La Quinta de Funes, un espacio de memoria abierto a la gente
El lugar fue ayer escenario del acto organizado por Abuelas de Plaza de Mayo en sus 40 años.
La imagen de los chicos trepados a los árboles del espacioso parque se convirtió en una postal reiteradamente evocada por los adultos. Es que ayer, varias generaciones confluyeron en la llamada Quinta de Funes, ex centro de detención clandestino durante la dictadura cívico militar, en lo que fue el cierre de la campaña Pueblada por la Identidad, organizada por Abuelas de Plaza de Mayo en sus 40 años de existencia. La jornada sirvió, además, para dejar oficialmente habilitado el predio como espacio de memoria.
Con sillas, reposeras y mates en mano, muchos funenses y no pocos rosarinos se dieron cita en el lugar para evocar a quienes estuvieron detenidos en ese centro, luego asesinados y desaparecidos.
El encuentro fue también el cierre de una actividad desarrollada en cuatro escuelas de la ciudad, donde los chicos reflexionaron sobre aquella etapa negra de la historia y plasmaron ese trabajo en libretas donde contabilizaban sus vivencias e imaginaron las de aquellos que pasaron por la tenebrosa casona, mientras las docentes confeccionaron dos murales que quedarán instalados junto al cartel que señala el lugar como espacio de memoria, verdad y justicia.
Junto a la casa, se instalaron grandes carteles con los nombres de cada víctima que estuvo detenida en el lugar, cuyas fotos también estaban expuestas en otro lugar del predio. Otros carteles dejaban ver las leyendas “Más de 400 nietos faltan”, “Pueblada por la Identidad”, y un silencioso pero contundente “30.000”.
“Esto pareciera el fin de una larga lucha de los familiares, de los organismos de derechos humanos y de los sobrevivientes. Hoy, como funcionario de políticas públicas y de políticas de memoria, estamos abriendo este lugar, este bien para un uso cultural y educativo para la comunidad funense y de los alrededores”, dijo Ramón Verón, secretario de Derechos Humanos de la provincia y también ex compañero de militancia de muchas de las personas que pasaron por ese centro del horror.
El funcionario sostuvo que la Quinta de Funes es “un lugar muy lindo, con un parque muy bonito, si se lo pudiera despojar de lo terrorífico que ocurrió aquí: someter a tantos jóvenes a la servidumbre para quebrarlos emocionalmente y políticamente”.
Los que abrieron las puertas
Cerca de la entrada al predio se instaló un micrófono por donde pasaron varios oradores. Entre ellos, la diputada Alicia Gutiérrez, esposa de Eduardo José Toniolli, uno de los detenidos-desaparecidos que fue prisionero en el lugar, señaló que “si de algo somos conscientes es que hoy podemos estar acá porque hubo muchos organismos que lucharon y abrieron las puertas a los juicios por delitos de lesa humanidad. Este lugar es para mí muy doloroso; recuerdo la primera vez que estuve y los de la casa nos tiraron tres perros para que nos corrieran”, recordó. Y reivindicó a quienes fueron torturados y asesinados “por ser montoneros”.
Luego, Gutiérrez nombró a cada uno de los detenidos en la Quinta, y cada nombre fue acompañado por el público con la frase: “Presente, ahora y siempre”.
A su turno, el también diputado Carlos Del Frade recordó cuando con Alicia Gutiérrez y otros militantes políticos fueron a plantar un árbol en el lugar, que fue inmediatamente arrancado de cuajo. Y afirmó: “La Quinta se convirtió hoy en una bandera para los chicos y chicas de Funes, en un triunfo colectivo”, y llamó a mirar a los chicos trepados a esos árboles, futuras generaciones que, se espera, hereden el legado de lo que fue el esfuerzo por recuperar ese espacio.
Desde otra generación, habló también el hermano de Marta Benassi, otra de las víctimas. “Esto tiene que ser una escuela de aprendizaje”, dijo. En la misma sintonía, Juan Emilio Basso, de la agrupación Hijos, manifestó que “los que estuvieron aquí y fueron muertos y desaparecidos nos juntaron”. Y llamó a construir a partir de ahora un verdadero espacio de identidad, memoria y justicia, un “espacio político”.
En los discursos hubo reiteradas menciones a la complicidad con la dictadura de un poder económico e institucional que “hoy nos gobierna” y, más cerca en la coyuntura, al caso Santiago Maldonado.
Actividad didáctica
Alrededor del micrófono, muchos jóvenes llevaban remeras con la leyenda: “Yo me pongo la camiseta. Juicio y castigo”, distribuidas por Hijos. Una de las que la vestía era Viviana Trasierra, docente, quien explicó el trabajo realizado en las escuelas Nº 1.388 Antonio Berni; la Nº1.397 Ciudad de Funes; la Nº125 Antonio Herrera y la María Auxiliadora. “Se trabajó priorizando los séptimos grados, porque son chicos cuyos padres están en edad de ser los nietos que se están buscando; es decir, que son la cuarta generación de las víctimas del terrorismo de Estado”, le contó a La Capital.
La docente recordó que se trabajó con dispositivos lúdicos pedagógicos que incluyeron talleres, charlas con invitados de Abuelas de Plaza de Mayo, familiares de desaparecidos y gente idónea en la temática de la represión. El resultado fueron los trabajos que se exhibieron y la confección de dos murales hechos por docentes que serán colocados junto al cartel de señalización.
En las escuelas, contó Trasierra, se trabajó en tres estaciones: “Historia de una búsqueda” (el trabajo de las Abuelas); “Identidad” y “ADN” (avances científicos para la restitución de los nietos y banco genético). Los chicos finalmente llenaron una libreta donde ponían, por un lado, “mi cuenta”. Allí contabilizaban canciones favoritas, mascotas, amigos, juegos, cantantes y colores preferidos, entre otros puntos. Y en otra página, la cuenta de un nieto buscado: “sueños tristes, noches sin dormir, noches que tuve que permanecer en silencio”, por poner algunas vivencias. De esta manera, imaginaron una identidad, un “yo”.
La Quinta de Funes ya es espacio de memoria, verdad y justicia, pero ayer, todos coincidieron en que, si bien este es un triunfo, el camino por darle identidad y sentido al lugar recién empieza.
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