Video desde Inglaterra
Música en el quirófano en Londres: una mujer con Parkinson toco el clarinete durante su cirugía cerebral
Una mujer vivió una experiencia que marcó un antes y después en su lucha contra el Parkinson. Mientras un equipo de neurocirujanos intervenía su cerebro, ella tocaba su clarinete. Era una prueba única: ver, en tiempo real, cómo la estimulación cerebral profunda le devolvía la destreza en sus manos.
En una sala de operaciones donde la ciencia y el arte se encontraron de manera conmovedora, Denise Bacon, una terapeuta del habla y lenguaje de 65 años, vivió una experiencia que marcó un antes y un después en su lucha contra el Parkinson. Mientras un equipo de neurocirujanos intervenía su cerebro, ella tocaba su clarinete. Era una prueba única: ver, en tiempo real, cómo la estimulación cerebral profunda (DBS) podía devolverle la destreza en sus manos, que la enfermedad había ido deteriorando poco a poco.
Este procedimiento, realizado recientemente bajo la dirección del profesor Keyoumars Ashkan, no solo supuso un avance en la medicina, sino que también iluminó una nueva esperanza para pacientes con trastornos del movimiento, como Denise, según explicó el King’s College Hospital de Londres.
Hace casi 11 años, Denise recibió el diagnóstico de Parkinson. Desde ese momento, la enfermedad fue cambiando su vida de maneras profundas. Caminar, bailar, nadar, y sobre todo, tocar el clarinete —su pasión desde joven— dejaron de ser actividades simples. La rigidez muscular y la lentitud de los movimientos la obligaron a abandonar muchas de las cosas que amaba, incluida su participación en la banda de conciertos de East Grinstead, donde tocaba el clarinete con alegría.
“Cada día se volvía más difícil”, recordó Denise con voz quebrada. “No solo perdí movilidad, sino también una parte de mí. La música era mi refugio, y ver cómo me alejaba de ella fue lo más doloroso”, agregó.
Puede interesarte
Un quirófano que se convierte en un espacio de esperanza
El procedimiento de estimulación cerebral profunda fue nada menos que una obra de precisión y paciencia. Durante cuatro horas, Denise permaneció completamente despierta, con anestesia local en el cuero cabelludo y el cráneo, mientras el equipo médico implantaba electrodos en áreas profundas de su cerebro. Estos electrodos se conectaron a un marcapasos cerebral que, con el tiempo, le permitiría ajustar la estimulación eléctrica según la actividad de su cerebro.
Lo más extraordinario, sin embargo, fue que Denise tocó su clarinete durante la intervención. “Fue mi idea”, contó el profesor Ashkan. “Sabíamos que mejorar la destreza manual era clave para ella, y al ser clarinetista, decidimos que su instrumento debía estar allí, en el quirófano, para observar cómo el procedimiento afectaba su capacidad de tocar”.
Y fue en ese preciso momento que ocurrió lo milagroso: cuando los electrodos comenzaron a estimular su cerebro, la mano derecha de Denise, antes rígida y torpe, empezó a moverse con fluidez. La música, que parecía perdida, comenzó a sonar nuevamente en sus dedos. En el quirófano, no solo se escuchaba el clarinete, sino también el suspiro de alivio del equipo médico, quienes podían ver en tiempo real cómo los avances en la cirugía mejoraban la movilidad de la paciente.
/https://notifecdn.eleco.com.ar/media/2025/10/operacion_milagrosa_londres_2.png)
La emoción de tocar de nuevo
Con los ojos brillando de emoción, Denise describió ese instante con palabras sencillas pero cargadas de significado: “Recuerdo cómo mi mano derecha, que estaba casi paralizada, comenzó a moverse. Fue como si mi alma volviera a mi cuerpo. La música fluía de nuevo, y eso me hizo sentir viva”.
Lo que comenzó como un simple gesto médico se transformó en un reencuentro emocional. La mejora inmediata de su destreza manual significó mucho más que una recuperación física. Fue una puerta abierta a la posibilidad de retomar lo que le daba sentido y alegría a su vida. “No solo pude tocar mejor el clarinete, sino que también sentí que mi vida volvía a tomar forma”, dijo con una sonrisa.
Hoy, Denise no solo siente que ha recobrado parte de su habilidad para tocar la música que tanto ama, sino que también ha notado avances en su movilidad al caminar. Con esperanza, expresa su deseo de retomar otras actividades, como nadar y bailar, que hasta hace poco parecían inalcanzables.
El profesor Ashkan, quien fue testigo de la transformación, subraya la importancia de la estimulación cerebral profunda para pacientes como Denise. “La DBS no es solo una técnica para mejorar los síntomas motores. Es una ventana hacia una vida más plena, en la que los pacientes pueden recuperar la esencia de lo que los hace sentirse completos. Para Denise, fue la oportunidad de volver a tocar su clarinete, y para otros, podría ser volver a bailar, caminar o incluso leer un libro sin dolor”.
Puede interesarte
Un tratamiento que cambia vidas
Para organizaciones como Parkinson’s UK, la estimulación cerebral profunda se ha consolidado como una de las terapias más efectivas, especialmente cuando los medicamentos dejan de surtir efecto. “Este tipo de tratamiento tiene el poder de cambiar la vida de las personas”, afirmó la doctora Katherine Fletcher, responsable de comunicaciones en la organización. “Nos llena de orgullo saber que, gracias a la investigación y la innovación, podemos ofrecer a los pacientes una segunda oportunidad para hacer las cosas que más aman”.
Denise, con su clarinete entre las manos y una nueva chispa en los ojos, es un testimonio vivo de cómo la ciencia y la música pueden converger para devolver la esperanza a quienes enfrentan el Parkinson. Para ella, esa melodía en el quirófano no solo fue un sonido: fue la promesa de un futuro mejor.
Puede interesarte
El impacto de la estimulación cerebral profunda
Este tipo de cirugía, aunque compleja, se está consolidando como una de las alternativas más efectivas para tratar el Parkinson y otros trastornos del movimiento. Al implantar electrodos en el cerebro, se pueden reducir significativamente los síntomas motores, como el temblor, la rigidez y la lentitud de movimientos. Con los avances en la tecnología, la estimulación cerebral profunda ahora se adapta mejor a las necesidades de cada paciente, abriendo nuevas posibilidades para aquellos que, como Denise, desean recuperar lo que han perdido.
Hoy, la historia de Denise no solo es un ejemplo de superación personal, sino también de cómo la ciencia puede devolver a las personas lo más valioso: la oportunidad de seguir viviendo, de seguir soñando, de seguir tocando. (Fuente: Infobae, con información de BBC News)