ESTUDIANTES PROMETEN MÁS DESCONTROL TRAS RESPUESTA DE VILLEPIN
Crecidos por las multitudinarias manifestaciones del sábado último, cuando salieron a la calle entre 500.000 y 1,5 millones de personas, y al término de su “ultimátum” al Gobierno para que retirarse el CPE, los sindicatos y organizaciones de estudiantes decidieron pasar esta tarde a otra fase superior en la protesta.
Decidieron convocar paros laborales, huelgas y manifestaciones el martes de la próxima semana, pero no sacaron la artillería pesada de la huelga general, con la que algunos amenazaban, mientras los bloqueos de universidades e institutos continuaban.
Con esta decisión, que supone una nueva vuelta de tuerca en la estrategia de acoso y derribo al CPE, los sindicatos hicieron oídos sordos al nuevo llamamiento al diálogo lanzado hoy por el presidente Jacques Chirac.
Al manifestar su apoyo al CPE por cuarta vez en ocho días, Chirac apeló a la “responsabilidad” de los sindicatos, pero también a los representantes de las organizaciones de estudiantes, para abrir un “diálogo constructivo” para “mejorar” el texto.
El problema es que éstos ponen como premisa a un eventual diálogo que el CPE sea retirado, mientras que el primer ministro, Dominique de Villepin, defiende que la reforma adoptada hace once días por el Parlamento sea aplicada y que se negocien posteriores mejoras.
Lo único que lamenta Villepin es la “incomprensión” que el método empleado para sacar adelante el CPE -por vía de enmienda y sin previa concertación sindical- ha generado, pero mantiene que su reforma “merece una oportunidad”, pues “generará empleos”.
En su cruzada por este contrato, Villepin obtuvo hoy el apoyo de un selecto grupo de una veintena de jefes de grandes empresas y de pymes, entre los que estaban Claude Bébéar (Axa), Denis Ranque (Thales), Thierry Desmarest (Total) o Charles Beigbeder (Poweo).
Para todos ellos, es necesario salvar el “psicodrama” actual, ya que el CPE es “un buen contrato” que hay que “salvar”.
Más inquisitivo, el ministro delegado para las pymes, Renaud Dutreil, instó a los antiCPE a recuperar el “sentido común” y dejarse de “ultimátum” y de amenazas de huelgas.
El camino ofrecido en esa reunión para desbloquear la situación parece que pasaría por reducir a la mitad el actual periodo de prueba de dos años y por justificar el motivo del despido, que son los dos puntos claves y más conflictivos del CPE.
Dos puntos que, al estar escritos blanco sobre negro en la ley de igualdad de oportunidades, donde se inscribe el CPE, no pueden ser modificados por decreto, lo que ata bastante las manos al Gobierno a la hora de maniobrar para salir de esta crisis.
También el presidente del Banco Central Europeo (BCE), el francés Jean-Claude Trichet, salió hoy en auxilio de Villepin, al indicar que para luchar contra el “paro masivo” se necesita “flexibilidad”.
Una flexibilidad del mercado laboral que rechazan de plano los sindicatos, estudiantes, pero también la izquierda, en la oposición.
Es el mensaje que le llegó al primer ministro en las dos reuniones que mantuvo esta tarde con jóvenes, una en Matignon (en la sede del Gobierno) y otra en el Ministerio de Educación, aunque a ninguna de ellas fueron representantes del principal sindicato de estudiantes, el Unef, ni de otros que animan la protesta.
Que retire el CPE fue la petición que le hicieron el viernes los presidentes de universidades y que le ha renovado hoy el Partido Socialista (PS), cuyo “número uno”, Francois Hollande, ha prometido que derogará el CPE si ganan las elecciones presidenciales y legislativas de 2007.
Mientras tanto crece la sensación de que esta protesta refleja una crisis social profunda: es lo que piensan más de siete de cada diez franceses preguntados en una encuesta publicada hoy.
Y además, hoy se supo que un sindicalista de 39 años está en coma y con pronóstico reservado por las heridas que sufrió el pasado sábado en los altercados de la manifestación de París.
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