CLEMENTE, UNA HISTORIETA POPULAR CON CALIDAD DE MUSEO
Clemente será inmortal por la palabra, por el austero lenguaje criollo que lo sostiene y que es también el lenguaje del verdadero personaje: Caloi”, dijo Alejandro Dolina al hablar de esa suerte de pato, gallina o pájaro rayado que resume la cultura popular argentina. Este viernes abre las puertas en el Palais de Glace la muestra Clemente 30 pirulos, organizada por Caloi en su tinta y Nueva Dirección en la Cultura, con el aval de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación y las Salas Nacionales de Exposición. La muestra está auspiciada por Clarín.
De izquierda a derecha se descubren los paneles que exhiben las tiras originales del dibujo en tinta china. “De un total de 10 mil tiras tuvimos que seleccionar 500 —cuenta Caloi—, y eso para mí fue durísimo, pero creo que logramos una buena síntesis que ilustra la historia del personaje y del país”. Por su parte, Julio Sapollnik, curador de la muestra, agrega: “La intención fue escoger los pasajes que se relacionaban más con la vida cotidiana, aquellos que quedaron en la memoria colectiva.”
El primer Clemente se presentó como partenaire del conductor de tranvía Bartolo, pero no tardó en imponerse y coronar la historieta con su nombre. Nació en Clarín el 12 de marzo de 1973, en un período que su creador rememora como de grandes movilizaciones y agitación política. En ese contexto, dice Caloi que se propuso hacer “una tira suelta, libre, fresca y con mucho absurdo”, confiesa. Sin embargo, Clemente fue mucho más allá y se instaló en el imaginario popular, “se inició con un espíritu lírico y luego fue aterrizando hasta apegarse a la tierra y la actualidad”, señala Caloi.
La muestra presenta los personajes desde grandes murales y colma de onomatopeyas la sala guiando a los visitantes en un paseo entre cantos y papelitos. En el centro, una inmensa pantalla inflable proyecta los micros televisivos y resuena inevitablemente el burum bum bum desde la hinchada. También se exhiben los primeros muñecos que protagonizaron la tira y los decorados fijos desde los que Clemente hablaba del día a día.
“Clemente es, ante todo, un pibe de barrio. Hoy, por ejemplo, enojado con Castrilli”, bromeó Caloi mientras ultimaba los detalles de la muestra. Su emblemático personaje alcanzó su mayor popularidad durante el Mundial 78, cuando logró saltar la mordaza de la dictadura y ganarle la “guerra de papelitos” al relator oficialista José María Muñoz. Una fotografía en la cancha de river capta la imagen de Clemente en el cartel luminoso en la final que jugó Argentina contra Holanda.
Brillando en sus 30 años, Clemente fascina también al público infantil. “Los chicos aman el personaje y se identifican con él”, señala Sapollnik. Para ellos la exposición ofrece visitas guiadas y actividades recreativas. Uno de los espacios está destinado a que los chicos dibujen y pinten a los personajes; otro ofrece cuatro computadoras en las que se puede probar un video juego protagonizado por Clemente. En varias vitrinas se encuentran todo tipo de objetos relacionados con la historieta, “tesoros” para Caloi, que van desde libros y muñecos hasta cartas de famosos a Clemente.
La mulatona, Jacinto, las aceitunas, la astrología, el psicoanálisis, el fútbol y también la cultura. Uno de los destacados de la muestra es un panel titulado “Un cacho de cultura”, con una selección de tiras en las que Clemente se mete con el arte. Allí se lo puede ver sumergido en las pinturas de reconocidos artistas como El Greco, Picasso, Van Gogh y Da Vinci para terminar junto a Mafalda en un declarado homenaje a Quino.
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