12 años de prisión por prenderle fuego a su concubina
La roció con alcohol y le produjo lesiones gravísimas. La condena llegó tres años después del hecho, ocurrido en barrio Godoy.
Tres años atrás, Paulino Ariel Velázquez roció con alcohol a su mujer y la prendió fuego en una casa humilde de barrio Godoy. Ella sufrió graves quemaduras en el 35 por ciento del cuerpo y estuvo internada un largo tiempo en el área de cuidados intensivos del Hospital de Emergencias. El hombre fue detenido y ayer, luego de un juicio oral en el que se juzgó la conducta penal del acusado, tres jueces en forma unánime lo condenaron a 12 años de prisión por el ataque perpetrado en un contexto de violencia de género.
Los magistrados Gustavo Salvador, María Isabel Más Varela y Marisol Usandizaga coincidieron en que Velázquez fue autor de una tentativa de homicidio calificado por la relación de pareja mantenida con la víctima y por haberse desarrollado en un marco de violencia de género.
La brutal agresión contra Roxana Espinillo, madre de doce hijos (algunos no vivían con ella porque ya son mayores de edad), ocurrió el 25 de agosto de 2013 en una casa de Brasil al 2600, en el extremo del distrito oeste. Tras el ataque, una fuente de la comisaría 32ª señaló que esa no era la primera agresión grave que había sufrido la mujer de parte de su ex concubino, sino que una semana atrás ya había sido “golpeada ferozmente” y que, en algún momento, la violencia fue recíproca.
Pero esa última vez la agresión contra Roxana, en medio de una discusión, fue especialmente brutal porque después de pegarle el hombre le arrojó alcohol a la cara y le prendió fuego, lo que le causó gravísimas heridas. Sus vecinos llamaron al 107 y una ambulancia del Sies la trasladó al Heca. En el centro asistencial, los médicos determinaron que las quemaduras le habían afectado las vías respiratorias, la cara, el cuello, el tórax, los brazos y las piernas.
Tras el cruento incidente, Velázquez se escapó. Pero a los pocos días fue detenido. La causa se tramitó en el juzgado de Instrucción Nº 13 y la jueza Alejandra Rodenas lo procesó por el mismo delito por el cual ahora lo condenaron.
La frecuencia de las agresiones que sufría Roxana no era un tema desconocido en el barrio. “Yo la vi antes de que pasara lo del fuego y ya tenía la cara verde de golpes”, le contó una vecina a LaCapital, quien describió a la víctima como “una mujer sufrida, muy trabajadora y buena persona”.
Advertencia. “Yo le dije varias veces: «Pero boluda, no lo veas más a ese»”, dijo la mujer, que atribuyó el hecho de que la víctima y su agresor siguieran viéndose a que tienen una hija de 3 años. Según el testimonio de la vecina, esa última vez la agresión se produjo cuando Roxana estaba “lavando ropa” en otra casa de la cuadra de Brasil al 2600, donde vive.
El caso se conoció el mismo día en que el movimiento Mujeres para la Victoria salió a exigir públicamente que el gobierno provincial declarara la emergencia en materia de violencia de género, una problemática que sólo en Santa Fe ya produjo 26 víctimas fatales en lo que va de este año.
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