CINE: EL FENOMENO DE PÚBLICO DE "PATORUZITO"
El éxito de Patoruzito, ¿puede llevar a pensar que la película del cacique patagónico llegará a convertirse en la más vista del cine argentino? La elocuencia de las cifras de sus primeros once días en cartel tal vez permita intuir que sí. Y si se toma en cuenta que, con los espectadores de ayer, en dos semanas alcanzaría el millón, desde la explosión de las multisalas a mediados de la década del ’90 no hubo un estreno nacional con tales precedentes. Los productores de la película —incluido Carlos Mentasti, que estuvo detrás de Manuelita, hasta la fecha, liderando el Top ten de las nacionales de los ’90 a esta parte—, creen que sí.
Luego de sus once primeros días en cartel, llevó un diez por ciento más de espectadores que el quelonio de María Elena Walsh.
La euforia es tal que en un par de semanas se decidirá si habrá —como se prevé— una secuela de Patoruzito. Ya se baraja trabajar sobre los personajes del indiecito tehuelche, Ñancul, Pamperito y La Chacha para otros formatos —televisión por cable y hasta teatro—, y la productora Red Lojo, que lidera el director de la película, José Luis Massa, tiene los derechos de otros personajes de Dante Quinterno.
Y sí: Isidoro Cañones es otra opción en puerta.
Pero el comportamiento del público no ha sido unívoco con el filme en todo el país. Siempre considerando el fin de semana pasado —de jueves a domingo—, es en el interior del país donde el dibujo animado roba. Porque, por ejemplo, en cines de la Capital Federal Patoruzito se ubicó tercera —y lejos— de El Hombre Araña y Shrek 2 en Abasto, en la calle Lavalle, en Palermo y en Caballito, cuarta en los cines de Belgrano (donde ganó Garfield), Puerto Madero y en Pompeya, quinta en Recoleta (primera fue Fahrenheit 9/11, que más que la triplicó) y en Villa Devoto. Sólo fue primera en Liniers y segunda en Flores, detrás del ogro.
A medida que se aleja del Centro, la respuesta del público va cambiando. Ya en el Gran Buenos Aires, fue primera en Lanús, Quilmes (5 copias contra 3 de Shrek y 2 de Garfield) y Monte Grande, segunda en Adrogué, Temperley, Moreno, San Miguel y, con lo justo, en San Isidro y también en Pilar, tercera en Morón, cuarta en Avellaneda, Haedo y Martínez.
Es en el interior donde Patoruzito hace la diferencia suficiente para quedar como líder en la preferencia del público. En la provincia de Buenos Aires fue primera en Bahía Blanca, Junín, Miramar, Olavarría, Pergamino, Pinamar, Tandil y Villa Gesell, y segunda en Mar del Plata. Y en las provincias, no hubo superhéroe, ogro o gato que le pudiera superar en Mendoza, Santa Fe, por lejos en Córdoba (donde duplicó al arácnido) y Jujuy, Salta, Catamarca, Tucumán, Chaco, Misiones, La Pampa, San Luis y Río Negro, fue segunda en Corrientes, Entre Ríos (con una sola copia, contra 7 de Harry Potter y el prisionero de Azkaban, Santiago del Estero, San Juan, Chubut y Tierra del Fuego.
“Hice mi duelo el día de la avant première de la película, con los 200 tipos que trabajamos durante 10 meses. Hoy, ya el mérito es del público y de los productores, que vienen trabajando sobre la promoción y la difusión —dice Massa (38)—. Llega un momento en que te despegás de la película. No tuvimos tiempo de festejar el haber cumplido con la misión que nos habíamos propuesto.”
Massa hace mención a que, así como Patoruzito tenía 75 años de historia, “nosotros teníamos la posibilidad de que se proyecte en el tiempo la obra de Quinterno, para las nuevas generaciones. Ese fue el compromiso mayor, y con los lectores”.
Fotógrafo que siguió la gira de Paul McCartney y, ya como director, grabó clips de León Gieco, Diego Torres y Divididos, en cine había dirigió dos películas infantiles —Chiquititas y Un hijo genial—, y con la animación no había trabajado más que en algún encargo para el Parque de la Costa y comerciales aislados.
¿Qué descubre cuando va a los cines que dan Patoruzito? “Lo que soñé que iba a ver: familias, y que los chicos le pregunten a los padres, ansiosos por saber más de los personajes. Otra cosa que me sorprende es que la gente aplaude en momentos de la película, como en el entrenamiento de Patoruzito, y claro, al final. Es raro ver tanta euforia en el cine, y muy sana. Patoruzito significaba una bisagra en el cine argentino, porque mucho talento argentino se podía proyectar hacia una industria del dibujo animado.”
De todas maneras, no hubo mucha gente que haya trabajado en Manuelita. “Solo un 20%. En total, de los 200 que trabajamos, hubo entre animadores y dibujantes unos 120, más la gente de doblaje, sonido, posproducción de audio, asistentes de dirección.”
Y de aquí en más, ¿qué?
“Sospecho que va a haber más personajes de Quinterno hacia adelante”, especula Massa. “Esos personajes tienen la misma fuerza en el tiempo, lo único que hicimos fue agregarle voz y movimiento. No hablo de una película 2 o 3. Lo que sí ya se habló fue de hacer la continuación en adelante.” En adelante significa que los personajes de la familia “salten hacia la TV por cable, el cine o el teatro”.
¿E isidoro?
De Isidoro tenemos los derechos. Parece utópico en este formato de país, sabemos que es una bendición y un privilegio poder trabajar en lo que queremos, esto no se da fácil ni cotidianamente. De ahora en adelante hay que cuidarnos.
Teniendo en cuenta lo que demanda la producción animada, ¿hay posibilidades de una segunda parte en las próximas vacaciones de invierno?
La verdad, hoy es difícil imaginarlo. Sería muy arriesgado. Dentro de dos semanas vamos a volver a juntarnos con los productores —Patagonik y Telefé— a definir el horizonte. Debido al nivel de respeto que merece el guión de una continuación, y el cansancio por el laburo que le metimos a la peli uno, sería como muy fácil decir “hay peli para las vacaciones de invierno”. Sí hay intenciones de trabajar, con más dedicación.
Mientras, la revista Las correrías de Patoruzito sigue saliendo, y cada mes se editan entre 40.000 y 60.000 ejemplares. “Antes, en los kioscos estaban con tierra, atrás”, dice Massa en referencia a las publicaciones que se dejaron de escribir por 1972. Lo que se vende ahora son las reediciones.
El primer personaje que adquirió Massa fue Isidoro Cañones. “Iba a ser un musical, tipo Broadway, con conceptos de teatro de revistas. Cuando la Argentina se destruía, en 2001, nos encerramos a trabajar sobre El Principito y los personajes de Quinterno. Su familia trabajó muy pegada a nosotros. Yo, por curiosidad, me puse a estudiar más de cerca a Patoruzú, que es de un grado de lectura más adulto que Patoruzito. Aunque es parecido a Mafalda, si bien se cree que es infantil, tiene una comprensión que necesita del conocimiento adulto para saber lo que sucede”, dice.
Massa, que tiene una hija de cinco meses, entiende que la edad del público ideal de Patoruzito es “de 11 para abajo”.
Curiosamente, la película —que se exhibe en 148 copias— comienza en Egipto. Lo de la ascendencia egipcia de los tehuelches y Patoruzú está en manuscritos sueltos, nunca publicados. “Yo la obra la había leído, pero quería saber la historia detrás. Lo que los lectores más profundos no saben”, se ufana.
El por qué de llevar al cine a Patoruzito tiene una respuesta sencilla: “es más para el público de la familia, por el tiempo que teníamos, no llegaba a descifrar a Patoruzú a la necesidad del público de hoy, acostumbrado a ver a Nemo, Shrek, que es la animación que los chicos tienen en la cabeza. De igual a igual no se puede pelear, son películas que costaron 100 millones de dólares contra la nuestra, que salió un millón. Es como pelear contra los ingleses en Malvinas con cuchillos tucumanos. Pero la gente compra personajes e historias, la calidad, la definición es importante, el gran público lo percibe, pero lo que compran son historias”.
Entre los proyectos de Massa, figuran la gira de Pinocho (ver página 3) por el interior, llevar El Pincipito a Israel, en castellano, subtitulada, y tiene “una idea sobre duendes y gnomos, combinación de vivo y animado. Nadie sabe lo que es un duende”. Será un formato para TV unitario, parecido a lo que fue el formato de Dibu o Alf, con el público de la familia en la mira. Y un museo de gira de Evita, “con los objetos que pertenecieron a ella, no el museo aburrido, sino multimedia, mezcla de imagen sonido, contenido”.
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