CREEN QUE EL ACUÍFERO GUARANÍ SE EXTIENDE BAJO SANTA FE
En el siglo XXI se suscitarán grandes conflictos mundiales por la falta del agua e inclusive los especialistas prevén escenarios complicados para dentro de veinte años. América del Sur es el único territorio continental donde vive sólo el 6 por ciento de la población del planeta y cuenta con el 26 por ciento del recurso global, situación que lo ubica en un lugar privilegiado porque su oferta es mayor a la demanda. Santa Fe también integra ese mapa geoestratégico y en un futuro próximo podría convertirse en botín de las grandes corporaciones internacionales en la denominada “guerra del agua” si el gobierno no asume su responsabilidad de investigar la presencia subterránea de ese recurso poderoso y vital. La integración de la provincia dentro del sistema acuífero Guaraní, una inmensa reserva de agua dulce capaz de dar de beber a una humanidad cada vez más sedienta por mucho tiempo, constituye un enigma que para los científicos regionales debe ser descifrado a partir de la inversión tecnológica del Estado y una urgente definición de políticas hídricas que “prevalezcan el conocimiento académico y social antes que el negocio” de los grupos privados.
Para muchos expertos, el sistema acuífero Guaraní es un verdadero tesoro escondido: un reservorio subterráneo que involucra a Brasil, Paraguay, Uruguay y la Argentina y que podría convertirse en una fuente limitada para calmar la sed de continentes críticos como Europa y Asia. La masa líquida que se ubica a una profundidad de entre 500 y 1.500 metros se convirtió en un centro de interés para el Banco Mundial, que comenzó a emitir préstamos para financiar estudios y promover su preservación, justamente porque el acuífero ocupa el tercer lugar mundial en cuanto a superficie, alcanzando, según estimaciones, una extensión de 1.190.000 kilómetros cuadrados. Algunos especialistas sospechan que esa valiosa agua dulce a más de mil metros de profundidad también ocupa parte del subsuelo santafesino porque existen unidades geológicas que podrían contenerla. Comprobar esa hipótesis significaría descubrir un nuevo recurso natural.
“El problema es que los gobiernos nacionales y provinciales jamás demostraron interés por perforar e investigar el subsuelo de Santa Fe, razón por la cual desconocemos el límite oeste del acuífero” advierte la geóloga y docente de la facultad de Ingeniería en Ciencias Hídricas de la UNL, Ofelia Tujshneider. La científica, quien dirige el Grupo de Investigaciones Geohidrológicas de esa misma institución, es una de las pioneras regionales en el tema desde la década del 80 y en 1998 publicó el libro Sistema Acuífero Guaraní, Capítulo Argentino Uruguayo.
Las críticas de Tujshneider apuntan directamente a la “falta de responsabilidad” del poder político argentino, ya que países como Brasil y Uruguay ya hicieron el correspondiente seguimiento del fenómeno y conocen los límites interiores del acuífero. “Para comprobar si Santa Fe incluye ese reservorio geológico que data del Jurásico hay que realizar perforaciones específicas a través de métodos sofisticados bajo la órbita del Estado”, indicó Tujshneider, quien recordó que en Entre Ríos donde se conoce ya con seguridad la presencia del acuífero empresas privadas petroleras están efectuando perforaciones “que pueden contaminar el sistema con otras napas más superficiales y que contienen agua salada”.
En ese sentido, la investigadora remarcó la importancia de generar políticas hídricas que “privilegien el conocimiento científico sobre los negocios” de las corporaciones. Por ahora, perfilar un proyecto que contemple investigar los alcances del acuífero en el territorio santafesino parece lejano en los pensamientos de los funcionarios, habituados a cabalgar sobre la coyuntura postergando las demandas del futuro.
Desde la visión que imprime la Hidrología, Eric Zimmermann, docente de la cátedra Ciencias Hídricas II en la facultad de Ingeniería de la UNR e investigador del Conicet, coincidió con Tujshneider al advertir los grandes temas pendientes que esperan una intervención directa del Estado . “En la provincia no hay mapas geológicos, y tampoco instrumental para efectuar perforaciones a través de métodos geoeléctricos”, aclaró, para luego explicar que el acuífero no sólo es una fuente de provisión de agua potable. En esa línea remarcó que podría tener usos energéticos ya que a mayor profundidad se eleva la temperatura, que a mil metros puede alcanzar los 45 grados o más.
“Resulta imperioso –opinó Zimmermann– que se discuta y defina un marco legal a nivel nacional y provincial sobre la utilización de los recursos hídricos. No es casual que los organismos internacionales estén sugiriendo pautas sobre el aprovechamiento de un elemento crítico como el agua. Y para evitar que se repita otra Forestal, que termine liquidando las reservas de agua como ocurrió con el quebracho, hay que definir su valor como bien de uso público”.
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