El caso Dalmasso, al borde de la prescripción
A once años del asesinato, el sumario se quedó sin fiscal y en los últimos meses no se registraron avances
A once años del asesinato de Nora Dalmasso en un barrio cerrado de Río Cuarto, el caso quedó al borde de la prescripción. El homicidio quedará impune si el nuevo fiscal que se hizo cargo de la investigación, en reemplazo de Daniel Miralles, no comparte la línea de investigación de su antecesor y desvincula al marido de la víctima, Marcelo Macarrón. Entonces, la carátula cambiará de homicidio agravado a homicidio simple y el caso prescribirá en un año.
Luis Pizarro se hizo cargo momentáneamente de la causa después de que en septiembre la Sala II de la Cámara del Crimen, de Río Cuarto, aceptó el recurso de apelación interpuesto por la defensa de Macarrón y apartó a Miralles, quien lo imputó como presunto autor del homicidio. En ese momento, el caso estaba a punto de ser elevado a juicio.
Al fundar la decisión de apartar a Miralles del caso, los camaristas consideraron que el representante del Ministerio Público adelantó opinión cuando en una conferencia de prensa dijo que “toda la prueba está centrada en el único imputado” aunque nunca dijo que la elevaría a juicio. Por esa declaración Marcelo Brito, ex fiscal de Estado de Córdoba y defensor de Macarrón, pidió su recusación.
La madre de Dalmasso, única querellante de la causa, lleva más de un año sin abogado y los hijos -Facundo y Valentina Macarrón- nunca impulsaron judicialmente la investigación del asesinato.
Los laberintos que atravesó esta causa se reflejan en que la fiscalía de Pizarro (a cargo también del Fuero de Lucha contra el Narcotráfico en Río Tercero y Río Cuarto) es la única de las cuatro de la ciudades que nunca intervino en el hecho; dos ya la tuvieron y la tercera está vacante. Ese lugar recién se ocuparía en los primeros meses de 2018.
Pizarro, quien todavía no tomó ninguna medida, dijo que está leyendo los 30 cuerpos que integran el expediente, actividad para la que no hay un plazo preestablecido. Para que la causa no prescriba es clave que este fiscal -o quien lo suceda- ratifique si sostienen la imputación de Macarrón basada en la prueba del ADN del semen encontrado en la parte externa del cuerpo de Dalmasso.
“La presencia genética del imputado es muy grande en la escena del crimen, lo que lo coloca como el principal sospechoso”, fue la frase de Miralles que provocó que lo apartaran del caso. Aunque los expertos sostienen que sólo con ese elemento podía elevar la causa a juicio, demoró esperando una reconstrucción 3D de la escena del crimen y una documentación requerida a Uruguay.
El 26 de noviembre de 2006, Dalmasso, de 51 años, fue asesinada en su casa del barrio Villa Golf cuando su marido participaba de un campeonato de golf en Punta del Este; la hija estaba en Estados Unidos y su hijo, Facundo, en Córdoba. La investigación siempre estuvo marcada por el escándalo. En los once años transcurridos desde el asesinato hubo espacio para todas las hipótesis, desde un crimen por dinero, hasta un fatal desenlace de juegos sexuales, pasando por el matricidio y el ataque de un pervertido.
En este tiempo renunciaron varios funcionarios provinciales, el primero un asesor del ministro de Seguridad de Córdoba a quien se vinculó sentimentalmente con la mujer y que pidió su imputación para someterse al ADN; a los pocos días renunció el secretario de Seguridad por estar mencionado en la causa. Otros debieron irse por problemas en la investigación.
En 2007 el fiscal Javier Di Santo, a partir de la declaración de un testigo con retraso mental que después se desdijo, imputó de hurto calificado, homicidio calificado y abuso sexual a Gastón Zárate, un albañil que trabajó en la casa de Dalmasso. La detención provocó una manifestación popular, conocida como el “perejilazo”, que fue determinante para su libertad.
Análisis de ADN
Después, con Zárate todavía imputado, el mismo fiscal acusó al hijo de la víctima. Ambos quedaron sobreseídos cinco años después cuando llegaron los resultados de estudios del FBI que establecieron que el ADN de las muestras es de Marcelo Macarrón.
Facundo, menor de edad cuando fue imputado, declaró el año pasado a pedido de la defensa de su padre. Planteó sus sospechas de un vínculo de su madre con el empresario Miguel Rohrer, conocido como “el francés”. El hombre se presentó espontáneamente y pidió ser investigado; el resultado del análisis de ADN mitocondrial del pelo hallado en la mano de Dalmasso lo dejó afuera de la causa.
Miralles imputó a Macarrón en marzo de 2016 basado en las pruebas de ADN y porque creía que el viudo pudo haber viajado en avión el 25 de noviembre desde Punta del Este hasta Río Cuarto, tener relaciones, matar a su mujer y volverse para jugar al golf al día siguiente. Para los defensores, esa hipótesis era una “locura”.
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