Los catalanes deciden la suerte del independentismo
Los unionistas del partido liberal Ciudadanos y la izquierda de ERC, cuyo líder Oriol Junqueras está preso, pelean cabeza a cabeza por el triunfo.
Los catalanes votarán hoy en unas elecciones cruciales convocadas por el gobierno español, que intervino la norteña región para abortar un audaz intento de secesión que puso en jaque a España y desafió a Europa. Los sondeos dan favoritos a dos partidos: los independentistas de ERC (Izquierda Republicana de Cataluña), cuyo líder, Oriol Junqueras, está en prisión preventiva como sospechoso de sedición y rebelión, y Ciudadanos, un partido favorable a la unidad de España y primera fuerza opositora en la cámara saliente. Los sondeos pronostican un escenario sin mayorías absolutas, por lo que será necesario llegar a difíciles acuerdos entre tres o más partidos para investir al próximo presidente regional. Los resultados obligarán a mover fichas a ambas partes de un conflicto que escaló al punto de que hoy cuenta con los máximos dirigentes del independentismo presos o en el extranjero. Un nuevo triunfo de los secesionistas puede obligar al presidente Rajoy a ofrecer alguna vía de negociación para calmar sus ansias, mientras la victoria de los partidos constitucionalistas establecerá una nueva correlación de fuerzas y un quiebre en el relato del independentismo.
La cita electoral tiene lugar a casi dos meses de la destitución del ex presidente Carles Puigdemont y su gobierno, quienes llevaron a Cataluña al borde de la ruptura con España con un plan que se coronó el 27 de octubre, cuando el Parlamento regional proclamó de forma unilateral la república catalana. El proceso de secesión, que se vio frustrado por el Ejecutivo, provocó turbulencias políticas, sociales y económicas: más de 3.000 empresas se fueron de Cataluña, cayó el turismo y se profundizó la sensación de que existe una fractura social entre los independentistas y los que no lo son. Los más de 5,5 millones de catalanes convocados a las urnas tienen ahora en sus manos la decisión sobre el rumbo que quieren imprimir a su futuro. La campaña profundizó la grieta entre el bloque independentista y el constitucionalista, contrario a la secesión, y relegó a un segundo plano a las opciones que defienden propuestas transversales, que, sin embargo, serán decisivas.
Cárcel o Bruselas
Los principales candidatos independentistas están en prisión, como es el caso el ex vicepresidente y candidato de ERC, Oriol Junqueras, o huyeron por la presión judicial al extranjero, como Puigdemont, quien se encuentra en Bruselas, Bélgica. Desde allí, el líder secesionista pide el voto para recuperar su cargo y demostrar a Rajoy que el “pueblo catalán” no avala su destitución.
De ahí que los comicios están planteados como un plebiscito entre los que quieren seguir adelante con el “procés” y los que pretenden acabar con él. Entre los candidatos que compiten, sólo Junqueras, de ERC, o Puigdemont, que encabeza la candidatura Junts per Catalunya (JxC), podrían liderar un gobierno independentista, aunque, una vez más, todo dependerá del apoyo de los anticapitalistas de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) a un frente independentista que en los últimos meses evidenció fisuras.
Del otro lado, en el bloque constitucionalista, Inés Arrimadas, candidata de Ciudadanos, y Miquel Iceta, del Partido de los Socialistas de Cataluña, aspiran a encabezar un gobierno alternativo a los secesionistas. Aunque Arrimadas esté mejor posicionada en la carrera y obtenga más votos, tendrá muy complicado obtener el apoyo del resto de partidos “unionistas” a excepción del Partido Popular (PP) de Rajoy, cuyo candidato Xavier García Albiol puede quedar último. En cambio, Iceta está mejor posicionado al ser el que menos votos negativos cosecharía en una eventual segunda votación de investidura, en la que se necesitan más votos a favor que en contra. La llave del gobierno la tiene la coalición de izquierdas Catalunya en Comú Podem, y su candidato, Xavier Doménech, dejó claro que sólo apoyará gobiernos progresistas, y nunca a la derecha, es decir, rechaza tanto a Arrimadas como a Puigdemont.
La tercera opción es la conformación de un “tripartito” de izquierda, aunque esto implicaría que los socialistas respalden a ERC, algo que Iceta aseguró que no hará en ningún caso. El concepto clave de la campaña de los independentistas y, especialmente, de los partidos “unionistas” de la derecha, es decir, Ciudadanos y PP, fue la humillación y las “heridas” causadas por el proceso de secesión y el “contra proceso”, que llevó a los líderes independentistas a prisión. Sólo Iceta y Doménech hicieron hincapié en la “reconciliación” y se distanciaron de esa estrategia que alimentó la “sed de venganza” para activar al electorado, en unos comicios en los que la clave vuelva a estar en una participación récord.
Los comicios darán paso a semanas de negociaciones que, en caso de no dar fruto, acabarán en nuevos comicios en junio de 2018, extendiendo la incertidumbre política que ya obligó a España a rebajar previsiones de crecimiento. Rajoy, quien mantendrá la intervención hasta que haya nuevo gobierno, se encontraría en una situación problemática, ya que un triunfo de Ciudadanos y un fracaso del PP, puede catapultar a los liberales a escala nacional.
Este contenido no está abierto a comentarios