Dustin Hoffman, otra estrella que enfrenta denuncias por acoso sexual
Una guionista acusó al actor de haberla hostigado en un set de filmación en 1985, cuando ella tenía 17 años. Él pidió disculpas por haber hecho algo que pudo haberla “incomodado”.
A esta altura del año, tradicionalmente Hollywood comienza a prepararse para poner en marcha las campañas de promoción que darán forma a la temporada de premios. Una costumbre que alimenta el negocio y el ego por igual, pero que en este impensado 2017 acaba de terminarse de manera irrevocable.
Desde ahora, este otoño boreal, la época del estreno de películas prestigiosas con sus rumores de doradas estatuillas, será recordado como el momento en que todo cambió. Gracias las investigaciones publicadas en The New York Times, The New Yorker y el diario LA Times parece haber comenzado el derrumbe del viejo sistema de abusos y silencio en Hollywood. Para dimensionar el cambio, hoy, un actor como Dustin Hoffman, del que se decía podía ganar su tercer Oscar en pocos meses, aparece en los diarios del mundo por razones muy alejadas de lo artístico.
En una columna publicada ayer en The Hollywood Reporter, la guionista Anna Graham Hunter escribió, citando su correspondencia de la época como prueba, que a los 17 años fue acosada sexualmente por Hoffman. Según contó Hunter, cuando trabajaba como pasante en la grabación del telefilm La muerte de un viajante, en 1985, el actor le pidió que le diera un masaje de pies en su primer día en el set, coqueteó abiertamente con ella, en varias ocasiones le agarró la cola, solía hablarle de sexo y le hizo comentarios groseros sobre ese tema en más de una ocasión.
Además, en las cartas que le envió a su hermana en ese momento y que la revista publicó como parte de su columna, decía haber sido testigo de que el actor tenía el mismo comportamiento con otras integrantes del equipo de producción. “31 de enero de 1985. Hoy me di cuenta de algunas cuestiones de este negocio que me asustan. Primero que nada, Dustin es un baboso. Estoy completamente desilusionada. Después de Tootsie, creí que querría casarme con él”, escribió entonces.
Como sucedió en los casos de Harvey Weinstein, Kevin Spacey y el director James Toback -objeto de una investigación del diario LA Times en la que afirman que acosó a más de 200 mujeres-, Hoffman fue consultado para que diera su versión de los hechos relatados por la guionista.
“Tengo el mayor respeto por las mujeres y me resulta horrible que algo que yo pueda haber hecho la haya hecho sentir incómoda. Lo siento. No se trata de un hecho que represente quién soy en realidad”, contestó el actor, que hasta ayer era mencionado entre los posibles candidatos para los Oscar que se entregarán en 4 de marzo de 2018 por su papel en The Meyerowitz Stories (New and Selected), film de Noah Baumbach disponible en Netflix.
En el actual clima de época en Hollywood con su perverso sistema de abusos y manipulaciones completamente expuesto, parece poco probable que se materialice la nominación de Hoffman. Una diferencia radical con lo que sucedió el año pasado cuando, a pesar de las probadas acusaciones de abuso que pesaban sobre Casey Affleck, el actor no sólo consiguió la nominación como mejor actor por su papel en Manchester junto al mar, sino que se quedó con la estatuilla, lo que además le aseguró una invitación a la ceremonia que viene. Es que la costumbre de la Academia suele indicar que el actor ganador del año anterior debe entregarle la estatuilla a la actriz que gane la categoría al siguiente.
Si la influencia de Matt Damon, productor de Manchester junto al mar, y Ben, el Affleck mayor, consiguieron imponerse y lograron que los votantes ignoraran las denuncias contra el actor fue justamente por el ahora cuestionado statu quo de la industria del cine. Tanto cambio en tan poco tiempo que ayer se supo que ya existe una petición en la página Change.org para juntar firmas y así evitar que Affleck participe de la próxima entrega de los Oscar.
Así, aunque parezca un tema menor o exageradamente frívolo en el contexto de las numerosas denuncias por acoso y abuso sexual de hombres poderosos en Hollywood, el hecho de que los premios más importantes de la industria del cine estén relacionados con el escándalo demuestra que el derrumbe del sistema de abusos que funcionaba a la vista de todos y con la complicidad de muchos es general e irreversible. Si hay algo de lo que se enorgullece Hollywood es del glamour que exporta al mundo, de sus estrellas y leyendas, una trifecta que se repite cada año durante la temporada de premios y que ahora demuestra ser tan falsa como los decorados de cartón del viejo sistema de estudios. Ese que trataba a sus actrices como mercancías a poseer, usar y descartar cuando le pareciera conveniente y que muchos imaginaban extinto desde hace medio siglo. Sin embargo, como demuestran las denuncias ya conocidas y las que se sumaron anteayer contra el director y productor Brett Ratner (X-Men: La batalla final), el abuso de poder y la misoginia en Hollywood está tan a la orden del día en 2017 como en 1937 cuando Bette Davis, una de sus más grandes estrellas, llevó a juicio a los estudios Warner para conseguir el respeto y los papeles que merecía.
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