Un siglo y con licencia
Mendoza: renovó su carnet de conducir a los 100 años
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Se llama Moisés Roitman y se mantiene activo. Con este logro, podrá conducir durante tres años más. Su esposa, de 95 años también tiene su carnet.
Moisés Roitman, vive en la ciudad de Mendoza, y renovó su licencia de conducir a sus 100 años de edad, pero no sólo eso, además trabaja mediodía como cajero en una farmacia ubicada en el centro mendocino.
Según cuenta, maneja desde los 14 años, y es por eso solicitó el turno para renovar su carné, trámite que completó este lunes.
Su primer auto fue un Renault Gordini hace más de 80 años. "Eran los primeros importados que llegaban al país; después me pasé a la línea Ford", cuenta. Con su licencia podrá seguir al volante de su Honda Accord de caja de cambios automática, como durante los últimos 20 años.
Nació en Mendoza en julio de 1925 y estudió la primaria y la secundaria en Córdoba hasta que regresó para radicarse definitivamente. En Estados Unidos, detalla, aprendió a conducir vehículos con caja automática, gracias a su hijo.
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Roitman trabaja en la industria farmacéutica desde los 18 años y fue propietario de las históricas Aconcagua y Del Águila. Cada tarde, como desde hace varios años, trabaja, puntual, a partir de las 5 de la tarde, como cajero en la farmacia Sevilla, que es propiedad de una de sus hijas y que recientemente fue reconocida junto con otros comercios históricos de la Ciudad de Mendoza.
Como vive en pleno centro a veces va caminando a la farmacia, otras en su Honda pero en variadas ocasiones lo lleva o lo pasa a buscar la esposa, Sara, que tiene 95 años y también maneja su propio automóvil, un Honda Fit. "Ella maneja un poco mejor que yo, sobre todo en la ruta", confiesa entre risas.
"A mí me tomaron el examen práctico de manejo este lunes, así que todavía puedo conducir mi auto", contó Roitman.
Moisés cuenta que "no hay secretos para vivir hasta los 100 años. Uno vive y los años van pasando y cuando quiere acordar llegó a los 100". Así nomás. Casi no toma alcohol, no ha cometido excesos y se alimenta con una dieta normal.
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"Siempre hice mucha gimnasia desde chico y hasta hace poco iba a caminar al Parque y daba una vuelta al lago. Antes dejaba el auto en el club Regatas y me iba corriendo al Cerro de la Gloria pero bueno, las piernas ya no me dan para tanto". Juega al truco y cada nochecita se toma un café en familia en la Peatonal.
Sara, la esposa, "está lúcida; está re bien", dice él. "A veces, ella me lleva a la farmacia o me va a buscar. Cuando vamos a Tunuyán -vamos a visitar a una nieta- maneja ella porque en ruta lo hace mejor que yo y tiene licencia de conducir".