LOS SIN TECHO RECIBIÓ UNA CONDECORACIÓN DE ESPAÑA
En las butacas, cada una de las personas que trabaja en el Movimiento Los Sin Techo. En el escenario, el padre Atilio Rosso, acompañado por el cónsul de España en Rosario, Juan Alvarez Gortari y Ramos, y el rector de la Universidad Nacional del Litoral, Mario Barletta.
Cuando el cónsul terminó de leer el diploma firmado por el rey de España, las lágrimas rodaron por varias mejillas. De a uno, los colaboradores, los vecinos que ayudaron a forjar el Movimiento desde los primeros años, el arzobispo José María Arancedo, una delegación española que viajó especialmente, autoridades civiles; todos fueron poniéndose de pie, para avalar con un cálido y extenso aplauso la distinción. La Canción de la Alegría fue el telón de fondo del momento clave del acto, llevado a cabo esta mañana en el Paraninfo.
En su discurso, el cónsul enumeró algunos de los muchos logros concretados por Los Sin Techo, desde jardines de infantes hasta cursos de capacitación, refuerzo alimenticio, salas de Informática, atención de embarazos, entre otros proyectos.
Cada uno de los miembros del Movimiento recibió una réplica de la medalla, a modo de agradecimiento por el trabajo realizado en estos años.
CAPACIDADES
“Espero que este aplauso me haga más humilde, que me invite a seguir estando al lado de los vencidos del siglo XX y XXI, a asumir mejor su miseria y sufrimiento”, dijo el sacerdote.
“Desde nuestra voluntad quisimos aproximarnos al sentimiento de los pobres. En los últimos 30 años, los argentinos tuvimos la capacidad de excluir a seis millones de compatriotas. Estas personas tienen un promedio de vida de 55 años, mientras que el promedio de los que sí están en el sistema es de 72”, manifestó.
“Hay un planteo clave para entender el drama de la pobreza: los animales pueden experimentar el hambre y la sed, pero no conocen la humillación ni la miseria. Para el pobre, ése es el precio a pagar”, dijo el sacerdote.
“Amigos excluidos: ustedes saben que en estos veinte años nunca los convocamos como compañeros, como correligionarios, como camaradas; ni siquiera como hermanos. Lo único que hicimos fue estar a su lado. Hemos dado copas de leche que nos han provocado vergüenza. Sólo quisimos acompañarlos en su sufrimiento”, manifestó.
Finalmente, el rector Barletta sostuvo que la UNL se siente “orgullosa por la distinción recibida por este doctor en Química, egresado de nuestra casa” y habló de la influencia que tuvo el sacerdote a la hora de pensar en las estrategias que, desde la universidad, se pusieron en práctica con el fin de colaborar -a través de la formación integral de los profesionales- para que la sociedad santafesina pueda revertir esta situación.
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