Los impensados efectos de ingerir “comida chatarra” en el trabajo
Un grupo de investigadores estadounidenses aseguró que estos alimentos tienen un gran poder de distracción. Por qué pueden acabar con el estado de concentración.
Las tareas a cumplir en el trabajo, a veces, regalan poco tiempo para destinarle a la distracción. Es por eso que, en muchas oportunidades, el almuerzo o la merienda deciden saltearse para poder irse a horario y llegar a casa lo antes posible. Otros tantos prefieren alimentarse con lo primero que encuentren a mano, aquello que no requiere demasiado esfuerzo prepararlo ni demasiada concentración ingerirlo.
Pero a no sentirse culpable. Según un estudio llevado a cabo por el Departamento de Ciencias Psicológicas y Cerebrales de la Universidad de Johns Hopikins en Baltimore (Estados Unidos), la “comida chatarra” es una gran distracción, incluso cuando al nivel de atención no hay nada ni nadie que pueda correrlo.
Si se trata de azúcar vs. verdura, el primer alimento siempre ganará en cuanto a este factor se refiera. “Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no ha comido bien”, decía la escritora y novelista británica Virginia Woolf. Ahí se centra la relación que los seres humanos tienen con la comida: sensaciones de satisfacción y alegría que embriagan al instante de disfrutar un delicioso plato o un sabroso aperitivo.
Desafortunadamente, parece que a las personas les atraen más los alimentos que pueden dañar la salud (en exceso), debido a que los productos con alto contenido de grasa o azúcar tienen más probabilidades de activar el sistema de recompensa del cerebro. Pero ¿cuánto distraen realmente?
Los investigadores partieron de ese interrogante y realizaron dos experimentos. El primero incluyó a 18 personas a las que se requirió participar en un ejercicio de “paradigma de distracción”, que tenía como objetivo determinar de qué manera los alimentos desviaban la atención de una prueba informática compleja. Las imágenes relacionadas con alimentos aparecían en la pantalla durante solo 125 milisegundos que, según los investigadores, es muy poco tiempo como para discernir exactamente todo lo que han visto, pero tiempo suficiente para que el cerebro procese la información visual.
Las imágenes de los alimentos incluían fotos de productos ricos en grasas y calorías (chocolate, queso, dulces y pizzas), así como alimentos saludables (zanahorias, lechuga y manzanas).
Los investigadores descubrieron que todas las imágenes desviaron la atención de los sujetos en la prueba de la computadora. Sin embargo, las imágenes de los alimentos ricos en grasas y azúcares distraían el doble de veces que las imágenes de alimentos saludables y objetos no comestibles.
“Esto sugiere que los participantes evaluaron rápida e implícitamente el valor nutricional de las imágenes distractoras que se les presentaron, incluso cuando eran completamente irrelevantes”, comentó Corbin A. Cunningham, coautor del trabajo publicado en la revista Psychonomic Bulletin and Review.
Los investigadores creen, a través de sus resultados, que es fundamental evitar ir al supermercado con el estómago vacío.
Para el segundo experimento, los investigadores contaron con 18 nuevos participantes. La tarea fue la misma que en el primero, excepto por el hecho de que los participantes consumieron dos pequeñas barritas de chocolate justo antes de empezar. Los expertos descubrieron que “estos sujetos no se distraían tanto como los anteriores por las imágenes de alimentos ricos en grasas y calorías, ya que el consumo de este dulce antes del experimento redujo el antojo por la comida sabrosa”, sostuvo Howard E. Egeth, coautor del estudio.
“Investigaciones recientes han demostrado que cuando un estímulo ordinariamente gratificante como el chocolate se devalúa, la atención ya no está orientada hacia este estímulo asociado a la recompensa”, agregó Egeth.
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