Kenia
La última jirafa blanca del mundo es vigilada por GPS para protegerla de los cazadores
En una remota reserva de África Oriental, la tecnología se ha convertido en el principal aliado para preservar la vida de un animal excepcional. Su rareza lo expone a un peligro constante, y su supervivencia depende de un delicado equilibrio entre conservación y vigilancia.
En el este de Kenia, dentro de la reserva Ishaqbini Hirola, habita una criatura tan fascinante como vulnerable: la única jirafa blanca conocida en el mundo. Este ejemplar macho posee una condición genética llamada leucismo, que le impide producir pigmento en la piel, otorgándole un pelaje blanco sin afectar el color de sus ojos.
En el pasado, también vivían en la zona una hembra y su cría con la misma característica, pero ambas fueron víctimas de cazadores furtivos en 2020. Desde entonces, el macho ha permanecido como el último sobreviviente de su tipo, símbolo viviente de una especie al borde del olvido.

Protección tecnológica: un GPS en su cuerno
Para garantizar su seguridad, las autoridades decidieron equipar al animal con un rastreador GPS instalado en uno de sus cuernos. Este dispositivo emite señales cada hora, permitiendo a los guardabosques seguir sus movimientos en tiempo real y reaccionar ante cualquier anomalía.
La iniciativa fue posible gracias a la colaboración entre el Servicio de Vida Silvestre de Kenia, la ONG Save Giraffes Now y la organización Northern Rangelands Trust. La meta es evitar que la historia trágica de sus familiares vuelva a repetirse.
Amenaza constante: la caza furtiva
Ser único en su especie lo convierte en un blanco particularmente atractivo para el tráfico de fauna exótica. En África, las jirafas han sufrido una reducción del 40 % en su población en los últimos 30 años, con solo 68.000 ejemplares en todo el continente. Esta situación refuerza la urgencia de implementar medidas de protección más eficaces para las especies amenazadas.
Vigilancia 24/7 en una reserva boscosa
El personal de la reserva monitorea a la jirafa día y noche. Gracias al rastreador, pueden saber si se detiene en exceso, se aleja de su zona segura o se acerca a áreas de riesgo. Su hogar abarca un territorio de más de 160 kilómetros cuadrados, donde la vegetación ha mejorado gracias a las lluvias recientes, brindándole mejores condiciones de vida.
Puede interesarte
Tecnología al servicio de la conservación
El uso del GPS satelital se ha convertido en una herramienta clave en la protección de especies vulnerables. Ya ha demostrado su eficacia con elefantes, rinocerontes y pangolines. Esta es la primera vez que se aplica para proteger a una jirafa con esta singularidad genética.
Además de resguardar su vida, el rastreo también permite recolectar información sobre sus hábitos y desplazamientos, datos valiosos para futuras estrategias de conservación.

Un emblema global de la biodiversidad
La imagen de esta jirafa blanca, única en su especie y con un GPS en el cuerno, ha captado la atención del mundo entero. Más allá de su singular apariencia, representa un llamado de atención sobre los peligros de la caza furtiva y la pérdida de biodiversidad.
Con la esperanza de que su historia inspire acciones concretas, las autoridades buscan convertirlo en un símbolo de conservación que motive a proteger otras especies igualmente amenazadas.