CORTOCIRCUITO EN EL GOBIERNO POR EL POLÉMICO CONTRATO LABORAL
Tras la manifestación de los estudiantes que ayer ganaron las calles de París, el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, propuso ahora un período de prueba de seis meses para la controvertida ley de trabajo. De esta manera buscó diferenciarse del intransigente premier Dominique de Villepin quien ratificó que no retirará el polémico contrato juvenil porque significaría “capitular ante los ultimátums”. Sarkozy ve que el conflicto puede arruinar su condición de candidato presidenciable para las elecciones del próximo año y varios analistas políticos vaticinan que ya prepara su salida del gobierno.
“Lo más prudente sería que todos aceptaran un experimento de seis meses”, un período de prueba que sacara al país de la crisis, dijo Sarkozy en una entrevista que publicará el semanario Paris-Match el jueves. “No hay que ponerse nervioso”, agregó Sarkozy, en una crítica implícita al primer ministro. Sin embargo, descartó la hipótesis de una renuncia del gobierno, un rumor que comenzó a correr con fuerza en las últimas horas. “No se deja un gobierno por una decisión de oportunidad, se lo puede dejar eventualmente por un desacuerdo de fondo”, enfatizó.
Cuando se le preguntó en qué fecha piensa dejar el gobierno para dedicarse a su candidatura para las presidenciales de 2007, respondió que “será una decisión colectiva que será tomada con el primer ministro y con el presidente de la República”. Los aliados de Sarkozy sugirieron que el ministro estaba dispuesto a abandonar la disciplina partidaria y expresar su opinión sobre la ley, que debe entrar en vigencia en abril.
El primer ministro Dominique de Villepin, que también aspiraría a la candidatura presidencial, exigió a todo el gobierno que estreche filas en torno de la medida. La decisión de Sarkozy de expresar su opinión equivale a una grieta en la posición oficial. La gran incógnita es quién cargará con el costo político que supone una nueva masiva marcha para el jueves y la amenaza de una huelga general que paralice a toda Francia.
Villepin parece dispuesto a jugarse su futuro político con este asunto, no así Sarkozy, cuyas ambiciones se verían comprometidas por una acentuación de la crisis. Como ministro del Interior, Sarkozy es responsable de la seguridad, y enfrenta presiones debido a las protestas . Al escenario se suma el temor a nuevos brotes de violencia en los suburbios ante la escalada del conflicto. El temor está latente y todas las miradas están puestas a lo que pase en la próxima movilización estudiantil, anunciada para mañana en París-
El CPE, apodado por sus adversarios “Contrato Para Esclavos” o “Contrato Precariedad Exclusión”, está destinado, según el jefe del gobierno, a luchar contra el desempleo que afecta a casi la cuarta parte de los jóvenes franceses. Afecta directamente a los menores de 26 años y permite al empleador despedirlos durante dos años sin justificación alguna.
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