LA PEOR CITA DEL ARQUERO
“Una jauría de animales lo atacó”, comparó Armando, el padre del marginado arquero de Newell’s Old Boys Luciano Palos. Es que, ayer a la madrugada, el futbolista se encontraba en la habitación de un motel de la zona oeste con una joven de 21 años cuando una turba compuesta por unas quince personas irrumpió en el cuarto y lo golpeó en forma salvaje. Los agresores eran familiares de la muchacha. Además de darle una paliza al jugador de fútbol, le robaron las zapatillas, una remera, un buzo y cincuenta pesos. además también le destrozaron el auto.
El caso resulta extraño tanto para los familiares de la víctima como para los investigadores, ya que nadie se explica cómo fue que los parientes de la chica supieron en qué hotel se encontraba, con quién y en cuál de todas las habitaciones. Por otra parte, resulta un poco torpe el modus operandi si lo que se pretendía era un robo.
Tras el incidente, y después de declarar en la subcomisaría 22ª, el futbolista debió ser atendido en el sanatorio Británico, donde quedó internado. Al cierre de esta edición, el guardavallas, de 25 años, iba a ser dado de alta según relató su padre a El Ciudadano.
Por su parte, los agentes del Comando Radioeléctrico que intervinieron en el caso detuvieron a cuatro personas, entre ellas, un menor de 17 años. Pero sólo dos personas quedaron detenidas, ya que el resto recuperó la libertad después de declarar. Según la información oficial, los atacantes robaron al arquero 50 pesos y la ropa, además de romperle su Fiat Brava de color rojo.
Con una sola chica
Tanto Luciano Palos, como su padre, desmintieron en forma tajante la versión policial difundida durante todo el día de ayer, que daba cuenta de que el chico había ido al motel con dos chicas, una de ellas menor de edad.
“Yo fui con una sola chica que tiene 21 años y que se llama Soledad. Después no sé qué pasó”, dijo ayer Luciano Palos a Canal 3. Agregó además que “los dos fuimos al hotel de mutuo acuerdo, no había ninguna menor, ni nada raro”, destacó.
El futbolista aseguró que “estaba en la pieza y de pronto entraron un montón de personas. Había muchos hombres y algunas mujeres. Me pegaron, pero no sé cómo, llegó un momento en que se me nubló la vista. No sé ni cómo llegué afuera del hotel”, agregó el muchacho.
“Le dieron una biaba de la gran siete”, exclamó Armando Palos a El Ciudadano. “Por suerte –añadió– no tiene lesiones serias, pero cuando lo vi me asusté porque tenía la cara llena de sangre”, agregó el padre del futbolista al narrar su agitado despertar de madrugada, avisado por un llamado policial.
Armando no descartó que su hijo hubiese conocido a su acompañante por Internet, ya que “se la pasa chateando”, dijo. Y reprodujo algunos datos que le brindó la policía: “algunas de las personas que le pegaron a Luciano eran familiares de la chica. Viven todos a un par de cuadras del motel”, destacó.
Algunas cosas que rodean el caso resultan un poco extrañas, tanto para la policía como para la familia Palos ya que “no es común que una joven le diga a la familia a qué motel va a ir esa noche con un muchacho”, analizó un vocero de la pesquisa.
De todos modos, Armando se quedó tranquilo porque anoche debía ir a buscar a su hijo al sanatorio, ya que le habían dado el alta.
El dato según el cual la muchacha tendría relación de parentesco con los agresores (dos de los detenidos llevan el mismo apellido) disipaba ayer entre los pesquisas la idea de que el arquero haya sido atacado por barrabravas, así como la hipótesis de que el futbolista haya sido víctima de una “camita” para asaltarlo, como se denomina en la jerga policial a las emboscadas con fines de robo.
La cantidad de atacantes y lo desmesurado de la irrupción en el motel, por otra parte, desvirtuaría la idea de un puñado de ladrones que pretende abusarse de un hombre en paños menores y en una situación complicada.
“No sé qué pasó. No estoy en condiciones de pensar cómo fue. Ahora quiero recuperarme y después veré qué pasó”, explicó el joven.
En tanto, desde la subcomisaría 22ª afirmaron que la causa está caratulada como robo agravado, lesiones y daños. “Se citaron a dos mujeres –una menor y una mayor– cuyas declaraciones son contradictorias”, aseveró un vocero de esa dependencia policial.
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