Por la crecida del río Neuquén, el paraje Sauzal Bonito atraviesa una dramática situación ante la falta de agua potable
La paradoja de necesitar agua, mientras se está rodeado de ella. Entre los sismos derivados del fracking y la bravura del río Neuquén, los pobladores de Sauzal Bonito no tienen tregua.
A dos días de una crecida anunciada pero un tanto subestimada, los rayos del sol matutino parecen traer cierto alivio al paraje ubicado a 135 kilómetros de Neuquén Capital, que quedó un 80 por ciento tapado por el ensanchamiento del cauce.
Tras los carteles de bienvenida al poblado, la Escuela 243 ofrece un primer pantallazo – el más leve- del desastre. Con sus puertas cerradas resiste entre el agua con un muro que alienta: “Si lo puedes soñar, lo puedes lograr”. A unos metros, el rugir de una excavadora -combinada con el andar de algunas camionetas -, contrasta con los paisajes desolados en distintos rincones del paraje, donde los árboles pelados del invierno y un imponente firmamento se refleja con cierto movimiento en los espejos amarronados. Casi un pueblo fantasma que de pronto cobra vida con el rondín de un vecino para dimensionar los daños. Va de la mano de su pequeña hija de cuatro años, mientras a lo lejos sus familiares cruzan unas palabras en las entradas de las viviendas que se salvaron por poco del pantano.
La calle principal se convirtió en el límite de la zona afectada y también en línea de comparación entre la actual tragedia y las del 2006 y 2008, que cortaron esa vía de comunicación hasta dar con la pequeña barda, bastión de las viviendas del alto.
El pedido de agua potable y leña se replica como el único entre los poco habitantes que circulan por el centro del poblado y se potencia en la voz Fernando Wircaleo, el presidente de la comisión de fomento que continúa en estado de alerta y trabajando con el Comité de Emergencia, tratando de mantener la fortaleza para animar a la comunidad que representa.
“Es muy complicado vivir lo que estamos viviendo en nuestra localidad. La necesidad que tenemos es de agua potable. El pozo filtrante que teníamos estaba a 10 metros de río y hoy en día está a 6 o 7 metros en el caudal, en el medio del cauce. Así que hasta que no baje el caudal no vamos a saber si quedó algo”, explicó en diálogo con LMNeuquén.
“Hoy estamos abasteciendo con camiones y bidones donados y comprados por el gobierno provincial. Si es por el pozo filtrante que tenemos, es probable que por 4 o 5 meses estemos sin poder regularizar el abastecimiento. No sabemos qué caudal va a dejar el río. Por el pantallazo que tenemos de la gente del EPAS sabemos que todo lo que es bomba ya se perdió porque está totalmente tapado”, lamentó.
Tras mencionar la visita del gobernador Omar Gutiérrez y el secretario de Desarrollo Territorial y Ambiente, Jorge Lara, en el inicio de la semana, el titular de la comisión de fomento señaló: “Con una empresa que mandó el gobierno y con la gente del EPAS estamos viendo si podemos hacer una nueva captación lo más rápido posible para lograr llevar agua por la red. Capaz podemos llegar cubrir el 70 por ciento de la población, todo teniendo en cuenta que no sigamos con este tema de las crecidas”. “Sabemos que en el norte sigue lloviendo y eso a nosotros nos afecta porque hace que el río siga con el mismo caudal. Estamos bastante complicados”, remarcó, para luego agradecer a la comunidad de Plaza Huincul, Cutral Co, Añelo, Aguada San Roque, Chihuido y algunas empresas que colaboraron con la provisión de agua potable.
Luego de recalcar la necesidad de ese recursos, leña y forraje para los animales, Wircaleo explicó: “Mercadería (alimentos) nunca está de más, pero la gente del pueblo no está pidiendo eso. Si fuera así, estaríamos concentrados en eso. Obviamente si alguien quiere colaborar será bienvenido”, expresó al tiempo que subrayó que es importante que las donaciones se hagan a través del Comité de Emergencia para asegurar que la distribución sea organizada y equitativa.
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Familias evacuadas y asistencia en salud
Después de señalar que el 80 por ciento del paraje está bajo el agua, Wircaleo precisó que unas 20 familias fueron evacuadas. Las mismas se trasladaron temporalmente a las viviendas de familiares, emplazadas en la zona del alto.
“Una familia armó un campamento en la barda, enfrente de su chacra y optó por quedarse ahí para estar cerca de su casa y de sus animales. Igualmente está siendo asistida”, aclaró el presidente de la comisión de fomento antes de referirse al trabajo que está realizando el Comité de Emergencia, integrado por una enfermera, policía, la directora de la Escuela Primaria 243 y representantes de Acción Social, Bomberos y Defensa Civil. “En total seremos unas 17 personas locales que estamos día y noche”, estimó.
“Hay gente que tuvo problemas de presión, personas mayores que tienen problemas de salud a las que se ha tenido que asistir y también trasladar en camionetas particulares al hospital porque se descompensaron por los nervios”, contó.
El pedido por Chihuido y la convicción de permanecer
“Es muy triste esta situación. Vos salís, gestionar, dejás a tu familia para poder conseguir cosas y ves que en dos horas se te va todo a cero”, planteó Wircaleo sin disimular la amargura.
“En diciembre voy a cumplir 4 años de gestión y habíamos acomodado un 60 por ciento la localidad con la terminación de un polideportivo, una sala de envasado -que hacía más de 12 años que estaba parada-, 50 viviendas antisísmicas que estamos realizando con la gente de Corfone; y con esto que pasó es arrancar de nuevo”, agregó.
Más allá del panorama devastador confió en la unión de su gente para salir adelante. “Levantarse anímicamente es trabajar en equipo y poder escuchar al vecino. Tenemos fe, sabemos que nos vamos a volver a levantar como lo hicimos en el 2006 y en el 2008. Muy pocas personas se han ido del pueblo después del 2006 o por los sismos. La gente se queda porque quiere al pueblo, así que se vuelve a levantar para pelearla devuelta”, remarcó antes de poner la lupa sobre la promesa postergada de la represa Chihuido I para regular el caudal y controlar las crecidas extraordinarias del Neuquén.
“Sería bueno hacerle entender o ver al gobierno que la solución para el pueblo es la obra de Chihuido. Es algo fundamental. El domingo, en dos horas, el pueblo quedó tapado en agua porque no tiene un compensador. Creo que tienen que pensar que hay un pueblo, que hay futuro, que hay chicos, que hay ganas de salir adelante, de producir. Ojalá nos puedan dar esa ayuda o acompañamiento porque hay un pueblo que no se va a mover de acá. La gente va a seguir estando acá y yo también. El día que me toque dejar la función voy a seguir viviendo en Sauzal Bonito”, aseguró el joven presidente de la comisión de fomento que nació en el paraje hace unos 35 años.