Mujeres que transforman el dolor en lucha
Una agrupación estudiantil organizó un panel debate en el que se expusieron testimonios sobre la violencia machista. En esta nota, el relato de tres mujeres que hicieron del dolor extremo el “combustible” que alimenta la lucha.
Este lunes 25 se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La fecha sirve principalmente como disparador para la reflexión sobre la situación actual: se estima que en lo que va del año hubo 290 femicidios en todo el país y las denuncias por violencia de género se multiplican mes a mes. Pero detrás de cada cifra se esconden un cuerpo flagelado por la violencia machista, y una subjetividad quebrada.
Y también aparecen los relatos de la lucha de aquellas mujeres víctimas de esa violencia brutal, que convirtieron ese dolor íntimo en un bastión, en una bandera que se blande con fuerza y que grita: “¡Basta!”. En este marco, días atrás se realizó el panel debate “Rompiendo el silencio: lucha y herramientas contra la violencia machista” (Fhuc/UNL). Organizó la agrupación Estudiantil Alde.
Participaron la diputada provincial Mercedes Meier (FPS); Silvia Castillo (hermana de la “seño” Vanesa Castillo, asesinada en Alto Verde) e impulsora del proyecto Ley Vanesa; Bernarda Massolo, sobreviviente de un intento de femicidio en Santa María (Brasil), y Melisa Noguera, familiar de las víctimas del quíntuple femicidio en barrio Alfonso, en 2017.
Marcas de por vida
Melisa Noguera es hermana de Mariela y de Sonia, hija de Carmen, tía de Ailen. Ellas cuatro, además del novio de esta última, Joel, fueron víctimas del quíntuple femicidio cometido por Facundo Solís en diciembre de 2017. A casi dos años, afirma que aún no pudieron rearmarse como familia. “La violencia machista impacta y fuerte; nos dejó marcados de por vida. Me falta todo”, sostuvo en diálogo con El Litoral.
“Nunca voy a olvidar lo que fue ese 31 de diciembre; muchos festejando fin de año y nosotros despidiéndolos. Los sepultamos y mientras todos brindaban, en vez de decir ‘feliz año nuevo’, estábamos diciendo ‘vuelen alto’”, recuerda con lágrimas en los ojos. La vida de toda su familia cambió para siempre ese día. Melisa quedó a cargo de los hijos de Mariela, Luca (11) y Milagros (6). Sumado a sus tres hijos, afirma que “fueron los chicos quienes nos obligaron a ponernos de pie. En casa pasamos de ser 5 a ser 7, tuvimos que seguir por ellos”.
Sostener no sólo en lo emocional sino en lo económico a los hijos de las víctimas de femicidio, como Luca y Milagros, resulta cuanto menos abrumador. La ley “Brisa” busca paliar los daños de la violencia intrafamiliar, otorgándoles mensualmente y por chico el equivalente a una jubilación mínima. La familia Noguera empezó a percibirla recién este mes. Para ellos, acceder a este derecho “debiera ser algo más simple, porque son un montón de papeles y hay que esperar muchos meses. Esto no calma el dolor de nadie pero es una ayuda que, si bien no alcanza, algo es”, destaca.
A pesar de haber perdido a gran parte de su familia, Melisa Noguera no está sola. “Estoy empezando a militar, porque es impresionante la violencia que se ve. Las otras mujeres me están dando fuerzas, me siento muy apoyada por la Agrupación #NiUnaMenos”, expresa. Detrás de esto hay otra familia que quedó sin un hijo, señala Noguera. “Nosotros no conocíamos a los papás de Joel, Claudia y Luis. Pese al gran dolor, son unas personas maravillosas que hoy forman parte de nuestra familia. El amor que le brindan a Mili y a Luca, a mis hijos, es mucho”.
En un mes se cumple otro año del hecho, y para los Noguera no hubo justicia. “Va a haber justicia divina para mí el día que se muera. Por cinco muertes, 35 años es muy poco; él (por el autor del quíntuple femicidio, Facundo Solís, condenado) va a tener 68 el día que salga, y va a hacer lo mismo”, sentencia.
Melisa tuvo y tiene muchísimo miedo. “Hubo noches en que no dormía esperándolo (a Solís) en la escalera; escuchaba un ruido y me levantaba a mirar si subía o no. Soñaba que me mataba a los chicos, salía a la calle sola y sentía que estaba atrás, que volvía. Fueron muchas noches sin dormir, y aún hoy vivo con miedo continuamente”. La lucha de los Noguera interpela a la sociedad en su conjunto: “para tratar de que esto no suceda más tienen que cambiar un montón de cosas. Estamos acá para que nunca se olviden de ellos cinco”, concluye.
El cuerpo quemado, pero de pie y en lucha
Bernarda Massolo (21) fue víctima de un intento de femicidio ocurrido en noviembre de 2018 en Santa María, Brasil. Su ex pareja, Ángel Gabriel Rolón (34), la roció por la espalda con líquido combustible y la prendió fuego, intentando acabar con su vida. Con el 60% del cuerpo quemado, estuvo en internada en el vecino país y luego fue trasladada al Cullen, donde permaneció semanas en coma y en estado grave, peleando por sobrevivir.
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