Abuso: El Papa aceptó la renuncia de tres obispos chilenos
Francisco aceptó este lunes la renuncia de tres obispos chilenos, incluido el controvertido Juan Barros, tras el escándalo por abusos sexuales de menores.
Barros, obispo de Osorno, en el sur del país, está acusado de encubrir los abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima en los años 80 y 90.
Hace dos meses, Francisco admitió que había cometido un error grave al defender, en principio, al obispo Barros durante la visita papal a Chile el pasado enero.
El 18 de mayo, los 34 obispos de la Iglesia católica en Chile ofrecieron su renuncia al Papa después de sostener varias reuniones con él en el Vaticano.
Movimiento sin precedentes
Aquel movimiento sin precedentes sumió a la Iglesia católica del país latinoamericano en la que es seguramente la peor crisis de su historia.
Durante las reuniones en el Vaticano, Francisco les mostró a los obispos los resultados de la investigación de la Santa Sede sobre el caso de presunto encubrimiento por el obispo Juan Barros de los abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima.
“Hemos puesto nuestros puestos en manos del Santo Padre y dejaremos que él decida libremente por cada uno de nosotros”, informaron en aquel momento en una rueda de prensa desde el Vaticano.
Los obispos también pidieron perdón a Chile, a las víctimas de abusos y al Papa por el escándalo.
Reacción de las víctimas
La aceptación de la renuncia de estos tres obispos por parte del Papa fue recibida con alegría con algunas de las víctimas.
“¡Empieza un nuevo día en la iglesia Católica de Chile! Se van tres obispos corruptos y seguirán más. Emocionante por tantos que han luchado para ver este día. La banda de obispos delincuentes se empieza a desintegrar hoy”, dijo por Twitter Juan Carlos Cruz, uno de los denunciantes del “Caso Karadima”.
Hacía años que el obispo Barros era cuestionado en Chile por sus vínculos con Karadima, a quien tanto la justicia ordinaria como la eclesiástica consideraron responsable de abuso sexual de menores, perpetrados durante las décadas de 1980 y 1990.
Karadima fue suspendido de por vida de sus funciones y sus víctimas acusan a Barros de ser conocedor de sus crímenes y haberlos encubierto, algo que este último niega.
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