En España, uno de cada 200 chicos nace infectado por el citomegalovirus
Los autores del primer estudio del virus proponen analizar a todos los recién nacidos para evitar secuelas permanentes, como sorderas y discapacidad intelectual.
El 0,5 por ciento de los chicos, uno de cada 200, nacen infectados por el citomegalovirus, según el primer estudio realizado en España sobre la prevalencia de este virus. Es un gran desconocido pese a ser la principal infección transmitida por las madres a sus bebés durante el embarazo.
El patógeno deja secuelas en el 20 por ciento de los niños afectados. Entre ellas: sordera, retraso psicomotor, epilepsia y, en casos extremos, parálisis cerebral. El principal autor de la investigación, el pediatra Daniel Blázquez, propone analizar de manera sistemática a todos los recién nacidos en España. “Es un problema de salud pública de primer orden”, alerta.
El equipo de Blázquez analizó a 3.190 bebés nacidos entre 2017 y 2018 en su centro, el hospital 12 de Octubre, en Madrid. Una quincena de ellos estaban infectados por el citomegalovirus, un patógeno omnipresente en la población que está emparentado con los causantes del herpes, la varicela y la mononucleosis.
El 60 por ciento de las mujeres de entre 15 y 24 años ya tuvo una infección por citomegalovirus. El virus suele ser inofensivo para las madres e incluso para el 80 por ciento de los bebés, pero en el 20 restante es esencial tener un diagnóstico temprano.
“Sin este cribado, hay un montón de niños que no se diagnostican”, lamenta Leticia Zarza, una artista de 38 años que preside la asociación Familias CMV, creada para concienciar sobre el virus.
Su hijo fue diagnosticado al nacer, gracias a que saltaron las alarmas en una ecografía al final del embarazo, pero es habitual que la infección pase desapercibida. “En nuestra asociación hay familias con niños muy afectados por culpa de diagnósticos tardíos”, explica.
“La detección precoz permite tratar rápidamente a los recién nacidos sintomáticos y ofrecer un seguimiento durante los primeros años a los padres de los niños asintomáticos al nacimiento”, defiende Lola Folgueira, viróloga del 12 de Octubre y coautora del estudio.
El test consiste en un sencillo análisis de la saliva que si da positivo se confirma con otro análisis de la orina.
Sin embargo, de los 15 niños infectados, solo dos -con síntomas muy claros- habrían podido ser diagnosticados sin la prueba al nacimiento. El test consiste en un sencillo análisis de la saliva, que si da positivo se confirma con otro análisis de la orina.
El diagnóstico rápido permite activar un equipo multidisciplinar de neurólogos, otorrinos, logopedas, pediatras y rehabilitadores. “Mi hijo tiene dos años y medio y evolucionó muy bien gracias a las terapias de estimulación temprana”, celebra Zarza.
Tanto Daniel Blázquez como Lola Folgueira creen que los resultados observados en Madrid son extrapolables al resto de España. Las autoridades sanitarias de los Estados Unidos también manejan las cifras de un caso por cada 200 nacimientos y un niño con secuelas por cada cinco infectados.
Esta proporción de infecciones congénitas es muy superior a las de otras enfermedades que sí se buscan de manera sistemática en los recién nacidos. El citomegalovirus es diez veces más frecuente en España que el hipotiroidismo congénito y 100 veces más que la hiperplasia suprarrenal congénita, según destacan los autores del estudio, publicado en la revista especializada The Pediatric Infectious Disease Journal.
El médico Fernando Baquero, coordinador de enfermedades infecciosas pediátricas en el madrileño Hospital Universitario La Paz, también cree que hay que “luchar para conseguir un cribado sistemático en los recién nacidos”.
Baquero, al margen de los beneficios para la salud de los chicos, subraya que este análisis universal de los bebés acabaría ahorrando dinero a la larga, según cálculos realizados en EE. UU. en 2016 por la pediatra Karen Fowler, de la Universidad de Alabama en Birmingham.
La asociación Familias CMV, creada hace dos años, urge a las autoridades sanitarias a que hagan más campañas para informar a las mujeres embarazadas. “Hay muchas madres que no conocen este virus”, lamenta la presidenta.
El citomegalovirus está presente en la saliva y en otros fluidos corporales. Las futuras madres se suelen infectar por contacto con otros niños pequeños que a su vez los van a buscar a la guardería. La infección también se conoce, de hecho, como la enfermedad del hermano mayor.
Leticia Zarza da tres consejos básicos a las mujeres embarazadas que ya tienen pequeños: no besar a sus hijos en la boca, no compartir los cubiertos con ellos y lavarse bien las manos tras cambiar los pañales.