Rafaela: Los accidentes crecen y el uso del casco disminuye
A tono con los datos que también maneja el Municipio, los números del sistema público de ambulancias arroja conocidos factores asociados a los siniestros: motos, consumos problemáticos, fines de semana, jóvenes, rangos horarios y días de la semana. Pero el contraste se genera nuevamente a la hora de medir el uso del casco.
El Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias (SIES) 107 del Nodo Rafaela continúa elaborando estadísticas en base a su labor en las calles de la ciudad y las rutas de su jurisdicción. Son datos absolutamente objetivos en función de un parámetro insoslayable: los momentos de ocurrencias de los accidentes. La transparencia y fiabilidad de la información tampoco admite cuestionamientos: los manuscritos que figuran en las planillas conforme al protocolo, utilizadas en cada actuación, luego son volcadas prolijamente por la enfermera Andrea Destéfani, una de las empleadas de planta del efector público de salud.
Luis Cevallos es el coordinador del 107 en el Nodo. Desde octubre de 2011 en conjunto con Laura Beltramo, y desde enero de 2016 en exclusividad. Recibe a Diario CASTELLANOS en la “base” del 107 ubicada en bulevar Irigoyen y además de aportar los guarismos, expresa sus puntos de vista sobre lo que sucede en las calles. Sus conclusiones, naturalmente atadas a los datos en su caso, no difieren de lo que este Diario refleja periódicamente en crónicas y editoriales. A pesar de lo que se hace, y fundamentalmente desde lo que se dice, la imprudencia humana sigue siendo un factor gravitante en relación a la producción de siniestros viales, y consecuencias graves.
“Pareciera que los pibes salen a matarse”, dice Luis Cevallos, indignado por momentos y alarmado, opinando como ciudadano, más que como funcionario público. El entrevistado valora lo actuado por el Municipio, y en general “por todas las campañas de prevención de los tres niveles del estado, pero parece que mucha gente no toma conciencia”, también reflexiona.
“Lamentablemente las cosas pasan”, concluye, rotundo. “No usan casco, se ingiere mucho alcohol y drogas, eso lleva a maniobras por lo general imprudentes y las consecuencias están a la vista”, sentencia Cevallos.
Un párrafo aparte merece el tema drogas. Problemática que según el entrevistado “atraviesa todas las capas sociales”. Lo “grave” para Luis Cevallos “es que se pierden los reflejos y precisamente el consumo hace creer o pensar a la persona que los tiene mejores, y es todo lo contrario, además, se potencia esa euforia y pensamiento de que a uno no le va a suceder nada”.
Si bien no es “medible” el consumo de estupefacientes, “es un dato que no puede consignarse en la planilla”, aduce Cevallos. “Pero nosotros le informamos verbalmente al médico cuando atendemos un paciente”, que admite haber consumido, o incluso no haciéndolo puede advertirse por algún estado de excitación psicomotriz, “es cada vez mayor”, agrega, en relación a la presencia de drogas.
En concreto
La atención del servicio 107 en los accidentes de tránsito creció cerca del 10 % en forma interanual en 2016, tomando como comparación el último año inmediato anterior, es decir, 2015. En 2016 el efector público intervino en 1.403 siniestros viales, contra los 1.289 del año anterior.
En consecuencia el promedio mensual pasó de 107 accidentes a 117. Se comprenden asimismo detalles importantes desde el punto de vista profesional, como por ejemplo el tipo de traumatismos y lesiones constatadas.
Como lo reflejan otros relevamientos de cierta elaboración compleja hasta lo que a simple vista puede percibir el común de los ciudadanos, las motos son las protagonistas en una buena mayoría de los casos tomados en forma general. Y casi una exclusividad al momento de contabilizar la gravedad de las consecuencias.
En este último punto no se ha tomado un promedio anual, sino que está discriminado en forma mensual. No obstante, hay pocas variaciones entre un mes o un año y otros. En consecuencia bien podría tomarse como resumen lo sucedido en diciembre de 2016. Por accidente entre moto y auto, se atendió el 41 % de los casos. Caída de la moto, el 21 %, colisión entre dos motos el 13 %, moto y camioneta un 6 %, entre dos autos el 3 %, auto y bicicleta un 5 % y el restante 11 % clasificado como “otros”. La sumatoria de que los vehículos de dos ruedas participaron en el 81 % de los choques.
En cuanto al uso del casco, los números que maneja el Servicio de Emergencias público vuelven a contradecir las estimaciones municipales. Mientras que en 2015 el uso del casco se verificó en el 45,83 % de los accidentados, en 2016 tuvo una merma sensible: apenas en el 31,58 % de las situaciones los motociclistas que participaron de los siniestros tenían colocados los elementos protectores.
Sobre días y horarios de ocurrencias, se trata de otro coincidente con otros guarismos oficiales. Mayoritariamente se dan entre las 18 y las 24 de los días viernes y sábados, y la franja etaria protagonista por excelencia es la que va desde los 21 a los 30 años.
Verano del 2017
En lo que va del corriente año, el único período estudiado en cifras en forma completa es el primer mes. Lo sucedido en enero de 2017 cobra importancia no solo por tener mayor proximidad en el tiempo, sino porque confirma algunas tendencias. Así, las motos fueron parte en el 69 % de los accidentes, y tan solo el 19 % de los conductores de los birrodados siniestrados llevaba puesto el casco.
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