Las cinco peores frases para una buena relación
Tomar consciencia de nuestro lenguaje puede mejorar nuestros vínculos.
Podemos decir que la escucha se divide en varios actos. Hay dos actos que soy muy importantes. Aquellos denominados locucionarios (es decir, la fonética, el sonido de cada letra seguida de otra letra), y los actos perlocucionarios (lo que genera la escucha, es decir, lo que se dice quien escucha). Por ejemplo, si invito a un amigo a mi cumpleaños, y dice “no puedo”, el acto locucionario es el sonido de esa frase, pero el acto perlocucionario podría ser “no quiere venir”, es decir, lo que me digo yo mismo al escuchar eso, y la consecuente emoción generada.
¿Cuáles son las frases más desafortunadas que solemos decir o escuchar que nos dicen? A continuación, el top 5.
- Te lo dije
Detrás de esta frase tan breve se esconden un montón de significados. Hay una lectura de fondo, no explícita. Quién tiene la desafortunada idea de utilizarla está diciendo: “Yo sé más que vos”. Quien la recibe, está escuchando “sos un idiota”. Por supuesto, que la comunicación no verbal con que se acompaña esta frase influye en el sentido que se le encuentra, pero en promedio, no suele ser bien recibida. Las personas que utilizan esta frase suelen tener un perfil que, la famosa terapeuta familiar Virginia Satir denominaba, acusadores.
- ¿Y ahora qué te pasa?
Esta simple pregunta implica que algo está sucediendo y no es bueno. Quien la emite está diciendo algo como “me incomoda tu actitud”. Esto en Programación Neurolingüística se conoce como lectura de mente, una violación común de las buenas prácticas de la comunicación. Quien la recibe, suele escuchar “y ahora qué hice”. Aunque la persona cuestionada esté comportándose de una forma extraña, muchas veces no somos conscientes de dichos comportamientos, o los racionalizamos de formas inexplicables.
- ¿Qué hice?
Tranquilamente podría ser la respuesta a la frase 2. Sin embargo, muchas veces aparecen de la nada. Mencionar esta frase tiene una potencia devastadora. Implica que se me acusa y juzga por algo que hice mal, y que desconozco aquello que hice mal. Es decir, que soy víctima de una situación injusta. Recordemos que siempre que hay una víctima, habrá un victimario, por lo cual, al mencionar esta frase, estoy colocando al otro, en el lugar del victimario que me juzga injustamente.
- No vas a poder / Ni lo intentes
Si querés poner en riesgo un vínculo, utilizá esta frase. Es la forma de mostrar al otro que no será capaz de alcanzar lo que propone. Suelen utilizarla los sobreprotectores, aquellos que desean ser queridos porque protegen y cuidan (supuestamente) del otro. Cuando el protegido intente algo nuevo, el sobreprotector se sentirá en riesgo de no ser más necesario para el otro, e intentará desalentarlo con este tipo de frases o similares.
Y la frase número 1 destructora de vínculos…
- Vos sabes que te quiero /amo
Tan inocente como lastimosa. Más común en los hombres, por nuestra incapacidad (comparada con la de la mujer) de manifestar nuestros sentimientos. Desde la ontología del lenguaje, sostenemos que el lenguaje más que describir al mundo, lo genera. Así como no es lo mismo decir “te quiero” que decir “vos sabés que te quiero”, tampoco es lo mismo saber o asumir que te quieren, que escucharlo. Las primeras veces suele ser pasada por alto, pero esta frase es tierra fértil para generar rencor, o resignación, en el mejor de los casos.
¿Existen más frases? Sí, infinitas. Pero hemos seleccionado las más comunes. No podemos generalizar, porque la frase depende del contexto (dónde, cuándo y con quién) y del lenguaje corporal con que se digan, así como de los puntos más inseguros de cada uno de nosotros.
Pero no podemos negar que tomar consciencia de nuestro lenguaje puede mejorar nuestros vínculos.
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