Italia
"Demasiado linda para ser monja": una religiosa brasileña fue expulsada de su convento

Aline Pereira Ghammachi, exabadesa de un monasterio italiano, denunció haber sido apartada injustamente por prejuicios sobre su apariencia. Ahora exige justicia y advierte: “Me destruyeron sin pruebas”.
La historia de Aline Pereira Ghammachi, una monja brasileña de 41 años, sacudió a la comunidad religiosa internacional. Su denuncia generó polémica luego de asegurar que fue expulsada de su convento en Italia por ser “demasiado atractiva” para representar a la Iglesia. El hecho ocurrió en el monasterio cisterciense de clausura de los Santos Gervasio y Protasio de San Giacomo di Veglia, en Treviso, donde ejercía como abadesa.

Según declaró en entrevistas con medios de Brasil e Italia, la decisión de removerla de su cargo habría sido motivada por su apariencia física y por su presencia mediática. “Me dijeron que no encajaba con la imagen de una monja. Que era demasiado linda”, relató. Su caso se suma a otras controversias recientes en ese mismo convento, donde previamente varias hermanas abandonaron el lugar en medio de conflictos internos.
Aline, quien estudió Economía y colaboró en medios de comunicación antes de ingresar a la vida religiosa, se convirtió en 2018 en la regente más joven de un monasterio en Italia. Su carisma, presencia en redes y fuerte vocación llamaron la atención dentro del mundo eclesiástico. Sin embargo, asegura que fue blanco de calumnias: “Cuatro hermanas escribieron al Papa acusándome de maltrato. Es falso. Estoy lista para demandar”.

El monasterio sostiene que su destitución se ajustó al derecho canónico y que la exabadesa tenía derecho a apelar ante el Dicasterio. Sin embargo, Aline optó por avanzar con una demanda civil y exige que el Vaticano reabra el caso. “Estoy herida, pero fortalecida. He dedicado toda mi vida a esta vocación y no me voy a quedar callada”, afirmó.
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La situación plantea interrogantes sobre la gestión interna de los conventos, los estándares de liderazgo y los límites del prejuicio dentro de la Iglesia. Mientras su caso gana visibilidad en redes y medios, Aline continúa luchando por su derecho a vivir su fe sin ser juzgada por su apariencia.