El 15% de la población no tiene acceso al agua potable
Y el 40% vive sin cloacas. La semana que viene, se reunirán en la Ciudad de Buenos Aires representantes de países emergentes, empresarios y científicos para debatir sobre avances tecnológicos, cambio climático y planes de abastecimiento.
El 15% de la población argentina no tiene acceso al agua potable, el 40% vive sin cloacas y apenas el 20% de las aguas residuales cuenta con un tratamiento en el país. Estas cifras podrían dar la idea de un gran retraso de nuestro país. Sin embargo, a nivel mundial al menos 2000 millones de personas se abastecen de una fuente de agua potable que está contaminada por heces y otras 2300 millones siguen sin tener instalaciones de saneamiento básicas como inodoros o letrinas que no estén compartidas con otras familias. De ellas, 892 millones todavía defecan al aire libre.
Las herramientas para acortar esta brecha entre países ricos y pobres, la tecnología y los avances científicos para conseguirlo serán debatidos entre el lunes y el jueves próximos cuando la Argentina sea sede de un nuevo Congreso Internacional de Agua y Desarrollo organizado por la Asociación Internacional del Agua (IWA, por sus siglas en inglés de International Water Association).
“Los avances tecnológicos, la influencia del cambio climático y el intercambio de éxitos y fracasos de los planes de abastecimiento de agua y de saneamiento son los principales objetivos del nuevo congreso que vuelve a Buenos Aires luego de 18 años”, explica a Infobae Diane d’Arras, presidenta de IWA que trabajó aquí cuando el servicio estaba a cargo de la empresa Aguas Argentinas.
“Soluciones sostenibles para economías emergentes” es el lema de este año en el encuentro que también organizan la empresa estatal Aysa y el Ministerio del Interior de la Nación y en el que participarán al menos 100 compañías dispuestas a invertir en temas relacionados con el agua.
“El agua es uno de los problemas más críticos que enfrenta el mundo, con las economías emergentes y en desarrollo enfrentando algunos de los mayores desafíos del agua y representando algunas de las mayores oportunidades para hacer que nuestro futuro sea el correcto”, agregó la ingeniera en saneamiento que sigue, en paralelo, los diálogos que en este momento se dan en Bonn, Alemania, en la Cumbre contra el Cambio Climático (COP23).
El evento se realiza cada dos años en países en desarrollo; la última vez que el congreso IWA se llevó a cabo en América latina fue en 1999, de allí su importancia estratégica para la región y para la Argentina en particular.
En esta ocasión, IWA reunirá una gran audiencia proveniente de los ámbitos profesionales, conformada por administradores de servicios públicos, funcionarios gubernamentales, representantes de ONG, proveedores de tecnología, consultores y medios de comunicación. Según los organizadores, los distintos disertantes abordarán temáticas sobre el compromiso político y social en temas de agua, capacitación de operadores del recurso hídrico y profesionales de la región, el Plan Nacional del Agua de Argentina: benchmark (punto de referencia) y discusión internacional, la preparación y contribución regional al 8° Foro Mundial del Agua; así como la concientización a los responsables de formular políticas en la región sobre la adaptación al cambio climático.
¿Qué pueden intercambiar los países emergentes que, en muchos casos, comparten los mismos problemas respecto del agua y saneamiento?, le preguntó Infobae a d’Arras. “Nosotros creemos que es una oportunidad de intercambiar experiencias no sólo dentro de su país o en la región, sino con otros países del mundo. Siempre es interesante compartir éxitos y fracasos. Cuando hablamos de falta de agua no todos los países tienen la misma situación. Canadá y Argentina, por ejemplo, tienen mucha agua, sin embargo también hay regiones con sequía y en el congreso se van a encontrar con países que trabajan en este tema y con científicos de IWA que están para poder colaborar”, respondió.
Para la experta, la realidad muestra que el modelo europeo de hace 100 años no es el único. “No siempre es la solución copiar a los países desarrollados. De hecho los países emergentes pueden tener muchas más similitudes”, señala.
Según los datos oficiales de Aysa, se estima que en la Argentina (2015), el 84,4% tienen acceso a agua por red pública y el 58,4% a cloacas. No hay estadísticas confiables respecto del nivel de tratamiento de aguas residuales, sin embargo, algunas fuentes calculan que se encuentra entre el 15 y el 20% de las aguas recolectadas.
Si bien la cobertura de cloaca ha sido históricamente inferior a la cobertura de agua, se debe destacar que en la última década el aumento de la cobertura de cloaca (6%) ha sido superior a la expansión de la cobertura de agua (4%) contribuyendo a disminuir la brecha. Esta relación se cumple en todas las provincias con excepción de Formosa, Misiones y Santiago del Estero, que corresponden a las tres provincias con la mayor tasa de crecimiento de agua que no ha sido acompañado a igual ritmo por la expansión de saneamiento.
“De acuerdo a los datos del Censo 2010, existen inequidades de acceso a los servicios a nivel regional e incluso dentro de las mismas jurisdicciones provinciales. El Área Metropolitana de Buenos Aires es la región que presenta las mayores diferencias en la cobertura con el 99,6% de la población de la ciudad de Buenos Aires que recibe servicios de agua potable por red, mientras que el área del Gran Buenos Aires la cobertura apenas llega al 70% (con algunos partidos como Ezeiza, Ituzaingó, Malvinas Argentinas, José C. Paz con coberturas inferiores al 18%). En el servicio de cloaca por red la brecha es más pronunciada, con una cobertura en la ciudad de Buenos Aires que se ubica en el 98,7% y en el resto del Gran Buenos Aires con una cobertura del 38,0% (con casos extremos como Ituzaingó, Malvinas Argentinas, José C. Paz con coberturas inferiores al 10%)”, indicó la empresa estatal.
La OMS destaca que hablar de agua y saneamiento no sólo es hablar de costos de tecnología. Un saneamiento deficiente va asociado a la transmisión de enfermedades como el cólera, la diarrea, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. Se estima que el saneamiento deficiente es la causa de 280.000 muertes por diarrea cada año en el mundo y que es un importante factor subyacente a varias enfermedades tropicales desatendidas, como las lombrices intestinales, la esquistosomiasis y el tracoma. Las malas condiciones de saneamiento también contribuyen a la malnutrición.
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