Para evitar polémicas, los políticos no van al Mundial
Ni como miembros de una delegación oficial ni como hinchas, los políticos deberán conformarse con mirar el Mundial por televisión. Lejos de los problemas de dinero que argumenta una buena parte de los argentinos, la mayoría de los dirigentes consultados por LA NACION negaron rotundamente la posibilidad de asistir a Sudáfrica, aunque no descartaron un cambio de planes si el equipo de Diego Maradona accede a las instancias definitorias del torneo de fútbol.
"Sería un papelón", coincidieron para justificar su decisión de no asistir a Sudáfrica. Quieren evitar que la gente interprete como un acto de especulación electoral su paso por las canchas.
Sin demasiados flashes, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, fue el máximo representante oficial que se acercó al predio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), en Ezeiza, para desearles suerte a los jugadores. De viaje por Brasil, Cristina Kirchner sólo se comunicó por teléfono con Maradona para saludarlo. Ni despidió al equipo ni asistió al partido despedida con Canadá organizado a pedido del Gobierno.
"Cristina no es muy futbolera", alegaron desde su entorno, y aseguraron que la Presidenta no asistirá al Mundial. Sin embargo, no descartaron un cambio de planes si la Argentina llega a la final.
Acostumbrado a concurrir a eventos futbolísticos, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, sólo mirará por televisión lo que acontezca en Johannesburgo. El ex presidente de Boca ya tiene experiencia mundialista: como titular xeneize -y diputado- presenció la última Copa del Mundo, en Alemania.
Francisco de Narváez tampoco podrá vibrar al compás de Messi. "Quiere caminar la provincia", admitieron sus allegados. En plena actividad legislativa, el diputado de Unión Pro intentará seguir a la selección desde la pantalla gigante que montó en Las Cañitas.
"Cobos no va a modificar su rutina en absoluto", afirmó el vocero del vicepresidente. Aunque ante una eventual invitación, el mendocino no descarta asistir a los partidos definitorios. Mientras tanto, seguirá atentamente las noticias deportivas desde su despacho en el Senado.
"Para ver una carrera viaja a cualquier lado, pero hasta Sudáfrica no llega", afirmaron desde el entorno de Carlos Reutemann. Sin embargo, tampoco negaron la posibilidad de que el santafecino se arrepienta ante una invitación de último momento.
Eduardo Duhalde fue el único que ya reservó pasajes para alentar a la selección en los partidos contra Corea del Sur y contra Grecia. "Va a descansar. No piensa mudar su campaña a Sudáfrica", dijeron desde su entorno. Y remarcaron que el ex presidente no ostenta ningún cargo.
En la misma línea, especialistas en marketing político consultados por LA NACION coincidieron en que acompañar el sueño dirigido por Maradona conlleva más riesgos que beneficios. La condena pública a la especulación política, el costoso viaje y hasta la superstición les podría jugar en contra, dijeron.
"La gente toma el fútbol como algo propio, entonces le cae mal que los políticos se suban a un éxito deportivo", dijo Ramiro Agulla, publicista que asesora a De Narváez. "Podrían ir, pero tendrían que estar escondidos para que no los vieran", agregó, entre risas.
"Aprovecharse de un triunfo futbolístico está mal visto", afirmó Pablo Capurro, especialista en comunicación política. Y explicó que "durante los noventa ocurría todo lo contrario: la norma era subirse a los éxitos".
Su referencia no es casual: Carlos Menem fue el último presidente argentino en viajar a un Mundial (ver aparte). El riojano asistió a la derrota en el partido inaugural con Camerún en Italia 90 y alimentó su fama de "mala suerte".
"Si ve a la selección y perdemos, no va a faltar quien le eche la culpa a la Presidenta, como le pasó a Menem", apuntó Sergio Berenztein, director de la consultora Poliarquía.
"Puede dar la sensación de que no tienen nada que hacer. Pueden quedar como unos vagos", lanzó Fernando Braga Menéndez, un publicista cercano al kirchnerismo.
Este contenido no está abierto a comentarios