La industria del cine porno en Argentina está en decadencia
Para ponerle números al fenómeno, solo se filman y se estrenan cuatro películas para adultos al año en Argentina, contra 172 estrenos de cine convencional, según el anuario 2014 del Incaa.
Es el género más negado. Muy pocos se animan a admitir que ven cine triple X pero los números no mienten: existen 30 millones de sitios web dedicados a la pornografía. Sin embargo, la industria de cine pornográfico en Argentina está en decadencia. Así lo confirman los únicos directores argentinos del género; el mítico Víctor Maytland y César Jones. Para ponerle números al fenómeno, sólo se filman y se estrenan cuatro películas para adultos al año en Argentina, contra 172 estrenos de cine convencional, según el anuario 2014 del Incaa. ¿El motivo? El auge de internet puso en jaque a la industria porno a principios de 2010, generando una crisis en el mercado triple X que se vio sobre todo en Playboy, la cadena más fuerte del mundo, liderada por Hugh Hefner, que decidió no publicar más desnudos en sus revistas “porque ya no es negocio”. Y además en los cines condicionados, que prácticamente desaparecieron (se calcula que hay 3 en Capital Federal y 1 en Rosario, ver aparte). Si los millones de consumidores de pornografía hoy fuesen a los cines comerciales, estaríamos hablando de miles de salas Hoyts XXX que no darían a basto. Lo cierto es que al ser un tipo de entretenimiento tan íntimo, la opción de verlo en la privacidad de la red permitió que los fetiches ocultos se conviertan en mercado, gracias a la facilidad de difusión y la reducción de los costos.
Las estadísticas aseveran que cerca de un 30 % de las páginas de internet son pornográficas. Para tener una dimensión sobre el fenómeno porno mundial, solo el sitio web estadounidense Pornhub recibió 18 billones de visitas durante 2014, lo que habla de una reconversión del cine para adultos. Incluso en el reciente Festival de Cannes se estrenó una película porno en 3D en busca de adaptarse a las nuevas tecnologías y competir con los millones de videos en Internet. En Argentina, el fenómeno tiene su clímax en la web: un estudio revela que las mujeres argentinas están en el top cinco de las que más miran pornografía. Los sitios más populares del país son Petardas.com y Poringa.net.
La maquinaria es monstruosa: están involucradas las multinacionales de medios de comunicación, las empresas de producción audiovisual pornográfica, las operadoras de cable, los canales porno, las revistas, las producciones independientes y gratuitas, los medios alternativos como los cines triple X y los clubes de striptease, e internet.
Escenario se sumergió en el mundo del cine triple X y habló con sus protagonistas en Argentina y Latinoamérica para contar sus misterios, secretos y cómo funciona, sus subgéneros y límites.
Maytland es el pionero del cine triple X argentino y lleva grabadas más de 200 películas. Su obra maestra fue “Las Tortugas Mutantes Pinjas” (1990), la película más vista de la historia porno argentino. “Tuvo un éxito avasallante. Se trataba de que Bush no podía tener sexo porque si eyaculaba se iba en semen, entonces las tortugas buscaban el antídoto en Argentina. Era un delirio, pegó muy bien. Era porno comedia parodia. Mirá si habrá sido revolucionaria que en Estados Unidos no la quisieron porque dijeron que era una locura. Y ahora ellos se cansaron de hacer parodia. Fui un revolucionario que lo vi por accidente; me gusta el humor y la fui haciendo cada vez más bizarra por inconvenientes económicos. Filmé más de 200 películas en 30 años”, destaca el rey de cine condicionado.
“La industria pornográfica está en decadencia en todo el mundo. Playboy fue el primero en dar la noticia de que todo estaba mal. Hay un vacío enorme provocado por internet que hizo que el 95 % de la gente no pague contenidos porno y lo vea gratis. Así fue como la industria cayó a la mínima expresión. Muchos dicen que pasa en Argentina, pero se trata de un fenómeno mundial. Entonces se hace muy poco y de muy bajo presupuesto. Entre 2003 y 2010 hacía dos películas por mes en promedio. Pero a partir de 2010 hago una o dos películas por año”, cuenta Maytland.
Jones, que pertenece a la nueva generación de directores porno argentinos acuerda con esto: “Se trata de una protoindustria que supo tener sus primaveras, más o menos como le ocurrió al país durante la década pasada, y que hoy intenta reacomodarse frente al nuevo teatro de operaciones que supuso la irrupción de Internet como lugar jerarquizado para traficar bienes culturales, entre ellos el porno”. Maytland refiere que hasta el 2005 Argentina estaba entre los diez países que más producían pornografía. “Actualmente el primero es Estados Unidos, después le siguen Italia, Alemania y Francia. Hace mucho que no se publican estadísticas. Hay una especie de silencio que intenta ocultar la crisis del porno”, señala Maytland.
Maytland está entre los 100 directores más importantes de la industria a nivel mundial. Con su versión porno del clásico infantil “Las Tortugas Ninjas” marcó tendencia mundial por su afán paródico. También hizo “Los porno Adams” y la historia del peronismo porno. Lo cierto es que el porno se trasladó del DVD a la web. “Hoy muestro mis películas en mi sitio www.radiohotvenus.com. Hablamos de porno, mostramos escenas, se puede ver y escuchar. Cuando saco una película nueva intento que compren el DVD, la estreno en el cine, alquilo la sala. Y después de un tiempo la subo a la página de la radio. Tuvimos 500 mil visitas en 4 meses, hay mucha gente conectada. Somos los únicos que tienen info sobre porno nacional y mundial”, apunta.
Para la estrella del triple X argentino, Ale Markov, “la industria porno argentina está en coma 4, a punto de morir”. “A veces me enojo porque me preguntan dónde pueden ver escenas porno gratis y yo les digo que trabajo de esto”, destaca. Y devela la clave que mantiene vivo el negocio: “La industria funciona por la publicidad, no tenés que vender escenas, las tenés que ofrecer gratis en la página y tenés que vender publicidad para poder sobrevivir”.
La actriz porno argentina Ana Touche asegura que “falta mucho presupuesto para llegar a ser una industria grande. Nadie pone tanto dinero para que después suba la película en internet. Creo que personas como Víctor siguen trabajando por amor a lo que se hace porque no siempre se gana”.
Del otro lado del mercado, Paula Picchio, Brand Manager de Playboy TV, Venus, Sextreme, Penthouse, Private, Hot Shots y Brazzers TV para Latinoamérica & Iberia, cuenta que la empresa tuvo que empezar a ofrecer sus productos triple X también en la web a través de la plataforma de Hot Go (www.hotgo.tv). “La privacidad es una de las principales demandas para el consumo de contenido adulto y por eso creamos Hot Go como complemento del negocio de suscripción”, dijo sobre el fenómeno de reconversión del cine para adultos.
Jones lleva realizadas dieciséis películas, la última fue estrenada hace poco más de un mes y lleva por título “Toda en la boca (Un informe ordinario)”. Sus filmes se estrenan en espacios de arte (como el G104 de Almagro, en Buenos Aires), videobares e incluso salas INCAA, como ocurrió con “Visiones de un erotómano”, que clausuró la edición 2013 del Festival de Cine Inusual de Buenos Aires. Las producciones se editan tanto en DVD como bajo modalidades online (sitios PayperView y Video on Demand de todo el mundo).
“El porno, en tanto topografía incierta, siempre se me ha presentado como campo fértil para desplegar deseos y generar interrogantes sobre el ser humano y su problemática, sus goces y misterios en tanto entidad erótica. Es un territorio tan generoso como desaprovechado”, reflexionó Jones.
A un click
Pero, ¿cómo influyó internet en la industria pornográfica? ¿Qué cambios sufrió el sexo en la pantalla? Si bien antes era un ritual, en la actualidad, el cine triple X está a un click de distancia. Para Jones: “Influyó no sólo en modos de comercialización sino también en modos de producción y realización; regresaron los filmes y videos de media, corta y cortísima duración”.
¿Por qué la gente mira porno? “A algunos les resultará terapéutico o didáctico ver porno, sin dudas enriquece nuestra vida como todo hecho representacional”, dice, y no relaciona el consumo con la falta de vida sexual: “Si los que ven pornografía es porque no tienen una vida sexual plena, no quisiera pensar qué les pasa a los que consumen policiales”.
Para Maytland, un 70 % de argentinos mira pornografía: “Internet se hizo clientes en todos los hogares. Por eso se produce una anomalía; hay más gente viendo porno pero menos que la paga”.
Bukkake, Bondage, MILF, Anal, Bisexual o la versión porno de cualquier taquillazo, incluyendo “La Guarra de las Galaxias”, “V de Vagina” o “Pulp Friction”, los subgéneros son tan variados como infinitos. “Trabajo con las fantasías que puedan ser reales. Podés tener fantasías con tu vecina, no necesariamente con Luciana Salazar, eso te lo da Tinelli. Creo que la gente quiere ver cosas que le puedan pasar. Mi límite es la pedofilia y la zoofilia”, destaca Maytland, que además realiza fiestas de sexo en vivo en boliches de Capital Federal llamadas Sodoma.
Picchio destacó que las categorías más buscadas en Playboy, Venus y Sextreme son las lésbicas, MILFS, Teens y Amateur. “Las producciones son realizadas en países de todo Latinoamérica”, destacó y dijo que no dan números de rating ni de suscriptores a sus canales.
Para Jones no existe el “mensaje” en una película porno: “Si algún día alguno de los lectores de esta nota cae en la cuenta de que intenté dejar un mensaje en alguno de mis filmes, pido encarecidamente me ejecuten en plaza pública. A mí lo que importa es desplegar el deseo”.
Fuente: La Capital
Este contenido no está abierto a comentarios