Pre-estreno de "La Cinta Blanca"
Haneke es uno de los directores mas importantes del cine europeo, es considerado el director "fetiche" del Festival de Cannes, donde obtiene por este film la Palma de Oro a la Mejor Película y el Premio FIPRESI en 2009 .
Las historias de Haneke se centran obsesivamente en el rol de la violencia y la culpabilidad en la sociedad occidental, un que por primera vez, el director austriaco se atreve a traspasar el umbral de la historia. Rodada en blanco y negro La cinta blanca es de una belleza turbadora. Haneke elige una estética donde el espacio temporal adquiere fuerza, enmarcado en los escenarios que rebosan una calma escalofriante y engañosa, intensifica la tensión del relato que produce una atmósfera inquietante y malsana.
Corre el año 1914, la guerra acaba de comenzar. No es difícil imaginar que, tras el desenlace de ésta y con la consiguiente y errónea humillación impuesta por los vencedores, esa generación de niños deshumanizados, capaces de actuar con una frialdad y metodología pasmosa, quizá formen parte más tarde de las turbas exaltadas que vitoreen al partido nacionalsocialista cuando éste llegue al poder en 1933, o simplemente lleguen a pertenecer al sistema creado por éste.
Es válido pensar que el narrador se refiere a la historia alemana del siglo XX y en particular al proceso que generó el fascismo, cuando en el comienzo sugiere que los hechos por evocarse pueden ayudar a entender lo que sucedió después. Pero probablemente Haneke apunte más allá: a todos los totalitarismos, a las condiciones sociales en que éstos germinan, a los motivos por los cuales el hombre (individual o colectivamente) puede responder a la humillación padecida con conductas antisociales o con crueldades extremas generalmente dirigidas no a sus opresores sino a seres más débiles o indefensos. Apunta, en fin, a las ambivalencias del alma humana.
La cinta blanca es una película brillante y necesaria que analiza, una vez más, los tremendos errores cometidos, recordando a la sociedad actual que no está exenta de volver a caer en ellos, en mayor o menor medida; deja un rico sedimento que incita al análisis demorado. La precisión de su elaborada puesta en escena acentúa la potencia de algunas escenas, pero no es tanto esa elegante crudeza lo que más estremece sino el terrible sobreentendido que hay detrás de la imagen bucólica que Haneke eligió para cerrar su historia.
Ciertamente, Haneke jamás nos deja indiferente. Aunque sus películas puedan llegar a herir sensibilidades, es sin duda el intelectual comprometido que Cannes y muchos seguidores admiran.
Se exhibe en Cine América este jueves a las 20.15, viernes 18.00 y sábado 17.30 en funciones de cine club, los interesados en asociarse pueden hacerlo en boletería.
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