Murió en prisión domiciliaria elrepresor Juan Calixto Perizzotti
Tenía 82 años. Fue condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar. Juan Calixto Perizzotti durante el juicio realizado en 2009.
Este jueves murió en su hogar el exrepresor Juan Calixto Perizzotti, quien gozaba de la prisión domiciliaria pero que había sido condenado a reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos en nuestra ciudad durante la última dictadura militar. Tenía 82 años.
Quien fuera comisario, había sido hallado culpable en la denominada “Megacausa” o “Causa Acumulada” por los delitos de “homicidio agravado por alevosía, por el concurso premeditado de dos o más personas y para procurar la impunidad en perjuicio de diez personas; homicidio en perjuicio de otras cinco personas más; privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia contra cinco personas; tormentos agravados por tratarse de perseguidos políticos; tormentos simple; sustracción, retención y ocultamiento de un menor de 10 años y alteración del estado civil de un menor de 10 años, en perjuicio de María Carolina Guallane / Paula Cortassa”.
A su vez, el tribunal decidió unificar la condena impuesta con las anteriores condenas (el 22 de diciembre de 2009 fue sentenciado a 22 años; y el 6 de junio de 2014 a 23 años de prisión) a la pena única de perpetua. Perizzotti también fue condenado en la denominada “Megacausa Rafaela”, donde cuatro ex policías recibieron penas de entre ocho y 16 años de prisión por los crímenes de lesa humanidad cometidos contra Silvia Suppo y otros cinco militantes de esa ciudad durante la última dictadura militar. Ese fallo es considerado inédito, ya que fue la primera vez en la provincia de Santa Fe que se condenó el aborto forzado como un delito autónomo dentro de los crímenes del terrorismo de Estado. La víctima fue Silvia Suppo, sobreviviente del terrorismo de Estado y asesinada en 2010 en Rafaela.
Juan Calixto Perizzotti durante el juicio realizado en 2009 flanqueado por los también represores condenados María Eva Aebi y Héctor Colombini.“Voy a asumir mi responsabilidad” Una nota publicada por el diario El Litoral el 22 de septiembre de 2009 sobre el juicio en el Tribunal Oral Federal describe el relato de Perizzotti ante los jueces. Decía: “Actualmente tengo 73 años. Entré en la repartición policial el 1º de enero de 1957 y egresé el 31 de diciembre de 1989”, dijo Juan Calixto Perizzotti en tono autobiográfico, en el comienzo de su declaración indagatoria. El ex policía, jefe de la Oficina de Coordinación que dependía del Área 212 del Ejército, fue el primero de los seis imputados en animarse a declarar desde que comenzaron las audiencias en el juicio oral y público por la represión ilegal. “Voy a asumir mi responsabilidad, pero no la ajena”, anunció el acusado, que apuntó contra un alto mando militar por los traslados de detenidos “ilegales” desde una “casita” de Santo Tomé a la Guardia de Infantería Reforzada. Reconoció que en su oficina se “blanqueaba” a los detenidos y aceptó haber encerrado a un chico, que por entonces tenía 16 años, hecho que había negado con anterioridad.
En toda su exposición, que duró tres horas y debió responder preguntas del Tribunal, la Fiscalía y los abogados de la querella, trató de minimizar el poder de acción que tenía el personal policial que estaba a cargo de los militares. “La policía era el forro del Ejército. ¿Cuántos militares hay acá presos? Fuimos utilizados”, aseveró y clavó la mirada en el banquillo de los acusados que estaba vacío. “Si no cumplíamos, la hubiésemos pasado peor que estas personas”, agregó en relación con las víctimas, muchas de las cuales escuchaban en silencio, del otro lado del acrílico en la sala principal del Tribunal Oral Federal del edicio de San Jerónimo y Primera Junta. En ese juicio Perizzotti estaba acusado por cinco personas como “coautor de privación ilegítima de la libertad agravada, por haberse cometido utilizando ilegalmente sus caracteres de funcionario público y por haberse cometido con violencia y amenazas”. También “aplicación de tormentos”. Tres de ellas son las mujeres Anatilde Bugna, Ana María Cámara y Patricia Traba, detenidas el 23 de marzo de 1977. Sobre el caso puntual, Perizzotti recordó un llamado del coronel Juan Orlando Rolón -su jefe máximo- para que lo fuera a ver al mayor Jorge Roberto Diab, el segundo jefe del Destacamento de Inteligencia Militar 122, después de Domingo Manuel Marcellini, recientemente apartado del juicio. “Él le va a entregar unos detenidos”, le habría indicado Rolón a Perizzotti, que en el encuentro con Diab le ordena: “Esta noche lo espero a las 24 horas en la Guardia de prevención del Comando de Artillería”. “Comprendido señor”, le respondió el subalterno.
Acerca de Diab se supo después que vive en uno de los departamentos de los monoblock del parque del Sur, en 1º de Mayo y JJ Paso, también imputado en otra causa por este tipo de delitos. Viaje nocturno “Salimos afuera del cuartel tomando avenida Freyre al sur, Boca del Tigre, Santo Tomé por avenida Luján”, describió el recorrido. Luego se confunde el nombre de las calles y con ayuda del Tribunal termina de ubicar el sitio donde Diab los hizo esperar, en un camino de tierra, apartado de la senda principal unos 200 metros al este, después de desviar en una estación de servicios de la zona. “Nos hace esperar con los autos enfilando para el otro lado. A la hora vuelve con tres autos y los pone a la par del vehículo de Institutos Penales. Había detenidos y estaban vendadas”, relató ante la mirada atónita de los presentes, porque Perizzotti estaba aceptando, al menos tácitamente, la existencia de las llamadas “casitas” que eran centros de detención clandestinos, denunciados por las víctimas. Ante semejante cuadro, “le digo: Señor, ¿le sacamos la venda?”. A lo que el mayor le contestó: “Si le sacamos las vendas, se las pongo a ustedes”. “Las subimos arriba del celular, no había otra cosa para hacer, resistirse era imposible. Ahí fue que las trasladamos a la GIR”, agregó Perizzotti, que aprovechó para defender a su par María Eva Aebi diciendo que “no hubo simulacro de fusilamiento, la señora María Eva no participó”.
Tras la primera jornada del juicio de la semana, el tribunal compuesto por los jueces Roberto Manuel López Arango, Andrea Alberto de Creus y Carlos Renna, cerró la audiencia hasta esta mañana para la declaración testimonial de José Ernesto Schulman. “Comprendido coronel” Antes del traslado a la Guardia de Infantería Reforzada, Perizzotti, que era subjefe de la Seccional Octava, esperaba un traslado a una comisaría del centro, dijo. Por eso la noticia del nuevo destino que le dio el jefe del Departamento de Operaciones no le cayó del todo bien. “Entre el 28 y el 31 de enero de 1977 me comunica que debo hacerme cargo de la Oficina de Coordinación que dependía del Ejército del Área 212”. “Cuando llego a la GIR había una orden del coronel Juan Orlando Rolón que quería conocerme. Me hizo una serie de preguntas respecto a la edad que tenía, las funciones que cumplía anteriormente y antes de retirarme me dice: “Oficial quiero que tenga siempre presente lo que le voy a decir. La orden que yo imparto se cumple, no se discute ni se comenta’. Y le contesto con el clásico: “Comprendido coronel’ y me retiro”.
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