Fiestas de 15: la tendencia es celebrar sólo con chicas
Primero se popularizaron los tés, después hubo cenas. Ahora, veladas sin varones. Ellas afirman que, de esa forma, están más descontracturadas.
Sin varones. Esa es la tendencia entre las chicas que hoy festejan sus 15 y, por el momento, la elección que viene en ascenso. Primero fueron los tés a la tarde, algunos mutaron después a una cena y están las que arman una fiesta a la noche, con todas las letras, pero sin los varones.
“Cuando estamos solas, estamos más libres. No están mirando qué hacemos, qué comemos y cómo nos movemos”, dice Cata, una adolescente que organizó un té de 17 a 21 en su casa sólo con sus amigas y que ha ido ya a algunas fiestas nocturnas sin los varones. Fue un grupo de hip hop y se engancharon más de una hora haciendo coreografías, sin censuras ni vergüenzas.
“En 2009, inventamos el formato de los tés a la tarde y nos ha ido muy bien”, explica Pablo Dávila, gerente de Alimentos y Bebidas del hotel Holiday Inn de la ciudad de Córdoba. Hacen unos 10 eventos de estos al mes: una mesa grande para todas las chicas y, en mesas separadas, la familia. Hay bocaditos dulces y salados y torta, con algún otro extra sorpresa.
En general, el té es el formato que eligen las chicas que van a Disney o que no quieren la fiesta de noche. Es viable hacerlo en una casa de familia y con presupuestos que pueden arrancar desde muy abajo. Muchas pasaron del té a la cena y de la cena a la fiesta.
“Es un poco la tendencia que se está poniendo de moda. No hemos tenido muchos, pero sí los primeros en 2017”, dice Dávila. “Nos decían que había pocos chicos en sus cursos y que entre chicas no se sentían intimidadas y se divertían más”, cuenta. Incluso, advierte que las quinceañeras ya no pretenden una fiesta en la que sean el centro de la escena, tipo “la princesa de la fiesta”, sino que se quieren divertir de igual a igual con sus pares.
En el Sheraton Hotel no han tenido aún fiestas de sólo chicas, pero Daniel Juan, gerente general, cuenta otro fenómeno: varias que festejan juntas, en una sola fiesta. “Se juntan de a dos o tres, como son todos del mismo curso y cumplen cerca, y hacen una fiesta única, con mesas separadas para los grandes y los mismos invitados”, describe. Es, claro está, una forma de abaratar costos porque cada uno se paga sus invitados y los comunes, entre todos.
Las explicaciones
Además de la desinhibición que defienden las quinceañeras, hay otras razones objetivas. Una es el presupuesto: los varones suponen, en general, el doble de invitados. La otra es el alcohol y el comportamiento que le sigue después. “Nos parecía que con los varones iba a ser muy difícil de manejar el tema del alcohol, además de que se duplican los costos. Y ella prefería con sus compañeras, así que estuvimos de acuerdo”, dice Rosario, una mamá que organizó en su casa. Contrató un servicio de pizzas a la parrilla y hubo música hasta las 3. Quedaron todos felices.
“Yo fui a una cena con varones y ellos hicieron lío. No tomaron, pero cortaron la onda de ese ambiente tan lindo y tranquilo que había”, dice Guada. Cumplió 15 en septiembre pasado y fue una de las que terminó organizando, casi sin querer, una buena fiesta de chicas en el Holiday.
“Los varones y las chicas tienen pocas oportunidades de estar juntos, bailando y pasándola bien, con buena supervisión adulta como son las fiestas de 15. Creo que no está bueno favorecer estas modas”, cuestiona Maritchú Seitún, psicóloga y autora de varios libros sobre cómo educar a los hijos.
Eva Rotenberg, psicóloga y directora de la Escuela para Padres, comprende el fenómeno: “A los 15, los varones tienen la idea fija en el sexo y las chicas, no. A mí me parece que está bien, siempre y cuando tengan otras instancias para compartir con los varones”.
“La identidad se arma en espejo y, a esta edad, la mirada del otro tiene un gran peso. No hay jerarquización en el pensamiento, todo es tremendo: si me miran comiendo es tremendo… Como las chicas le dan una carga tan fuerte a la mirada, pasa a ser perturbador; entonces, se busca esconderse de la mirada perturbadora del otro y disfrutar de una cosa más infantil, más aniñada”, dice Claudia Messing, psicóloga, socióloga y presidenta de la Asociación Argentina de Terapia Familiar.
Este contenido no está abierto a comentarios