Primera B Nacional
Colón empató con Morón y aseguró la permanencia en la categoría
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Por los resultados adversos del CADU y Talleres de Remedios de Escalada, el rojinegro logró salvarse.
El equipo salió a jugar el complemento del partido con Morón ya salvado de cualquier tipo de complicación con el descenso. La gente, que no tiene nada que festejar, pidió que se vayan todos e insultó a la Comisión Directiva de Godano. Se fueron el CADU y Talleres.
Al finalizar los primeros 45 minutos, con otro bodrio de Colón de local sin patear al arco pero al menos sin que su arquero la fuera a buscar adentro, las mejores noticias para los hinchas y socios sabaleros llegaban desde los celulares y las radios: ya había descendido el CADU al empatar contra Nueva Chicago en Zárate y estaba perdiendo Talleres de Remedios de Escalada en su visita contra un Mitre que no jugaba por nada en Santiago del Estero. Y cuando el propio Sabalero estaba en el descanso, llegó el segundo de Mitre que lo mandaba al equipo del “Flaco” Vivaldo al descenso.
En la cancha, se había visto poco y nada: lo habitual de Colón, un equipo vacío, apenas con algunos jugadores corriendo un poco más que antes; lo sorpresivo de un Morón híbrido e intrascendente, dejando pasar la chance de ir por los tres puntos para quedar prendido arriba en la zona, incluso con chances matemáticas de ir por el “1” en la zona y jugar una primera final para ascender.
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Y así como Colón en el campo de juego estaba en otra, a la gente le pasaba lo mismo. El final del CADU y el primer gol de Mitre contra Talleres de Remedios de Escalada ratificaban lo que se vio en las fechas finales: a este limitado y destartalado Colón lo salvarían los otros.
Incluso, cuando Colón dio a conocer los nombres de los futbolistas concentrados, la lista quedó reducida a la mínima expresión: Gonzalo Bettini, Oscar Garrido, el “Pulga” Rodríguez y el “Puma” Gigliotti, todos afuera del vestuario.
Primera parte
La idea táctica de Medrán, con un 4-4-1-1, fue salir a cuidarse, buscar defenderse y que no lo lastimara el “Gallito”; o sea, intentar cerrar su arco, tantas vulnerado en las últimas fechas. A priori, fue lo mejor que le pasó en ese primer tiempo, porque así como Colón no pateó al arco de Salvá, el “Conejo” Giménez fue un simple espectador en la cabecera del Fonavi.
Los bancos, con las caras de sus entrenadores, reflejaban todo: amistoso y educado Medrán en cada indicación a los players sabaleros; ofuscado y a los gritos, con cara de pocos amigos, Walter Otta en el banco de Morón.
La pregunta del millón, de cara al complemento, era una sola: ¿este Colón salvado del descenso gracias a los otros (CADU y Talleres), podía mejorar un poco en los segundos 45 minutos frente a Morón?.
Segundo tiempo
Por lo pronto, cuando arrancó el segundo tiempo, la gente entendió otra cosa: a pesar de estar “salvado” (de irse a una Primera “B” Metropolitana), las tribunas hablaron todas juntas y al mismo tiempo: “Que se vayan todos…que no quede ni uno solo”; “La camiseta del Negro se tiene que transpirar….sino no se la pongan…váyanse no roben más”; “La comisión…la comisión…se va a la p…que lo parió”.
El entrenador sabalero, que escuchó los reproches, decidió mandar a dos chicos a la cancha: Kevin Colli y el “Tanque” Ojeda, en reemplazo de Jourdan (resistido) y Castro (intrascendente, una vez más). Al toque, entre Salvá y los defensores evitaron el gol de Colón que había arrancado de una posición dudosa.
Cuando otra vez Medrán movió el banco, decidió sacar a Yunis y Bernardi (entraron Gaitán y Laborié), el propio cordobés ante los silbidos decidió juntar sus manos pidiendo disculpas. Al toque, las cámaras lo mostraron llorando de manera desconsolada en el banco de suplentes.
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En la última jugada del partido, Nazareno Arasa le perdonó la vida a Colón ante un claro penal en modo básquet/vóley a la salida de un tiro de esquina para el Deportivo Morón. Hubiera sido demasiado castigo para la gente, que estalló en la despedida con el mismo canto de guerra: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
Colón y Medrán siguen sin ganar. Es la consecuencia de no jugar a nada como en toda la temporada de ascenso con este rotundo fracaso. A dos fechas del final pasó lo que tenía que pasar y lo que se veía venir: a Colón lo salvaron los otros; leáse el CADU y Talleres de Remedios de Escalada.
Llegar hasta acá fue innecesario, como todo lo que viene ahora: los dos partidos finales y la irresponsabilidad de confirmar elecciones recién en el final de noviembre cuando estamos a mediados de septiembre. Se terminó (gracias a Dios) el año para Colón, con un almanaque que tiene 100 días menos que el de todos los otros. Cien días menos. Cien días de soledad.