Hallaron muerto a Marcos Antonio González, el empresario desaparecido en Villa Cañás

Era intensamente buscado desde el jueves.La autopsia para determinar las causas del fallecimiento se realizarán mañana.

 

El empresario Marcos Antonio González, de 60 años, que era intensamente buscado desde el jueves, fue hallado muerto anoche en un camino rural de Hughes confirmó el fiscal de la causa, Mauro Blanco, quien agregó además que la autopsia para determinar las causas del fallecimiento se realizará mañana.

 

López era propietario de la estación de servicio YPF de Villa Cañás, departamento General López, 370 kilómetros al sur de esta capital. Su cuerpo fue encontrado a unos 4000 metros de su vehículo, precisó el letrado.

 

La primera hipótesis policial apuntaba a un secuestro. Vecinos de Villa Cañás declararon que González había sido visto por última vez el jueves a la noche en la parrilla “La doble porción”, del Barrio Fonavi, pero un testigo indicó que lo vio en horas de la madrugada, en la sala velatoria de una cooperativa de servicios, despidiendo a un amigo.

 

La investigación la lleva adelante la Fiscalía de Venado Tuerto. “La mujer comenzó en primer momento la búsqueda con los hijos y luego dio parte a las autoridades y comenzamos la investigación”, informaron.

 

González había ido a cenar primero sólo -constató el dueño de la parrilla- y luego se sumó un grupo de amigos. Según lo aportado a la fiscalía hasta ese momento todo resultaba normal. Pero trascendieron otros datos que acrecentaron el interés de los investigadores, ya que una cámara de seguridad de un transporte ubicado cerca de la ruta 94 registró un automóvil estacionado sospechosamente por unos minutos, que luego ingresa a dicha ruta en dirección a Teodelina.

 

Otro elemento agregado a la causa fue que el sábado anterior delincuentes ingresaron al domicilio de González y robaron 7.500 pesos. El desenlace de este caso comenzó anoche pasadas las 20, cuando la policía santafecina encontró el Honda Civic LXC, chapa MAJ 479, color gris plata. “Estaba bien cerrado, sin signos de violencia”, explicaron los investigadores.

 

 

Fuente: La Nación