santa Fe. Tras un año en Diputados, y a instancias de su tío político y su “padrino” local, el ex senador nacional y presidente del PJ Reutemista, Jorge Massat, Martínez viajó a Buenos Aires, donde se destacó como hábil empleado en la comisión de Privatizaciones menemistas.
Como premio a su gestión de asesor, en la que hizo honor a la “comisión”, Oscar Martinez se convirtió en uno de los Interventores del organismo encargado de la liquidación de los bienes ociosos del privatizado Ferrocarril Nacional, el E.Na.Bief. Mas tarde, se desempeñó como asesor del diputado nacional Oscar Gonzalez -confeso operador menemista- y que cumpliera una importante función durante la transferencia de YPF a manos de la española Repsol.
Desde 1999, instaló en Santa Fe, una multipromocionada Fundación denominada Centro, y en la que paradójicamente, utiliza como Leit- Motiv, la recuperación de los ferrocarriles santafesinos, que sus propias manos contribuyeron a hacerlo desaparecer.
A partir del lunes 27 de octubre de 2003, Oscar Martinez ocupará un nuevo escalón en su meteórica carrera política, que no repara en internas ni en la naturaleza de sus antecedentes. Los que lo conocen aseguran que jura cada dia, que será el proximo intendente de la ciudad de Santa Fe, y que tiene programada su candidatura a la Gobernación de la provincia para el 2011, y ya sueña con la Presidencia nacional, en la segunda década del siglo 21.
Nestor Kirchner y el interventor del PAMI, González Gaviola parecen estar abonándole las fantasías, que seguirán siendo alimentadas, desde su nuevo despacho en la Gerencia Nacional de Recursos Humanos del organismo.
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