Dos hermanos podrán llevar los apellidos de sus dos madres
Rosario. Una de las mujeres había fallecido, pero en un fallo inédito la Justicia avaló el reclamo de filiación extramatrimonial de los adolescentes.
V. y L. cumplirán en poco tiempo 15 años. Y también podrán llevar en sus documentos los apellidos de sus dos mamás, aunque una de ellas falleció a fines de 2012. En un fallo sin precedentes en el país, el Tribunal de Familia Nº 4 reconoció el derecho de filiación post mórtem a los hijos de una familia homoparental. Los jueces reconocieron la voluntad procreacional de la pareja, “ni más ni menos que el querer engendrar un hijo, darle afecto y asumir la responsabilidad de su educación y crianza”.
El fallo que reconoce el derecho a la identidad de los dos adolescentes resume una historia que se inició en 2002, cuando la ley de matrimonio igualitario todavía no había ingresado a la agenda del debate público. Aun así, María y Silvia llevaban diez años viviendo juntas y habían decidido tener hijos.
Para eso, concurrieron a una clínica de fertilidad de la ciudad de Buenos Aires donde María se sometió a un tratamiento con un donante anónimo. A fines de 2002 nacieron los mellizos V. y L. y fueron inscriptos como hijos de madre soltera, la única opción legal que existía por esa fecha para niños de familias homoparentales.
Recién en septiembre de 2012, con posterioridad a la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, una directiva del Registro Civil de la provincia habilitó a las mujeres no casadas a reconocer a los hijos de sus parejas. Sin embargo, el fallecimiento súbito de Silvia les impidió completar el trámite.
Así, tras la muerte de su pareja, María debió iniciar un proceso judicial para el reconocimiento de la identidad de sus hijos y, también del derecho a la herencia de los menores.
Pionero
El fallo del Tribunal de Familia Nº 4 se dictó a fines de octubre pasado y se convirtió en el primero en el país que reconoce la filiación post mórtem de los hijos de una pareja del mismo sexo, basándose en la voluntad procreacional de la pareja como fuente de esa filiación.
Valeria Rosso Ponce fue la abogada encargada de representar a la mamá de los mellizos. La profesional destacó que “se trata del primer fallo del país que reconoce una filiación post mórtem tomando como fuente de filiación la voluntad procreacional, es decir la determinación de esta mujer de ser mamá”.
Actualmente, el nuevo Código Civil reconoce esta decisión como principio del vínculo, “pero cuando se inició este planteo, en 2013, sólo se reconocían dos fuentes de filiación: la biológica y la adopción”, apuntó la abogada y señaló que esta figura “surge a partir del cambio de paradigma que implica la sanción de la nueva ley de matrimonio”.
Una familia
Durante el desarrollo del proceso judicial, fue necesario demostrar justamente la voluntad de la mujer fallecida de convertirse en madre, lo que permitiría acceder a V. y a L. a los mismos derechos que tiene cualquier hijo respecto de sus progenitores.
Gran parte del expediente se dedica a demostrar que aunque la relación que unía a María y Silvia “no contaba con ninguna protección, esto no impidió que su familia fuera una realidad”.
Con ese objetivo, el juez escuchó los testimonios del médico encargado del procedimiento de reproducción asistida, que afirmó que ambas mujeres concurrieron juntas a realizar el tratamiento, y de la directora de la escuela de los niños, entre muchos otros. Además de fotografías de distintos acontecimientos familiares y otras pruebas, como por ejemplo los recibos de la cobertura médica de los menores, abonados por Silvia.
Así, los jueces consideraron que la voluntad procreacional de la mamá no gestante estaba cabalmente acreditada y recordaron que esta voluntad “no es ni más ni menos que el querer engendrar un hijo, darle afecto y asumir la responsabilidad de su educación y crianza”.
De acuerdo con esto, ordenaron al Registro Civil que inscriba a los niños con ambos apellidos, teniendo en cuenta el deseo expresado por ellos. Y así, finamente, después de quince años, V. y L. llevarán los apellidos de sus dos mamás.
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