Primera B Nacional
Colon perdió ante Agropecuario de Carlos Casares
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Al Sabalero se le escapan las posibilidades de meterse en zona de clasificación para pelear por el segundo ascenso.
Sin dudas, la derrota más escandalosa en el Cementerio de Elefantes, con un equipo que hacía casi dos torneos no ganaba saliendo de Carlos Casares. El “que se vayan todos, que no quede ni uno solo” es el himno de estos tiempos con Godano.
Estaba claro que, después del 0-4 en Jujuy y con 12 puntos de distancia hasta el último puesto de ingreso al Reducido, el último tren al sueño sabalero salía y llegaba este domingo hasta la estación Cementerio de los Elefantes. Si bien Colón no puede andar fijándose en el mal de los otros (demasiado tiene con los propios), la realidad es que llegaba a Santa Fe este desdibujado Agropecuario que acumulaba 20 partidos y todo un año sin poder ganar de visitante, saliendo de su reducto sojero.
La salida de “los Ibarra”, la vuelta de Gaitán y el respaldo al arquero eran los datos más salientes del once que plantaba Martín Minella después del golpazo en Jujuy. Entre los concentrados, los experimentados Ortiz y Bernardi en el banco de relevos.
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La impaciencia de la gente de Colón en el Cementerio de los Elefantes ya se hizo sentir en los silbidos cuando el equipo salió a realizar los movimientos previos al juego. Estaba claro que, más allá del aliento, la tolerancia sería cero.
Primera parte
A los 7 minutos un “tres dedos” de Mosqueira lo dejó a Gagliardi mano a mano con el golero sabalero, pero el goleador del ascenso no pudo resolver. En la jugada siguiente, se animó Jourdan desde lejos, la pelota hizo un movimiento raro y Acosta no se complicó en nada, tirándola al córner.
A los 12 se mandó bien Facundo Castet por izquierda, centro de gol que no pudo desviar un muy estático Gigliotti. A propósito, el “Puma” con sus errores (pases mal dados o rebotes) fue uno de los jugadores más insultados por la gente.
Otra vez fue Jourdan, de media vuelta, fue el que llevó algo de peligro al arco del “Sojero” en el Brigadier López, pero la pelota lo encontró bien parado al aquero de Agropecuario en el arco norte.
A los 20 comenzaron los problemas habituales, inexplicables e inentendibles de Colón en esta temporada olvidable, siendo el equipo con más lesionados de la historia: pidió el cambio Thaller y el que ingresó fue uno de los más experimentados como Guillermo Ortiz.
A los 22 minutos, cansado prácticamente de no tocarla, el “Pulga” se encontró con el balón y probó desde lejos, pero la pelota se le fue alta. Era, con sus mandadas, bastante activo lo de Bettini: centro a la carrera desde la derecha, la pelota lo sobra a Gigliotti y aparece Lago de cabeza, pero la pelota fue a la manos de Acosta. Al toque, le cobraron los ocho segundos al “1” de Agropecuario, tiro de esquina, PR10 para Castet y el “3” a las nubes.
Antes del final de la etapa, siguieron esos problemas habituales de Colón en la temporada, el chico Gaitán (que volvía de una lesión), salió llorando y pidió el cambio. A la cancha Bernardi, con dos ventanas ya agotadas antes que terminara el primer tiempo. El silbato para ir al descanso sólo despertó reproches y silbidos para los de Minella. Para los hinchas y socios sabaleros, otro calvario. Para el futbolero que encontró el partido de casualidad en la plataforma de TyC, un bodrio total.
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En el complemento
La salida “cantada” de Gigliotti para que entre Facundo Castro sin modificar esquema. El mismo ex Chicago se lo perdió abajo del arco después de un lindo centro de Jourdan desde la derecha. A los 11 minutos, se animó Lago desde lejos y respondió Acosta (empezaba a transformarse en el mejor). Otra vez no pudo conectar Castro, ahora con centro de Castet. Le gustó a Yunis y probó de lejos. Era, con sus limitaciones, el momento sabalero.
A los 26 minutos llegó la más clara: Pulga, Castet, centro y un atajadón de Acosta para sacarle el gol a Soto (encima, de rebote, se pasó Ortiz). En una receta que es inentendible, Minella buscó soluciones con Barreto y Soñora. Conclusión: no sólo que no solucionaron nada sino que fueron dos menos. Al toque, el “Pulga” se animó desde lejos pero no era su tarde.
Hasta que Giménez, con una volada espectacular, se lo sacó abajo a Gagliardi. Llegaron los cuatro de adición: las gentilezas defensivas habituales de Colón terminaron en gol de Gagliardi cuando no faltaba nada. Quedó una más y Acostó voló para decirle no a Castet. El pitazo final despertó silbidos, insultos y algunos proyectiles.
Con este equipo, Colón no puede enterrar a nadie en el Cementerio. No se trata de elefantes, ni siquiera le alcanza para las hormigas. Perdió otro partido, perdió las pocas chances para el Reducido, perdió ese respeto que antes los rivales le tenían a este histórico Brigadier López. Pero lo peor de este momento de Colón es que, además, perdió la vergüenza. No hay que darle más vueltas. Estos jugadores no tienen vergüenza. Ni los grandes, ni los chicos, ni los medianos. Se volvieron a cagar en la gente.