El nuevo uso de una droga sería eficaz contra el cáncer de ovario
Por eso, el estudio sobre el nuevo uso de una droga en esta enfermedad que se presentó ayer en el congreso anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), en Chicago, fue recibido como una de las grandes noticias de esta “meca” de la oncología mundial.
El fármaco en cuestión es el bevacizumab, que pertenece a la nueva y promisoria generación de medicamentos biotecnológicos. Este anticuerpo bloquea el Factor de Crecimiento Endotelial Vascular (VEGF), una proteína clave en la angiogénesis, el proceso de crecimiento desmedido de los vasos sanguíneos que alimentan al tumor y que hace que, en consecuencia, éste también crezca y se expanda a otras partes del cuerpo.
El bevacizumab –cuyo nombre comercial es Avastin– comenzó a aplicarse en 2004 y actualmente está autorizado para cáncer metastásico de colon, pulmón, riñón y mama. Sin embargo, el laboratorio Roche, que lo desarrolló, está probando su aplicación en otros 50 tipos de tumor. El GOG 0218, la investigación que se presentó en ASCO, confirma su potencial efectividad en el de ovario. Los especialistas testearon a 1.800 pacientes divididas en grupos que recibieron quimioterapia sola o quimioterapia combinada con bevacizumab. Las que siguieron este tratamiento tuvieron una mejora del 39% en la sobrevida media libre de progresión (PFS), una medida que expresa el tiempo que un paciente de cáncer pasa sin que progrese su enfermedad. A quienes se les administró bevacizumab fue de 14,1 meses, contra 10,3 de quienes sólo recibieron quimioterapia. “Es la primera terapia angiogénica en demostrar un beneficio en esta población”, aseguró el oncólogo estadounidense Robert Burger, investigador principal del estudio.
Según la especialista argentina Liliana Zamora, oncóloga clínica del Hospital Italiano, este porcentaje “puede no parecer estadísticamente importante, pero significa una mejora sustancial en la calidad de vida de la paciente”. En este punto, remarca, es muy promisoria la acción de la droga porque al 70% de las pacientes se les detecta el cáncer en un estadío avanzado y la sobrevida es muy corta. “Esto tiene que ver con la dificultad de diagnóstico y con las propias características del tumor”, acota.
En cuanto al diagnóstico, no existe aún un método que logre detectarlo precozmente. Además, el cáncer de ovario no tiene síntomas claros y suelen confundirse con otras patologías. Así, las mujeres que lo sufren experimentan inflamación abdominal, dolor en la pelvis o el abdomen, dificultad para comer o molestias urinarias. “La recomendación es que si tienen dolor abdominal recurrente, cambia el hábito intestinal o hay sangrado, consulten no sólo con su clínico sino también con su ginecólogo”, concluye la médica.
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