“Es imposible”, declaró la tía sobre la hipótesis del suicidio
Es psicóloga y estuvo en Le Parc la noche del domingo 18. Para la madre, estaba “perfecto”.
Lidia Garfunkel, tía de Alberto Nisman, fue una de las primeras en llegar al departamento de Puerto Maderola noche en que el fiscal apareció muerto. Es psicóloga y está convencida de que su sobrino no se suicidó. “Es imposible”, le dijo Garfunkel a la fiscal cuando declaró como testigo en la causa que investiga cómo murió Nisman.
A Lidia la llamó su hermana, Sara Garfunkel, para pedirle el dato de un cerrajero cuando no podía entrar en el departamento y llevaba horas sin noticias de su hijo. Lidia estaba atendiendo en su consultorio, tomó un taxi y llegó a Le Parc poco después de que hubieran descubierto a su sobrino muerto.
Su convicción de que Nisman no se suicidó coincide con lo que dijo la ex mujer del fiscal, Sandra Arroyo Salgado, en el entierro. Arroyo Salgado dio más detalles en el expediente: sostuvo que si Nisman hubiera querido suicidarse lo hubiera hecho de otra forma y que no hubiera tomado una decisión semejante sin dejar siquiera una nota.
Ella le dijo a la fiscal que convivieron 17 años y que se separaron hace más de tres. Desde entonces, sólo hablaban de los asuntos de sus hijas. “Yo había tenido inconvenientes por la injerencia de Nisman en temas míos”, declaró. Dijo también que no tenía idea de que su ex marido fuera a denunciar a la Presidenta.
Estos testimonios fueron reconstruidos por La Nación de fuentes con acceso a la causa, que informaron que tampoco la madre de Nisman vio señales de que su hijo fuera a suicidarse. Según ella, él estaba “perfecto”, trabajando mucho para la presentación que tenía que hacer el lunes ante el Congreso. No percibió para nada que él tuviera algún temor, según declaró.
Sara Garfunkel (que ayer volvió a declarar) contó incluso que el viernes por la tarde, la última vez que vio a su hijo con vida, él le había pedido que fuera a Jumbo con la lista que le había dejado Gladys Gallardo, la empleada doméstica, para hacer compras. Habían quedado que el lunes Gladys le iba a hacer un pastel de papas y necesitaba ingredientes.
La declaración de Gallardo también coincide. Ella dijo que no notó nada raro, que su jefe “amaba a sus hijas” y “amaba la vida”. También, que su carácter había mejorado con el tiempo. Que al principio era “cascarrabias” y a veces gritaba solo cuando se enojaba, pero que después se había vuelto más “dócil”. Declaró además que Nisman no le habló de amenazas, pero dijo que no solían conversar sobre asuntos vinculados al trabajo. Sobre la denuncia contra la Presidenta, él sólo le preguntó si había visto la repercusión que había tenido y le dijo: “Me van a querer voltear, pero no van a poder”.
En cuanto a Lidia, la tía, en su testimonio destacó que el televisor del cuarto de Nisman estaba prendido y que en la heladera había comida para muchos días. Confirmó también que sobre la mesa del comedor había carpetas y que cuando llegó la fiscal pidió que nadie las tocara.
Antes que la fiscal, ya había arribado al departamento el secretario de Seguridad, Sergio Berni. “Se asomó en el baño”, dijo Lidia Garfunkel sobre el funcionario. Según ella, después él se fue a la cocina. Sara, la madre del fiscal, dijo que tras encontrar a su hijo en el baño, ella se quedó sentada en la cama de la habitación principal, que linda con vestidor que lleva al baño, y que Berni se acercó a ella; la saludó y le dio el pésame.
El secretario de Seguridad también contó esta escena cuando lo entrevistó Nelson Castro, y dijo que después se había quedado en la cocina. Allí estaba Lidia, que advirtió que había una ventanita abierta. “Me asomé y daba al vacío”, dijo.
Según los relatos de los protagonistas, los primeros que entraron al departamento fueron el custodio Armando Niz y Sara Garfunkel. Después, la gente de Swiss Medical (el médico que confirmó la muerte y dos personas más vestidas con ambos) y agentes de Prefectura; Lidia Garfunkel, Berni y el juez; un secretario y la fiscal, y grupos de expertos de la Policía Científica. “Un montón de gente”, dijo Lidia Garfunkel, que pasó la noche en esa cocina.
Fuente: La Nación
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