Declaran día de luto nacional en Irán por sismo
El gobierno iraní redobló los llamados para que las instituciones estatales otorguen asistencia a los damnificados. Al menos 430 personas murieron en ese país a raíz del terremoto.
El Gobierno iraní decretó el día de hoy de luto nacional para honrar a las víctimas del fuerte terremoto que ha arrasado el oeste del país y causó al menos 430 muertos y 7.150 heridos.
El seísmo, de 7,3 grados en la escala de Richter, tuvo su epicentro la noche del domingo en la frontera entre Irán e Irak y provocó una enorme destrucción en la provincia iraní occidental de Kermanshah.
La cifra de víctimas ha ido aumentando con el paso de las horas y con el avance de las tareas de rescate y de retirada de escombros, que prosiguen en las localidades más damnificadas, como Sarpul Zahab.
El Ejecutivo calificó lo sucedido de “amargo y doloroso incidente”, expresó sus condolencias a los familiares de los fallecidos y deseó una pronta recuperación de los heridos.
En su comunicado, también valoró el trabajo del personal de los equipos de rescate e hizo un llamamiento a todos los ministerios e instituciones estatales para que ayuden a los afectados por el terremoto.
En esta jornada, se espera la visita a la provincia kurda de Kermanshah del presidente iraní, Hasan Rohaní, quien se reunirá con las autoridades locales y supervisará las tareas de socorro.
Rohaní pidió ayer la colaboración de todos los organismos oficiales competentes y los equipos de rescate para dar alojamiento a los damnificados y atender a los miles de heridos.
Las autoridades han movilizado a todos los cuerpos de seguridad, incluidos el Ejército y los Guardianes de la Revolución, para acelerar las tareas de rescate.
La situación es desoladora en los lugares más damnificados, donde hay muchos edificios reducidos a escombros y los servicios de agua y luz siguen cortados.
Miles de personas han tenido que instalarse, además, en tiendas de campaña debido a que sus viviendas quedaron destruidas o dañadas por el seísmo, el más grave registrado en Irán desde 2003, cuando perdieron la vida 31.000 personas.
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