Ridículos, críticas y diversiones de la familia Trump en las fiestas navideñas
Todo mundo tiene el derecho, por decirlo de algún modo, de hacer el ridículo con sus celebraciones de Navidad, Año Nuevo y otras festividades. El detalle es que cuando la persona en cuestión es de una notoriedad exacerbada, cualquier detalle se convierte en fuente de crítica y escarnio, a veces con justificación y a veces no. Es el caso de las peripecias navideñas de la familia del presidente estadounidense Donald Trump.
Una oleada de críticas fue lo que recibió Melania Trump, esposa del mandatario, por la foto navideña que decidió difundir en su cuenta de Twitter. En ella se le ve con un gorro rojo tipo Santa Claus y una risueña, otros dirían que vulgar, expresión facial. El mensaje fue un sencillo “#MerryChristmas”. Ciertamente no hay en esa foto la usual sonrisa ni se refleja la paz de la Nochebuena. Es una imagen un tanto provocadora, que muchos encuentran más propia de la modelo con ímpetu sexy que de la primera dama estadounidense. En todo caso, muy su gusto el haberla distribuido, y mucho el disgusto que algunos sintieron ante ella.
https://twitter.com/FLOTUS/status/945287497436803072/photo/1
Le siguen de cerca Ivanka y Tiffany Trump, hijas del presidente, con la selección que distribuyeron en las redes sociales. Tiffany Trump colocó en su cuenta de Twitter un pequeño video en el que aparece junto a su hermana, ambas con ropa muy escotada (Tiffany parece llevar un bikini), enviando una especie de besos un tanto forzado mientras suena una música de tono acidulado y sobre Tiffany aparece una suerte de halo de ángel.
Ciertamente no es el más logrado de los mensajes de albricias navideñas, pero sí fue motivo de una intensa polémica en redes sociales. Unos consideraron el video revulsivo, otros criticaron que los que no pueden soportar la riqueza y belleza de las hermanas Trump, otros se remontaron a la hipótesis de qué habría pasado si las hijas de Barack Obama se hubiesen exhibido de esa manera y otros, que los hay, encontraron simplemente aburrido el video y su controversia.
La cosa no acaba allí. Algunos empecinados encontraron falla en una fotografía de Jared Kushner, esposo de Ivanka, en la que se le ve pescando con uno de sus hijos. En el fondo, lejos de su bote, se ven dos banderas, una de Estados Unidos y otra confederada. La visión de la última insignia, que además de identificar a las fuerzas confederadas durante la Guerra Civil es símbolo de esclavitud y segregación, causó revuelo.
Al parecer la presencia en el fondo de la bandera confederada fue un hecho meramente fortuito, y por ello parecería excesivo criticar a Kushner por algo sobre lo que él es ajeno. Otros señalan que sorprende que conociendo la connotación de esa bandera aún así se haya decidido divulgar la imagen (que apareció en el Twitter de Ivanka). Tras eventos notorios como la reunión de supremacistas blancos y neonazis en Virginia, que el presidente Trump tardó mucho en condenar y ante la cual tuvo una actitud ambivalente, se ha dicho que personajes públicos (Kushner es, finalmente, funcionario de la Casa Blanca) deberían tener extremo cuidado en no asociarse a iconos ofensivos o punzantes. Es de suponer que en ello se basa el rechazo a la citada foto de Kushner, incluso en la suposición de que quiso salir con esa bandera en el fondo, aunque otros ven esa interpretación como una exageración prejuiciada.
El propio Donald Trump no se quedó atrás y apareció, junto a su esposa Melania en una foto curiosa que se publicó en la cuenta de Instagram de la primera dama. En ella se les ve a ambos al teléfono, bajo un gran árbol de Navidad. Pero no atendían cruciales asuntos de estado sino que hablaban con niños sobre la ubicación de Santa Claus en el marco del famoso programa navideño de “rastreo” de ese rechoncho y barbado personaje.
Al margen de lo que los niños al otro lado del teléfono piensen sobre que los Trump les hablen de la ubicación de Santa Claus, habría quien criticará que el presidente dedique tiempo a esos asuntos cuando el país y el mundo tienen tantos problemas acuciantes. Otros dirán que, a fin de cuentas, hay espacio para todo y que muchos otros presidentes no han sido precisamente marmóreas figuras exentas de deslices.
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