El juicio a Temer y Dilma, otro temblor en Brasil
Mañana empieza el proceso que podría derivar en la salida del presidente del poder; el tribunal electoral debe definir si hubo irregularidades en la campaña de 2014.
En un hecho inédito en la historia de Brasil, el Tribunal Superior Electoral (TSE) empezará mañana el juicio por supuesto abuso político y económico de la fórmula Dilma Rousseff – Michel Temer durante la campaña de 2014.
Aunque su desenlace podría demorarse, el proceso amenaza con arrastrar al país hacia una nueva fase de incertidumbre e inestabilidad, con el riesgo latente de que el mandato presidencial sea anulado y Temer deba dejar el poder menos de un año después del impeachment que destituyó a Dilma.
“Es imprevisible lo que pueda pasar en el juicio. Nunca se llegó a un episodio así con una fórmula presidencial. El país acaba de salir de un período traumático, con repercusiones muy negativas en la política y en la economía, y ahora estamos de nuevo ante una situación muy delicada. Los próximos días serán fundamentales para tener un horizonte más claro sobre qué le espera a Brasil”, advirtió a La Nación Ricardo Britto, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia.
Gracias al acuerdo de delación premiada que firmaron ejecutivos de la compañía Odebrecht que participaron en el esquema de corrupción en Petrobras, el juez relator del caso en el TSE, Herman Benjamin, aceleró los tiempos de sus investigaciones y puso al gobierno ante un campo minado. Si la mayoría de los siete magistrados del tribunal corrobora que la fórmula vencedora de la reelección en 2014 recibió financiamiento ilegal de su campaña, el mandato actual sería invalidado y Temer sería obligado a dejar el Palacio del Planalto.
Si bien Benjamin ya dio señales de que recomendará y votará a favor de la anulación, la expectativa oficialista es que alguno de los otros jueces del TSE realice de inmediato -tal vez mañana mismo o en la sesión del miércoles- un pedido de vista para tener más tiempo para analizar la causa. Así, el gobierno se garantizaría que cuando sea retomado el juicio -con fecha incierta- la composición del TSE sea otra, más inclinada a favorecer a Temer. Es que el próximo 16 vence el mandato del juez Henrique Neves y el 5 de mayo expira el de la jueza Luciana Lóssio, ambos considerados por el Planalto más proclives a la condena. Los magistrados serían reemplazados por dos nuevos juristas elegidos por Temer.
Ya ante el TSE, la defensa del presidente abogará por que sean consideradas por separado las cuentas de Dilma, del Partido de los Trabajadores (PT), y de Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Alegan que el entonces vicepresidente no estaba al tanto de cómo su compañera de fórmula y el PT conducían su recaudación y que por lo tanto Temer no debería ser juzgado por los presuntos delitos de su antecesora, depuesta en agosto pasado por manipulación de las cuentas públicas.
“Difícilmente el juicio tenga una resolución esta semana, y el gobierno hará todo lo posible por arrastrar una conclusión hasta fines de 2018, cuando termine el mandato actual. Pero el TSE se volverá una espada de Damocles para Temer y contribuirá a desgastar más al gobierno, ya muy impopular”, apuntó el analista político Ricardo Ismael, de la Pontificia Universidad Católica (PUC), en Río de Janeiro.
La semana pasada, una encuesta de Ibope reveló que el apoyo a la gestión de Temer se redujo de un 13% en diciembre a tan sólo 10%. El aumento en la desaprobación del gobierno coincide con una nueva alza en el índice de desempleo, ahora en un récord de 13,2%, y con la creciente movilización de sindicatos y partidos de izquierda en rechazo a la ya aprobada ley de flexibilización laboral y a la propuesta de reforma del sistema jubilatorio. Para el próximo 28 fue convocada una huelga general.
Hoy, la prioridad del gobierno es avanzar con su agenda de reformas estructurales en el Congreso para que vuelvan las inversiones y el crecimiento. Una eventual condena en el TSE tendría un efecto devastador y Temer buscaría apelar ante el propio TSE y el Supremo Tribunal Federal (STF) para salvarse a cualquier costo. Mientras tanto, asumiría el poder el titular de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, que debería convocar a elecciones indirectas en un plazo no superior a los 30 días. Es decir, sería el Congreso quien elegiría al sustituto de Temer.
Por otra parte, si la decisión del TSE quedara postergada por las maniobras oficialistas, es probable que haya una reacción contraria en las calles, y la agitación pondría al gobierno a la defensiva.
A estos problemas se les agregaría pronto el levantamiento del secreto de sumario que pesa sobre los pedidos de investigación que hizo la Procuraduría General de la República al STF por más de un centenar de políticos señalados como beneficiarios de sobornos por los ejecutivos arrepentidos de Odebrecht. Entre ellos habría por lo menos nueve ministros de Temer y unos 30 legisladores de la alianza oficialista.
“El peligro es que el gobierno quede paralizado en medio de estos frentes de conflicto. La incertidumbre aumentaría y los efectos en la economía serían muy negativos cuando todavía no logramos salir de la recesión de los últimos dos años. Se volvería una tormenta perfecta”, sostuvo el analista André Perfeito, economista en jefe de Gradual Investimentos, en San Pablo.
Claves de una encrucijada política
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¿Qué se juzga?
Se trata de una demanda presentada tras los comicios de 2014 por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, que tenía como candidato presidencial al senador Aécio Neves, derrotado), por supuesto abuso político y económico de la fórmula Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores, PT)-Michel Temer (Partido del Movimiento Democrático Brasileño, PMDB). La fórmula que ganó la reelección está acusada, entre otras cosas, de uso indebido de la cadena nacional, de manipulación de los indicadores socioeconómicos, de utilización de edificios y equipos públicos para la campaña, y -el cargo de mayor gravedad- de financiamiento ilegal a través de recursos no declarados, aportados por grandes empresas, como Odebrecht, que desviaron dinero del esquema de corrupción en Petrobras.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias?
Como Rousseff ya fue destituida el año pasado tras el proceso de impeachment en el Congreso por manipulación de las cuentas públicas, si el mandato de la fórmula ganadora es anulado, sería Temer quien sería ahora obligado a dejar el poder. Según la Constitución, el Congreso tendría que elegir un sucesor -puede ser cualquier persona que cumpla con los requisitos para ser presidente- para que complete el resto del mandato actual, que termina el 31 de diciembre de 2018.
¿Cómo está compuesto el Tribunal Superior Electoral (TSE)?
Está integrado por siete jueces: tres que pertenecen al Supremo Tribunal Federal, dos miembros del Supremo Tribunal de Justicia y dos juristas reconocidos elegidos por el presidente de la república por un mandato de dos años. Los mandatos de los dos juristas actuales -Henrique Neves y Luciana Lóssio- acaban el 16 de abril y el 5 de mayo, respectivamente.
¿Cuál es la estrategia de Temer?
En primer lugar, la defensa del presidente aboga por el análisis separado de las cuentas del PT y del PMDB. Según sus abogados, Temer no estaba al tanto de las prácticas de recaudación de Rousseff y no debería cargar con las consecuencias de su presunta ilegalidad. Si ese plan no funciona, en el gobierno tienen la esperanza de que alguno de los siete jueces pida más tiempo para analizar las pruebas y así el desenlace del juicio ocurriría después de la renovación de los integrantes del TSE, con mayores chances de que los nuevos juristas designados voten en contra de la anulación del mandato presidencial.
¿Pueden separarse las cuentas de Rousseff y Temer?
Sí, aunque en la mayoría de los casos analizados anteriormente -gobernadores y alcaldes- la jurisprudencia del TSE ha tendido siempre a considerar la contabilidad de la fórmula como una sola. Si el TSE anulara el mandato, podría además declarar tanto a Rousseff como a Temer inelegibles por ocho años, o sólo a la ex presidenta, como cabeza de la fórmula. Si el TSE anulara el mandato actual pero no declarara inelegible a Temer, en teoría éste podría ser “reelegido” por el Congreso para completar su mandato-tapón.
¿El fallo del TSE puede ser apelado?
Sí, es posible realizar apelaciones tanto ante el propio TSE como ante el Supremo Tribunal Federal. Se trata de recursos que podrían demorar varios meses.
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