México: un grupo armado masacró a 19 adictos en un centro de rehabilitación
Nunca un centro de rehabilitación pudo tener un nombre más parecido a una broma pesada que a un lugar destinado a cambiar de vida y dejar las adicciones. La clínica de rehabilitación ‘Fe y vida’ quedó regada de sangre y alfombrada de cadáveres después de una nueva matanza el jueves por la noche que dejó 19 toxicómanos muertos.
Todos estaban ya en la cama cuando hasta el lugar, una modesta casa de tres pisos ubicada en un barrio popular de la ciudad de Chihuahua, frontera con EE.UU., llegó un comando armado y encapuchado que ordenó a todos, a punta de metralleta, dejar sus camas y salir al patio. Con macabro cuidado, los sicarios (se habla de 30 hombes armados) los fueron colocando en fila y contra la pared y abrió fuego indiscriminado con ráfagas de R-15.
En el lugar se recogieron hasta 184 casquillos, 8 por cabeza, sin embargo sobrevivieron cuatro enfermos que quedaron tumbados y que fingieron estar muertos hasta que el comando abandonó el lugar. Las imágenes conocidas al día siguiente ponen los pelos de punta al ver a los 19 jóvenes llenos de sangre y agujeros.
El ‘narco’ suele volver a terminar las tareas que quedan incompletas, así que los cuatro heridos fueron trasladados a un hospital de Chihuahua, donde son atendidos bajo un fuerte dispositivo policial por temor a que los sicarios regresen a terminar el trabajo.
Según la prensa local en el lugar de la matanza apareció una cartulina con el habitual ‘narcomensaje’: “Gente valiente, noble, no se dejen engañar por nadie. Murieron porque lo merecían, por sus acciones… esto es lo que les pasa a los cerdos, ratas, asesinos, secuestradores, violadores. Pobres pendejos, cualquiera los engaña”.
Ajustes de cuentas, limpieza social o simplemente una matanza más en el Estado más violento de México, y una de las zonas más peligrosas del mundo. La policía aún no sabe porque el ‘narco’ se ceba con estos centros de rehabilitación en los que han muerto cincuenta enfermos más en matanzas similares sólo en los últimos nueve meses , por eso investiga en el entorno social al que pertenecen los ejecutados.
Para la Policía, muchas veces traficantes de drogas de poca monta están entre los internos de centros de rehabilitación, de ahí que se den este tipo de ataques. Versiones extraoficiales señalan que las víctimas podrían estar vinculadas al cartel de Sinaloa, que encabeza Joaquín “El Chapo” Guzmán, y que podrían haber sido asesinadas por un grupo rival del cartel de Juárez, dirigido por Vicente Carrillo Fuentes.
En cualquier caso, en un lugar con una alta concentración de adictos, los centros de este tipo, en su mayoría administrados por pastores evangélicos, han ido desapareciendo o abandonando su misión ante el temor a que se repitan las matanzas. Muchos de estos lugares ni siquiera tienen licencia para trabajar con enfermos y actúan como simples centros de proselitismo religioso sin las mínimas condiciones de habitabilidad.
Lo que cada vez queda más claro es que desde hace meses ser drogadicto en ciudades como Juárez o Chihuahua es sinónimo de muerte.
En los últimos meses tres matanzas similiares han dejado cincuenta drogadictos muertos en el estado fronterizo. El 2 de septiembre pasado un comando mató a 18 jóvenes en el centro “El Aliviane” y dos semanas después fueron asesinados otros diez en el centro “Anexo de Vida”.
Desde Sudáfrica, donde asistía a la inauguración del Mundial de fútbol, el presidente Felipe Calderón calificó de “indignantes” los hechos e insistió en que lo acontecido refuerza la necesidad de combatir “con toda la fuerza de la ley a grupos criminales que realizan semejantes actos de barbarie”.
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