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"No, no, por favor": la reacción de Natalia Oreiro cuando le pidieron una foto a Mollo en la feria de San Telmo
La famosa pareja fue sorprendida durante un paseo y el momento fue captado y viralizado en las redes sociales.
Sucede cada domingo desde las 10 de la mañana hasta bien entrada la nochecita: las calles de San Telmo, pero sobre todo Defensa desde la Avenida San Juan hasta la Plaza de Mayo, se ven tomadas por turistas que recorren sus ferias a cielo abierto observando antigüedades, ropa, comidas, accesorios, marroquinería y diversos espectáculos y demostraciones artísticas.
Hay una evidente mayoría de extranjeros, tan grande que se dice que allí es difícil escuchar el castellano, pero también caminan argentinos. Para quienes visitan o habitan Buenos Aires, es casi imposible no pasar alguna vez por ese lugar.
En general, la gente está distendida, pasando un buen momento, disfrutando de lo que observa o de lo que consume. Suele haber u "olerse buena onda" hasta en el aire o en el ambiente. Los únicos que trabajan, puede decirse, son los puesteros que ofrecen su mercadería, los mozos o cocineros que atienden en bares, restaurantes o confiterías y aquellos que están encargados de cuidar por la seguridad de la gente. Todos los demás están con la cabeza en otra cosa. Bien, a gusto, como en esas peatonales de los centros costeros de veraneo atestadas de gente al terminar el horario playero.
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Pero siempre hay alguien que desentona. Que da la nota. Que desafina. O, tratándose de una actriz, que mete el bocadillo incorrecto o le da a un compañero el pie equivocado. Y quien protagonizó una acción de ese tipo, durante el último fin de semana, fue Natalia Oreiro, una de las artistas más queridas, respetadas y admiradas por el público de todas las edades. Tanto que nadie diría "se están equivocando" si se pusiera "la argentina" Natalia Oreiro. Como Gardel, el mate o el dulce de leche, ella es de las dos orillas. Nacida en Montevideo, sí, seguro, uruguayísima de pura cepa, pero que alguien niegue que también es un poco de acá...
Perdida en la multitud, Oreiro recorría la calle Defensa, que se llama de esa forma porque allí se centró precisamente la "defensa" de las invasiones inglesas en los comienzos de la historia, en compañía de su marido, el músico Ricardo Mollo. No es muy habitual verlos así, caminando entre la gente como si fueran dos anónimos hijos de vecino. Prero ahí estaban, y bien por ellos que lo hacían.
Claro, no iba a faltar alguien que los identificara. Era medio obvio que podía suceder algo semejante, y ocurrió nomás. Pero, curiosamente, no con ella, si se quiere las más mediática de los dos. El es más un artista de esos de perfil bajo. Ella también, no es que está todos los días en LAM, o en Intrusos, o en Puro Show, o en las revistas, pero tiene mucha más exposición porque también forma parte de su laburo pasar alguna vez por esos programas. Es tan inevitable como que aparezca alguien y diga "uy, mirá quien está por San Telmo".
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Una mujer, precisamente, se dio vuelta, lo vio y se hizo la pregunta que se hubiera hecho cualquiera que haya escuchado Sumo, Divididos o alguna vez haya leído de su historia con Oreiro: "¿Es Mollo, que está haciendo por acá?". Cuando se sacó la duda afirmativamente, también tiró a la miércoles los prejuicios y la vergüenza y lo encaró. Primero para saludarlo y después para pedirle una foto. El músico sonrió, y hasta parecía que estaba por acceder a posar junto a ella, pero la que saltó como una "muñeca brava" fue Oreiro que con pocas pulgas y menos diez de paciencia le dijo que no y le pidió que los dejara caminar tranquilos. ¡Qué carácter, Natalia!