En Santa Victoria Este
Milagro en Salta: hallaron sano y salvo a un nene wichí que pasó cuatro días perdido en el monte
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El rescate fue clave para salvarlo en condiciones extremas.
En la remota comunidad wichi Arrozal, en Santa Victoria Este, Erwin, un niño de 12 años con retraso madurativo, se convirtió en el protagonista de una historia que parece rozar lo milagroso.
El martes pasado, junto a su hermanito de 13 años, se dirigieron solos hacia la escuela del poblado, atraídos por la comida que allí ofrecen, ya que sus padres estaban ausentes y habían quedado al cuidado de la misma comunidad.
Sin embargo, los hermanos se extraviaron en el monte, un terreno hostil donde las temperaturas abrasadoras y la falta de agua convierten la supervivencia en un desafío extremo.
Mientras el hermanito fue hallado al día siguiente, acompañado por un perrito que regresó a la comunidad, las esperanzas de encontrar a Erwin con vida se desvanecían tras cuatro días de búsqueda.
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La comunidad y las autoridades locales, lideradas por el juez de paz Daniel Nieli, no se rindieron. El viernes, cuando la noche caía y la comitiva estaba a punto de suspender la búsqueda por las dificultades del terreno, un chiquito de la comunidad abrazó a Nieli con una convicción que renovó las fuerzas del grupo.
“Me estaba transmitiendo esa seguridad de que lo íbamos a encontrar”, relató Nieli a Cadena 3.
Con esa certeza, cinco personas, entre policías y vecinos, siguieron una huella en el monte, caminando al menos 20 kilómetros.
La emoción los desbordó cuando, tras escuchar gritos, encontraron a Erwin con vida, aunque al límite: tenía la boca llena de avispas que habían colonizado su interior, estaba deshidratado y llevaba horas inconsciente.
El rescate fue una carrera contra el tiempo. Pasándose al niño de brazo en brazo, el grupo lo llevó hasta una camioneta policial y luego a una ambulancia en Santa Victoria Este.
La doctora Valentina, quien lo atendió a las 3 de la madrugada, estabilizó al pequeño, que presentaba un cuadro crítico. “Pensaba que era cuestión de horas, pero después me di cuenta que era cuestión de minutos”, confesó Nieli.
A pesar de las avispas y la deshidratación, la parte renal de Erwin estaba sorprendentemente intacta. El domingo, los médicos de Tartagal informaron que el niño comenzaba a recuperar su autonomía: ya comía solo y fue trasladado a una sala común, un signo esperanzador de su mejoría.
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La historia de Erwin culminó con un momento que Nieli describió como un milagro. Al visitarlo en el hospital, lo encontró sentado, tomando un té y comiendo pan, sonriendo al verlo.
Un niño del hospital se acercó a Erwin y le dijo: “Vos sos el que te perdiste en el monte. ¿Puedo ser tu amigo?”, tomándole la mano en un gesto que conmovió a todos.
Para Nieli, este encuentro fue una señal de que “Dios está presente”. La supervivencia de Erwin, tras caminar 20 kilómetros sin agua y soportar condiciones extremas, no solo refleja su fortaleza, sino también el espíritu solidario de una comunidad que nunca dejó de buscarlo.
Su sonrisa en el hospital es el testimonio vivo de que, incluso en la adversidad, la esperanza puede obrar milagros.